Coral López y Carmen Valls. Coaching educativo.

Coral López Pérez y Carmen Valls Ballesteros. “Coaching educativo. Las emociones al servicio del aprendizaje”. Biblioteca de innovación educativa. Editorial SM.

Entrada escrita por Nuria Pérez Galán, profesora de secundaria.

En este libro, se presenta un modelo educativo, utilizando no sólo las Coachingherramientas del coaching, sino también del aprendizaje cooperativo y el aprendizaje experiencial.

Define el coaching como “una forma de acompañamiento que tiene por objetivo el aprendizaje, desarrollo y crecimiento de individuos o grupos de una forma personalizada”. Lo importante es que añaden que es la parte emocional o relacional la que potencia o limita el cambio.

Las autoras, desde un enfoque del coaching que se nutre fundamentalmente de corrientes sistémicas y psicodinámicas y del mundo de management, hacen referencia a lo largo de todo el libro a la importancia de las emociones en los procesos de aprendizaje y de cómo sólo si hay una adecuada gestión emocional es posible el cambio en los alumnos. Y proponen un cambio en las actitudes y herramientas no sólo de los profesores, sino también de los directores y equipos directivos de los centros para poder trabajar esto en los claustros, las aulas, con las familias y con los alumnos.

Para ello proponen un proceso de coaching experiencial que consta de 7 pasos:

  1. Definición del contrato. Establecimiento de límites, roles, reglas, expectativas… Lo sistematizan en la regla 3T+2R (tiempos, asignación de tareas, demarcación de territorios, distribución de roles y preservación de las reglas).
  2. Construcción de la relación. Aquí proponen el cambio del papel de profesor al de docente-coach, en el cual el profesor no es el experto, sino un facilitador del aprendizaje.
  3. Experiencia concreta. Abrir espacios en los que validar la experiencia del otro.
  4. Observación reflexiva del dilema o reto. En esta fase es en la que se generan posibles opciones y los obstáculos que encontramos para conseguir la meta.
  5. Generación de nuevo pensamiento. Se trata de generar nuevas creencias a partir de las fases anteriores.
  6. Integración de nuevos comportamientos. Planificación de una experimentación activa en la vida real a partir de los nuevos pensamientos generados.
  7. Cierre. Revisión del aprendizaje y de las sensaciones que se han producido en cada fase.

Aplicando este proceso en las aulas, se destaca la importancia del principio de curso para definir la tarea primaria del grupo, la misión y los valores dentro del aula, los derechos, deberes, normas, acuerdos, compromisos, reglas y procedimientos que van a imperar durante el curso, establecer un contrato psicológico en el que los alumnos recojan las expectativas que tienen del profesor y a la inversa y plantear los objetivos concretos que se plantean.

El cambio fundamental que propone este libro es sin duda el cambio de rol del profesor en el aula. Se trata de transformarse en un docente-coach, que tiene una serie de características, que a modo de las tres actitudes rogerianas, pretenden conseguir que la relación con los alumnos les permita ser como un catalizador del proceso de aprendizaje. Estas actitudes son:

  • No saber. El profesor no es la fuente de conocimiento. Son los alumnos quienes generan el aprendizaje.
  • Aprender a escuchar.
  • No juzgar.
  • Recoger la emoción. Dar espacio a las emociones, para poder nombrarlas, normalizarlas y poder pensar en ellas.
  • No reaccionar. Dejar un espacio para la reflexión entre la emoción y la acción.
  • Re-encuadrar. Generar nuevas perspectivas y con ello nuevas posibilidades.

Recogiendo todo lo anterior y basándose ya más en el aprendizaje cooperativo y experiencial que en el coaching, las autoras proponen un modelo didáctico y metodológico que llaman eCed (emocional, cooperativo, experiencial y dinámico). En él nos presentan un trabajo por rincones de aprendizaje en el que hay seis espacios que hay que recorrer en algún momento del proceso (motiva, enfoca, digiere, recuerda, critica, experimenta).

En los últimos capítulos del libro dedican un espacio para hablar de cómo conseguir un ambiente positivo en el aula para facilitar el aprendizaje, el trabajo de procesos de coaching grupal, la resolución de conflictos y el trabajo con las familias.

Finalmente hay un anexo en el que se presentan diferentes fichas que se pueden utilizar en el aula como herramientas para aplicar la metodología que se ha presentado. También a lo largo del libro propone dinámicas concretas que se pueden aplicar con los alumnos.

