Dentro de este grupo de entradas sobre la educación emocional y los niños hay algo que es importante: el lenguaje está conectado a la realidad, las promesas con la acción. Promesa en su primera acepción en el diccionario RAE significa: “Expresión de la voluntad de dar a alguien o hacer por él algo”. Luego la promesa liga el lenguaje y la acción. Es tremendamente negativo para un niño, sea un hijo o sea un alumno, que una figura significativa para él no cumpla lo que le promete.
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La desconfianza en el alumno
De nuevo he vuelto a encontrarme con una situación extraña dentro de las relaciones que se producen en el contexto de la educación. Un alumno de diecisiete años sufrió hace casi dos años una fortísima lesión de tobillo con rotura de tibia y peroné. Al cabo de dos años y varias operaciones, el profesor de educación física, que no ha variado en todo este tiempo, le pide que le traiga un informe del médico con lo que puede y no puede hacer.
El estrés desde el punto de vista emocional
El proceso del estrés tiene mucho que ver con las emociones, en realidad es la respuesta de nuestro sistema emocional a una situación de carga percibida como constante y de la que persona no puede librarse.
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Relación profesor – alumno: desde la autoridad a la confianza
Entrada escrita por Kelly Berthany Calle Niño, docente, Perú
Dentro de la preocupación actualmente presente en cualquier parte del mundo por poder brindar una educación de calidad que permita el desarrollo pleno del estudiante, quiero aportar a la discusión sobre la autoridad un elemento que en mi opinión y experiencia es sumamente relevante: considerar cómo se desarrollan los procesos dentro del aula, sobre todo cómo es la relación profesor – alumno.
Escucha global
Resumen: La escucha activa tiene siempre algo de superación de los propios límites, por ello no es sencillamente una técnica, necesita una actitud de apertura a lo nuevo, a lo desconocido a lo que excede nuestra experiencia personal. Por esto le llamo escucha global.
En los últimos años cuando veo entradas sobre escucha activa me da la impresión de que cada vez más se reduce a una técnica. Yo no pienso que no tenga aspectos de técnica, ya que tengo netamente claro que la escucha activa es algo que se puede aprender y son precisamente esos aspectos de técnica los que se pueden aprender. Pero me importa también mucho que se entienda que no se puede reducir a una técnica, sino que la escucha tiene siempre un aspecto global de la percepción humana. Tiene siempre algo de ir más de los propios límites de percepción, tiene algo de sentirse parte de algo más grande. Tiene algo de confianza porque formo parte de algo más grande y puedo escucharlo y escucharlo, eso más grande. La escucha necesita una actitud de apertura a lo nuevo, a lo desconocido, a lo que excede nuestra experiencia personal.
Por ello quiero hacer esta entrada con un texto de Krishnamurti sobre la escucha, que apunta directamente a esa superación de los propios límites que es siempre la escucha, que es siempre tratar de acceder a otra persona, a su intimidad a su modo de entender la vida.
El texto es el siguiente:
«Así que, por favor, aprendan el arte de escuchar, no solamente a quien les habla, sino a la esposa, al marido, a sus hijos, escuchen los pájaros, el viento, la brisa, de modo tal que se vuelvan extraordinariamente sensibles en el escuchar. Cuando uno escucha, capta las cosas rápidamente, no necesita un montón de explicaciones, descripciones y análisis; uno fluye junto con el otro. Nosotros estamos departiendo como dos amigos que están tranquilamente sentados en un parque, o en un bosque; cantan los pájaros, hay mucha luz que llega por entre las hojas y se proyecta sobre el suelo. Existe un sentimiento de aprecio por la belleza. Cuando uno escucha así, ocurre el milagro. Escuchar de este modo es como plantar una semilla. Si la semilla es vital, fuerte, sana, y el terreno ha sido adecuadamente preparado, es inevitable que la semilla germine. Por lo tanto, uno ha de aprender el arte de escuchar. Si escuchan con sumo cuidado, captan muy rápidamente el significado de lo que el otro está diciendo». (Krishnamurti, La Mente que no mide, © KFT 1984).
Escucha activa
Resumen: Escuchar es querer comprender el mundo de la otra persona. Necesita que nos centremos en el otro y acallemos nuestras voces internas. Escuchar significa respetar y confiar en el otro y en sus capacidades.
