El miedo es una emoción relacionada con tu seguridad. La aparición del miedo es una señal emocional de peligro a la vista. Para Abraham Maslow, la seguridad es el segundo nivel de su famosa pirámide de las necesidades y su contenido es: Seguridad física, de empleo, de recursos, moral, familiar, de salud, de propiedad privada. Nuestro sueldo, el empleo, los recursos económicos que tenemos, lo que tenemos en propiedad, nuestra salud. Tu miedo de atrás custodia el conjunto, no de lo que eres, pero si de lo que tienes.
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Guía sencilla para la gestión del enfado y la mediación de conflictos en el entorno escolar
Guía sobre Inteligencia Emocional para la familia
Desde hace ya bastante tiempo tengo una guía de la comunidad de Madrid que se llama: Inteligencia Emocional: el secreto para una familia feliz. Hoy la he leído y me ha gustado mucho y por eso quiero hacerle esta entrada. Me parece que dentro de su brevedad (70 pequeñas páginas) condensa mucho de lo que la IE influye en una familia y abre caminos de forma muy práctica, clara y profunda para introducirla en la familia.
La autora es Cristina Muñiz Alustiza del Centro de Humanización de la Salud. Se trata de un encargo de la Dirección General de la Familia de la Comunidad de Madrid.
¡La emoción está en el cuerpo!!!
¿Dónde sentimos la emoción? Esto tiene una clara respuesta: la emoción está en el cuerpo, se siente en sensaciones en lugares concretos del cuerpo, por ejemplo el miedo en el bajo vientre, de ahí la expresión «cagarse de miedo» algo que es literal. En las películas se recoge a la persona que se hace pis de miedo por ejemplo cuando le va a torturar la mafia. La emoción de miedo intensa actuando en el cuerpo produce la incapacidad de controlar esfínteres.
Hay muchas otras expresiones, coloquiales o de la literatura, que reflejan esta realidad de que la emoción está en el cuerpo, se localiza en el cuerpo, ejemplo son; «tengo el corazón en un puño», «puedo respirar a pleno pulmón» y montones de ellas, seguro que tú puedes poner una cuantas más.
Además hay referencia a las sensaciones que configuran la emoción, porque en realidad no sentimos una emoción, sentimos una serie de sensaciones que interpretamos como una emoción. Esas sensaciones tienen que ver con un lugar del cuerpo concreto y también con la respiración, la aceleración del pulso, la sudoración… todos efectos relacionados con la emoción que los provoca. Estar bajo la presión de tener que pagar una factura cuando no nos llega el dinero nos puede hacer sudar.
La conclusión evidente es que hay una estrecha relación entre cuerpo y emoción. Antonio Damasio, investigador del cerebro las ha dejado bien clara en su libro, El error de Descartes, donde explica que el cerebro proyecta la emoción en una parte del cuerpo, de forma que el cuerpo tiene algo de estatua modelada por nuestras emociones. Somos un cuerpo que piensa y siente.
Además hay 2 escuelas de psicología humanista que ponen el acento en la localización de la emoción: focusing y bioenergética. En ambas se trabaja localizando la emoción en el cuerpo. En la primera, se aprende a focalizar la emoción para gestionarla, localizando dónde la tenemos almacenada. La segunda trabaja enteramente desde el cuerpo, desde lo somático, encontrando todos esos puntos donde la emoción nos bloquea. También ayuda a entender como la emoción moldea el cuerpo: la figura de nuestro cuerpo tiene que ver con nuestras emociones.
Una forma particular de la conexión cuerpo-emociones la evidencia la investigación de Paul Ekman, al indicar que el rostro refleja e identifica la emoción y que ese rostro modelado por la emoción es transcultural: todos los seres humanos tienen e identifican las emociones básicas en el rostro de los demás seres humanos. Subyace a la afirmación el que las emociones tienen expresiones somáticas universales. Pero me parece que con esto, para apoyar mi tesis, te estoy ya contando obviedades que conoces perfectamente.
Pero me gustaría matizar, por ejemplo, que hay una variación personal de la localización de las emociones, de modo que no se puede dar un cuadro de ubicación de las emociones en el cuerpo más que como indicación general sociológica, y hay que tener en cuenta que habrá personas que salgan de lo indicado. Por eso cuando se trabaja en gestión emocional es mejor atenerse a lo que cada persona expresa, y no partir de una idea prefijada.