Opinión: Este libro presenta una aplicación del coaching a la escuela, fundamentalmente en el papel del profesor que se transforma en docente-coach. Tal vez queda un poco más difusa su aplicación en los procesos que propone, ya que parece que se da poca importancia a definir bien las metas individuales y grupales de los alumnos y a reflexionar sobre las opciones y obstáculos que se encuentran para conseguirlas (fundamental todo ello en los procesos de coaching). En cualquier caso, lo que destaca y desde mi punto de vista es especialmente importante es que propone la introducción del aspecto emocional en las aulas, generar espacios para que los alumnos puedan nombrar y reflexionar acerca de sus emociones, sin juzgarlas. Aunque la metodología pueda ser más o menos cuestionable, lo que está claro es que puede ser un buen libro para motivar a los profesores para el cambio, que ha de empezar por ellos mismos, para conseguir que sus alumnos consigan aprendizajes significativos, ayudándoles a gestionar sus emociones y haciendo de sus aulas lugares privilegiados para una educación integral. También ofrece herramientas muy concretas que se pueden utilizar en el aula.

Desde el punto de vista del coaching emocional se echa de menos una tipología emocional y la conexión central para convertir las emociones en guía de conducta: la conexión entre emoción y la necesidad de cada persona. También el libro deberá ser completado con las herramientas adecuadas para la gestión emocional. Aunque todo esto quizá ya es demasiado para un solo libro que tiene el mérito fundamental de apuntar en el camino correcto: el de un profesor en un docente-coach e indicar las vías para ello.

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Los programas USA de Educación Emocional: ¿qué se busca?

Existe una guía, CASEL GUIDE 2013, elaborada con el apoyo por dos fundaciones, que 6125023_srealiza anualmente un estudio de los programas de educación emocional vigentes en las escuelas USA. Para todos los centros que quieran implementar un Programa de Educación Emocional contiene indicaciones valiosas sobre las condiciones que deben cumplir esos programas.

Por ejemplo en el modo en que el programa es implementado la guía indica 3 requisitos:

  1. Que la Educación emocional llegue al aula
  2. Que el Programa de Educación Emocional se halle integrado en la programación curricular de aula
  1. Que contenga los modos prácticos para que los docentes adquieran Competencia Emocional práctica.

El objetivo del programa es el promover  las competencias emocionales en los alumnos. Utiliza para ello el desarrollo de competencias realizado por Salovey y Mayer, que divide estas en cinco áreas, a las que añade una insistencia en el cambio en las actitudes y creencias:

1) promover en los estudiantes:

–      Autoconocimiento emocional,

–      Autogestión emocional,

–      Conciencia social,

–      Gestión de las relaciones,

–      Y habilidades para una toma de decisiones responsable;

(2) Mejorar las actitudes y creencias de los estudiantes sobre si mismos, los demás y la escuela.

Sin embargo querría hacer el énfasis en qué resultados indica la Guía como indicativos de un buen Programa de Educación Emocional. Resultados no son exactamente objetivos, se trata de aquellos indicadores que mejoran con el programa, aunque no formen parte de modo directo de los contenidos de este. Según la Guía esos resultados son:

  1. Conducta social positiva
  2. Disminución de los problemas de conducta
  3. Menor nivel de conflicto emocional
  1. Éxito académico

La primera observación, idea en la que ISIE coincide plenamente, es que el programa no va dirigido sencillamente a incrementar el éxito académico, aunque se constate efectivamente una mejora en este. Esto quiere decir que la Educación Emocional no es sencillamente una herramienta que se emplea como instrumento para mejora lo que sería en realidad, de un modo reductivo, la finalidad de la escuela: el éxito académico. No es así, la Educación Emocional responde a una idea mucho más amplia, en realidad una idea global de lo que es el ser humano y este evidentemente no se puede resumir en su éxito académico.

La segunda observación es que la guía hace una definición en negativo de esos resultados. Esto proviene de que muchos de esos programas se han desarrollado en USA para lidiar precisamente con problemas de conflictos de relaciones, incluyendo violencia, en la escuela, carencias de inserción social, etc. Sin embargo a mí me parecería más oportuna una definición en positivo de esos resultados. Como por ejemplo, sin tratar de ser exhaustivo,: mejora de las relaciones, de la capacidad de trabajo en equipo, de la integración con los iguales y con la sociedad, mejora de las capacidades de comunicación y de expresión de las propias opiniones y sentimientos, incremento de la autoestima, respeto por los demás, etc. Esto para los alumnos y para los profesores: herramientas eficaces para una educación inclusiva, mejora del manejo de las situaciones de aula, y de la relación individual, énfasis en el bienestar del profesor como elemento clave, etc.