¿Qué es la escucha activa? Escuchar significa mucho más que oír. Significa poner atención para oír. Significa, sobre todo, querer comprender, teniendo en cuenta que hay un mundo más grande detrás de las palabras, y tomar estas según el significado que tienen para las personas que las pronuncian. Escuchar es querer comprender el mundo de la otra persona, el marco donde se expresa.
Por tanto para quien quiere de verdad escuchar, escuchar es centrarse en el otro. Esto supone hacer callar el conjunto de voces que murmuran dentro de nosotros, es buscar hacer el silencio dentro de nosotros. Si tenemos mucho ruido interno, estamos agitados emocionalmente o nerviosos, o con prisa, o queremos resolver rápidamente, no vamos a ser capaces de escuchar. Si lo que alguien nos dice conecta con algo nuestro, naturalmente vamos a ir a nuestro recuerdo, y al final nuestra experiencia es diferente de la de quien está hablando con nosotros, y no se sentirá escuchado, porque estamos en nuestro mundo y no en el suyo.
Desde hace tiempo utilizo un texto para explicar qué significa escuchar, eso que se denomina escucha activa. Quiero traerlo aquí porque además de escucha activa deja en evidencia cuál es el tipo de relación que requiere la educación emocional. Uno efectos más evidentes de la educación emocional es precisamente cambiar el tipo de relación que se establece entre profesor y alumno, esto se trasluce en el texto de un modo bastante evidente. Es decir el texto habla de escucha activa en directo, pero detrás de esta y necesario para realmente escuchar está el respeto por la otra persona, la confianza en que es capaz y responsable de su vida, etc., actitudes todas necesarias para poder realizar eso que se denomina educación emocional.
Este es el texto:
«Cuando te pido que me escuches y tu empiezas a darme consejos, no has hecho lo que te he pedido. Cuando te pido que me escuches, y tú empiezas a decirme por qué no tendría que sentirme así, no respetas mis sentimientos. Cuando te pido que me escuches, y tú sientes el deber de hacer algo para resolver mi problema, no respondes a mis necesidades. ¡Escúchame! Todo lo que te pido es que me escuches, no que hables ni que hagas. Solo que me escuches. Aconsejar es fácil. Pero yo no soy un incapaz. Quizá esté desanimado o en dificultad, pero yo no soy un inútil. Cuando tú haces por mí lo que yo mismo podría hacer y no necesito, no haces más que contribuir a mi inseguridad. Pero cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece, aunque sea irracional, entonces no tengo que intentar hacértelo entender, sino empezar a descubrir lo que hay dentro de mí». (O’Donnell, R., La escucha, en Pangrazzi, A [ed], El mosaico de la misericordia, Sal Terrae, Santander, 1989, p. 43).
La (buena) educación y los salvajes
Resumen: Una diferencia significativa entre la educación entre Finlandia y España se encuentra en la educación de los alumnos. Para un profesor en Finlandia están educados y en España son unos «salvajes». El problema para mí no está en los alumnos, sino en el concepto que el profesor tiene de ellos. Vive a sus alumnos como si cada mañana se trasladase a la selva, a un mundo de precariedad y supervivencia. Es necesario recuperar la «consideración positiva incondicional» que Carl Rogers sitúa como una de las 3 condiciones necesarias para que una relación sea sana y constructiva. (Las otras 2 son empatía y autenticidad). Sin ella, el profesor o maestro se va a limitar a impartir sus clases y a mantener las normas, la disciplina.

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Entre los comentarios que he leído a propósito del programa de la Sexta sobre la educación en Finlandia aparece el de un profesor que se había fijado que los alumno finlandeses estaban muy bien educados y eso se advertía, por ejemplo, en el orden con que colgaban los abrigos al llegar a clase, en el modo de comportarse en el comedor, en el patio, etc.
Para este profesor una diferencia significativa entre la educación entre Finlandia y España se encuentra en la educación de los alumnos. En Finlandia están educados y en España son unos «salvajes» (término literal).
Desde que leí estos comentarios, el tema no ha dejado de darme vueltas en la cabeza. Me parece central, muy importante. Lo que pasa es que el problema para mí no está en los alumnos, sino en el concepto que el profesor tiene de ellos. Me explico.