Dicho lo anterior, te voy a poner alguna indicación general: el miedo se localiza en el estómago o bajo vientre. El enfado se suele sentir en el cuello o en los ojos. Hay emociones que se sitúan en el pecho, de la familia del enfado, que tienen que ver con la falta de libertad, de aire. La excitación de la incertidumbre, que es también del miedo, acelera el ritmo cardíaco y concentra la mirada, bueno en realidad todos los miedos. La tristeza, al quitar la energía de los músculos dibuja una figura caída-depresiva típica. La alegría en sus formas de ilusión correlaciona bien con el pecho lleno, con sentirse ligero, con todos los pulmones llenos, con abrir las manos para abrirse…
Bueno, me parece suficiente para que puedas entender que no se puede trabajar las emociones sin trabajar en conexión con el cuerpo, o dicho mejor, para la gestión emocional tienes que poner constantemente en conexión los tres niveles del ser humano: el cuerpo, que es fisiológico-instintivo, el psíquico, que es emocional, y el racional. Somos una unidad muy profunda.
La intensidad y la gestión de la emoción
Cuando nos acercamos a una emoción hay 3 dimensiones que se pueden distinguir fácilmente: energía, agrado-desagrado, agresión-igualdad-sumisión. Estas 3 dimensiones nos permiten una clasificación de las emociones.
El patrón emocional es un paquete.
En la Educación Emocional se habla constantemente de emoción, de sentimiento, de gestionar la emoción, etc. Y se corre el riesgo de olvidar un dato importante: la emoción no es un elemento aislado ya que en la interioridad psíquica se da siempre como un patrón emocional. En esto sigo a Leslie Greenberg y su Terapia Focalizada en las Emociones y a su experiencia de toda una vida de trabajo emocional.
Focalizar la emoción en 6 sencillos pasos
Esta es la habilidad básica necesaria para una adecuada gestión emocional individual. destreza que todo docente del siglo XXI debe poseer.
Esta es también la herramienta central para el coaching emocional
Está basada en Leslie Greenberg (Terapia Focalizada en la Emoción) y en Eugene T. Gendlin (Focusing) y es el modo de acceder a la emoción para utilizarla como guía, tanto para fijar un objetivo al alumno como para fomentar su motivación.
151207 Focalizar la emoción en 6 sencillos pasos
ABC de cómo gestionar cada emoción básica
Pautas para la gestión emocional individual
¿Estamos presentes para nuestros alumnos?
Seguro que todos nos hemos quejado y además múltiples veces por el déficit de atención que representan los móviles. Con mucha frecuencia nos parece que la persona enganchada a un celular se ido a otro mundo, incluso que viven en otro mundo distante. Estamos inmersos en la generación distraída, como la llama Tim Elmore. Hemos aceptado que muchas veces las personas ya no están con nosotros, están muy lejos con sus teléfonos. Tanto es así que muchos colegios prohíben los móviles en las situaciones de clase, incluso dentro del recinto escolar.
En ese caso lo que buscamos es la presencia de los alumnos, que estén presentes en clase. Somos conscientes que eliminar atención es eliminar presencia y sin presencia lo que sucede en clase no impacta en el alumno, literalmente vive otro mundo, no el del aula.
He hablado ampliamente sobre la presencia siguiendo a Martin Buber y la idea de las relaciones Yo-Ello: las relaciones sin presencia son relaciones no comprometidas y sin compromiso con una fuerte carencia de relación humana.
Estos razonamientos llevan a invertir la pregunta. Ya que estamos en una relación con nuestros alumnos, la pregunta es: ¿estamos realmente presentes para nuestros alumnos? En que estemos o no presentes se juega todo el fruto positivo de esa relación.
Y… ¿Cómo podemos estar presentes en una relación con alumnos? En El decálogo de la Buena Escucha indicaba unas normas prácticas que me parecen realmente interesantes. Voy a destacar ahora las que inciden en tu presencia en cada conversación.
- Cuando se inicia una conversación, deja todo lo demás que estés haciendo.
- Pon toda tu atención en el alumno. Mírale a los ojos y sonríe.
- Si el tema es profundo y tienes tiempo, silencia el teléfono.
- Ofrece señales no verbales que entiendes y empatizas con él/ella.
- Pregunta lo necesario para entender mejor, siempre dentro del marco del alumno y su conversación, no desde tu perspectiva.
- Evita los pre-juicios, es decir las ideas previas que puedas tener sobre ese alumn@.
- Evita también que tu propio sentimiento de preocupación interfiera en la escucha.
- Recoge y luego valida sus emociones. Las emociones y sentimientos son siempre aceptables.
- Haz que cuando termine la conversación el alumno se vaya sintiéndose valorado como persona.
Si aumentas tu presencia aumentaras en mucho tu eficacia. No hace falta mucho tiempo, lo que si hace falta es que cada conversación con un alumno sea de calidad.