Desde nuestro punto de vista, sin perder la idea central de que el alumno es el objetivo central de la educación, hace falta un mayor énfasis en el profesor como instrumento clave para ese objetivo. Para la Educación Emocional, tal como la practica ISIE, el profesor es el principal instrumento y por ello pone un énfasis especial en cuidar ese instrumento y su bienestar.

Estilo manipulador de relación profesor- alumno. «Te mando que hagas esto por tu bien»

Resumen: El modo de actuar es meter a quien obedece en una tarea que no ha decidido, convenciéndole de que es lo bueno para él. Este estilo se llama también paternalista. La tarea es lo que importa y no la persona. La ejecución de la tarea dura mientras dura la ilusión de que se es importante para quien manda. Cuando se descubre la manipulación la emoción es rechazo. Si no respeta la libertad, se podría llegar a pensar que todo el sistema educativo es una gran máquina manipuladora que lleva a los alumnos donde ha decidido, sin contar con los alumnos. El profesor no puede decidir cómo va a ser la libertad de sus alumnos. Si perciben el sistema y/o a profesores concretos como manipuladores, su rechazo va a surgir de modo natural.

Primero la referencia a la entrada sobre los estilos de relación: http://wp.me/p2KddV-2A la sugerencia de leer también, para tener una visión completa, las entradas de cada uno de demás estilos de relación.

Quien habla lo hace con su decisión tomada, y se orienta hacia la persona de quien le escucha, normalmente pensando que lo hace por su bien. El modo de actuar es meter a quien obedece en una tarea que no ha decidido, convenciéndole de que es lo bueno para él. Este estilo se llama también paternalista, porque es muy utilizado por los padres cuando buscan el bien del hij@, pero sin que el hij@ decida.

La persona que recibe la orden percibe que es importante, porque recibe atención por parte de quien manda. Sin embargo, cuando descubre que la atención está en función de cumplir la tarea, es decir que la tarea es lo que importa y no su persona, su decepción va a ser grande y el rechazo hacia quien manda también.

Es decir, en el estilo manipulador la ejecución de la tarea dura mientras dura la ilusión en la persona que obedece, de que es importante para quien manda. Cuando se descubre la manipulación normalmente la obediencia cesa.

Las emociones o el estilo emocional en quien está bajo un estilo manipulador es sumisión, que se mueve en la familia del miedo. Cuando descubre la manipulación la emoción es rechazo, de la familia del asco y cuya función es excluir a esa persona, en este caso el manipulador, de la propia vida.

Parece que estoy hablando de un estilo raro, pero la realidad es que lo utilizamos con frecuencia y en la educación se hacen más cosas de las que parece para el alumno, pero sin el alumno. Es más, se podría llegar a pensar que todo el sistema educativo es una gran máquina manipuladora que lleva a los alumnos donde ha decidido, sin contar con los alumnos. Esta es una reflexión importante, que introduce en la educación la finalidad de respetar la libertad de los alumnos. Crear alumnos libres debe ser una de las finalidades del sistema y desde luego eso pasa porque las decisiones sobre los alumnos se tomen contando con ellos en toda la medida, que es mucha, en que esto es posible en cada etapa. La minoría de edad de los alumnos no implica que no tienen libertad, sino que su libertad está creciendo. El punto importante es que la persona debe poder decidir cómo es su libertad y no verse sometido a la voluntad del profesor.

El profesor no puede decidir cómo va a ser la libertad de sus alumnos. Me parece que la realidad es que, siendo más o menos consciente, se decide por los alumnos lo que a estos les corresponde como personas, desde lo más pequeño, a lo grande. Esto es a mi entender el punto más delicado del ser profesor, pues necesariamente se convierte en figura significativa para sus alumnos. Esta es su responsabilidad. Su peso en sus alumnos es determinante y no puede eludir hacerse consciente.

La reflexión sobre el rechazo de los alumnos al sistema educativo debería hacerse incluyendo la reflexión sobre el estilo que se está utilizando con ellos. Si perciben el sistema y/o a profesores concretos como manipuladores, su rechazo va a surgir de modo natural y a mi entender sano.

Desde este punto de vista la elección de estilo de relación es clave para facilitar entornos de crecimiento o de sumisión. El estilo de la relación profesor-alumno es una de las aportaciones más importantes de la educación emocional a la educación a secas, haciendo consciente, enseñando a actuar y proporcionando herramientas al profesor para establecer relaciones saludables con sus alumnos.