Para este profesor, en lo que entiendo, unos son educados, traduzco civilizados y otros son salvajes. Es decir, vive a sus alumnos como si cada mañana se

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trasladase a la selva, a un mundo de precariedad y supervivencia, donde no h
ay normas de convivencia. En la selva el objetivo es sobrevivir, en la civilización caben muchos objetivos. Finlandia está en la civilización (de la educación), España en la selva.
¿Qué veo? Veo que mientras no haya una visión positiva de los alumnos, es muy difícil cualquier objetivo con ellos. La idea del profesor de estar entre salvajes, va a convertirse en realidad, en una profecía auto-cumplida. Un efecto Pigmalión.
Es necesario recuperar la «consideración positiva incondicional» que Carl Rogers sitúa como una de las 3 condiciones necesarias para que una relación sea sana y constructiva. (Las otras 2 son empatía y autenticidad). Sin consideración positiva de los alumnos no hay educación posible, solo información.

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Dejo lo que es consideración positiva para otra (u otras) entradas. Ahora solo termino diciendo que, sin ella, el profesor o maestro se va a limitar a impartir sus clases y a mantener las normas, la disciplina. Es decir se va a ver como un controlador de normas (¿qué otra cosa se puede hacer con unos salvajes, salvo intentar que cumplan algunas normas de convivencia?), normas en las que debe insistir todos los días y sentirse frustrado porque los «salvajes» las incumplen sistemáticamente.
Estilo democrático de relación profesor- alumno. «¿Cómo harías tu esto?»
Resumen: se solicita y acepta la voluntad del alumno en la decisión. La actitud que genera en el alumno es de implicación y responsabilidad. Precisa de un acercamiento al mundo del alumno, a través de un desarrollo de la empatía del profesor. La formación de la decisión es más lenta y complicada y necesita un diálogo real y una escucha. Una vez instaurado el estilo su eficacia es grande. Las emociones presentes se refieren todas al ámbito de la alegría, entusiasmo, ilusión, motivación.
Primero una referencia a la entrada sobre los estilos de relación: http://wp.me/p2KddV-2A e indicar leer también los 4 estilos.
El estilo democrático se basa en que se solicita y acepta la voluntad del alumno en la decisión de lo que se quiere hacer con el objeto o tarea. Ya no es: «¡Trae la silla!», sino «¿Traemos la silla?». La decisión de hacer algo se conforma con la participación de todos los que intervienen, profesor incluido.
La actitud que genera en el alumno es de implicación y responsabilidad en la tarea que se decide, ¡ojo!, siempre que se haya escuchado realmente la voluntad del alumno. La motivación es la de logro o ejercicio de la propia libertad y la satisfacción por la tarea conseguida es grande y genera nueva motivación a realizar más tareas, que son consideradas como propias. Se genera compromiso.
Para el profesor que realmente escucha a sus alumnos, significa un conocimiento real de los intereses de sus alumnos y precisa de un acercamiento a su mundo, a través de un desarrollo de la empatía. También debe aprender a exponer lo que quiere y a poner sus límites, pero no porque son límites, sino porque son suyos (del profesor), es decir indican que el profesor es una persona real que interviene en el diálogo con los alumnos.
La formación de la decisión es más lenta y complicada y necesita un diálogo real y una escucha de las diversas posiciones. Se necesita también un aprendizaje al diálogo y a la escucha, de tal modo que un grupo en el que se ha utilizado habitualmente el estilo autoritario en la toma de decisiones no pasa sin más al democrático, porque hay que vencer desconfianzas, es decir crear un clima de seguridad que permita la expresión real de la propia opinión. Esta es la principal función del profesor en este tipo de estilo.
Sin embargo, una vez instaurado el estilo su eficacia es grande porque todos los implicados participan en la tarea y la asumen como propia.
Las emociones presentes se refieren todas al ámbito de la alegría, entusiasmo, ilusión, motivación. El enemigo al acecho es la desconfianza que genera inseguridad, emociones que se mueven en el ámbito del miedo. La comprobación de que la escucha no fuese real, de que al final las decisiones se toman realmente fuera del grupo o no por la persona implicada, genera una pérdida de confianza difícil de subsanar. También enfado, al ver que el propio terreno, ya conseguido, no es respetado.