Las emociones en la tercera edad: un apunte

Mi amiga Kenia Navarro me ha pedido algo sobre emociones en la tercera edad y he descubierto una laguna importante de este blog: no hay nada escrito sobre ese tema en el blog. Ciertamente nos hemos centrado en la etapa educativa, pero no deja de ser importante. Yo desde luego no tengo experiencia salvo la personal en el tema, pero me voy a atrever a hacer un apunte esperando que si alguien me lee y es especialista y tiene experiencia en el tema se anime a colabora conmigo en el blog.

Primera idea: es una época en la que la inseguridad va creciendo, esto hace que la 14719154_spersona vaya progresivamente viendo crecer el miedo (como emoción básica): a la pérdida de salud, a la pérdida de habilidades, a la seguridad con que antes hacía las cosas, etc. Con el dinero, en vez de funcionar, como podría pensarse, teniendo en cuenta, objetivamente de sus posibilidades y, por ejemplo, en un caso en que una persona tenga un buen patrimonio y una buena pensión, y cualquier observador externos juzgaría que tiene de sobra y que gaste para vivir bien, el anciano no, se hace conservador, si no lo justifica para sí mismo lo hace “para garantizar el futuro de los hijos”, en resumen, no quiere gastar aunque pueda. Su sentimiento le hace juzgar desde su vida (ese es el papel de las emociones) y en su vida ha crecido el miedo, la preocupación, la inseguridad, ha perdido facultades y siente que no domina la situación y el futuro como antes.

Segundo. Esta emoción de miedo primaria se puede mostrar al exterior por un enfado secundario: no se muestra tanto la debilidad, se muestra un enfado, que también podría tener sus propias raíces porque se pierde la salud, el estatus, el poder de decisión…

Tercera emoción: la tristeza. La tristeza detecta la pérdida de vínculos y reconstruye el mundo emocional. En el caso de una persona anciana lo habitual es que haya ido sufriendo pérdidas, tanto de personas como de situaciones o cosas: una casa, el trabajo, etc., y cada vez le cuesta más reconstruirse y la tristeza se le instala, deja de ser gestionada, de cumplir su función de reconstrucción.

Cuarto elemento la sorpresa. La capacidad de sorpresa marca la edad emocional. Para un anciano, resulta difícil mantenerse abierto al mundo, a la novedad, a los modos siempre cambiantes en que se presenta la cultura, los modos de relación la técnica, surge la tentación de cerrar la puerta a la novedad, de vivir en el mundo que vivimos y ya no está. No digo nada si además hay dificultades de oído o de la vista, o tiembla el pulso para escribir, o hay que comunicarse por ordenadores o artilugios que resultan extraños y se ven ya como una barrera. Barrera que aísla.

Quinto elemento que se me ocurre y que me parece que también debe estar presente, sería la historia personal de elaboración emocional que haya tenido. A lo largo de su vida se habrá ido forjando su gestión de las emociones de un cierto modo, ahora parece tarde para cambiar y gestionar de otro modo, se hace más difícil el cambio y se prefiere la pérdida.

Recopilando me da la impresión de que sale un cuadro negativo: una época de pérdida progresiva y la paralela dificultad de vivirla desde el mundo emocional. Seguramente hay un enfoque mejor que este que me ha salido así rápido, porque actualmente la jubilación puede ser una época estupenda y donde se hagan cosas que no se han  hecho nunca y se mantiene una capacidad para vivir grande. Yo lo enfocaría desde aquí… pero entonces si habría que acudir a quienes hayan realizado este trabajo desde lo emocional. Es un bonito trabajo.

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3 comentarios en “Las emociones en la tercera edad: un apunte

  1. Si bien es cierto en apariencia todo lo que dices, puntualizar que no son cosas tan solo de la tercera edad. Hay muchas personas, en mi humilde opinión, de 32, 36, 40 y 44 años que se sienten de la misma manera por su experiencia vital.
    El enfado con el mundo, la inseguridad y el miedo es producto de su propia experiencia en la vida y de las circunstancias que le han rodeado y continúan rodeándole, luego estas circunstancias que describes, no son solo aplicables a la tercera edad.
    Yo creo que las emociones en la tercera edad, apuntan mas bien a dejar de creer en lo que nos decían cuando éramos pequeños y adolescentes sobre el amor de tu vida, que todos tenemos nuestra media naranja, que si luchas consigues tus propósitos y que la clave del éxito está en ser una persona honrada, humilde y formada y tantas cosas mas que con el tiempo acabas descubriendo que son falsas.
    Llega un momento en la vida en la que te das cuenta de que gente sinvergüenza, sin ética ni moral, se ha estado aprovechando de tu buena fe y de los que han pensado como tu, por culpa de lo que te han intentado inculcar tus padres con todo el esfuerzo posible y eso es lo que verdaderamente nos enfada frente a la sociedad.
    Las emociones en la tercera edad, consisten básicamente en la necesidad de encontrar personas afines a tu experiencia y que sean cien por cien sinceras, (Cada vez mas difícil), y en darse cuenta cada día al interrelacionarnos con los demás que nos juzgan por los rasgos faciales, por nuestras debilidades, por nuestros defectos… sin interesarles una puñetera leche, (por decirlo suave), lo que realmente nos preocupa a las personas con experiencia en la vida, por que tenéis vuestras propias ideas desde vuestro ímpetu de juventud que todos tenemos a vuestra edad.
    Total, que la emoción de descubrir que tienes posibilidades en la vida de ser feliz, por lo que te cuentan, acaba siendo un absoluto fracaso hasta el punto de darte cuenta de que todo ha sido una mentira.
    Con la muerte de seres queridos, al final descubres que en realidad, te verás con suerte los últimos días de tu vida tapadito con una sábana del hospital, con un gotero y una cuña, con las personas a las que mas quieres a tu alrededor despidiéndose y no te queda mas remedio que acordarte de las cosas buenas antes de irte. De lo que has intentado hacer en bien para colaborar en tu existencia y que solo te has podido dar cuenta de ello en los últimos años de tu vida.
    De ahí la tristeza, el enfado con el mundo, la inseguridad, el miedo a no haberlo sabido entender a tiempo y todo lo que mencionas en tu apunte.
    Siento mucho ser tan triste y negativo en mi opinión, pero ya que se invita a participar, participo con una opinión personal, para nada absoluta.
    Un saludo.

  2. Hola, me gustó lo que escribiste, hay mucho de razón, la actitud es lo que cuenta y el no dejarse, ser capaz de abocarse a hacer cosas nuevas, a aprender, a salir a la vida, a mirarla con otros ojos, a sonreirle, a descubrir de nuevo el sorprendernos de nuestra propia sorpresa ya que afuera hay un mundo que nos espera………un abrazo

    • Sería muy bueno que las palabras en tu respuesta hacia mi comentario, fueran transmitidas a nuestros ancianos. Que tanto lo necesitan. ;o)
      Un saludo y gracias por tu blog-web

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