El ámbito del regalo: lo económico, la política, la amistad, el amor.

Resumen: con el regalo nos salimos del terreno de los bienes económi­cos. Un regalo comercial lo consideramos (y así es) publicidad. En el caso del tráfico de influencias en política el regalo se usa para obtener poder. Nos queda la esfera personal, la de la intimidad, la de la amistad, o más ampliamente la de las relaciones sociales. Significa te valoro a tí, a tu persona; lo valioso que eres para mí. El regalo comprome­te a la persona que da y a la que recibe. El regalo hace algo que parece imposible a priori: actualiza y materializa el cariño. regalos-a-niños-inmigrantes-y-autóctonos-madrid.org_

En este día de los Reyes Magos, donde en España los niños disfrutan de sus regalos con toda la ilusión (y me gustaría de verdad que fueran todos los niños) voy a seguir con mis consideraciones sobre el regalo. En la entrada anterior (http://wp.me/p2KddV-83 ) decía que hay 2 motivos para regalo: (a) El regalo se dirige directamente a la persona, valora la persona. (b) Expresar el agradecimiento por algo que has hecho por mí, y que considero que no te puedo pagar.

Por tanto con el regalo nos salimos del terreno de los bienes económi­cos. El regalo, así en directo, no forma parte del tráfico comercial ni de influencias. Cuando lo es, nos damos cuenta de que son formas abusivas de regalo y no lo consideramos propiamente tales. Por ejemplo un regalo comercial lo consideramos (y así es) publicidad, parte del presupuesto de marketing de la empresa en cuestión que emplea esa forma directa de llegar al cliente. Por otra parte en la medida en que es regalo, o se considera así, produce sus efectos: alegría, sorpresa: grata novedad en la vida (y por eso lo utiliza el marketing).

En el caso del tráfico de influencias en política el regalo se usa (mejor se abusa) para obtener, no beneficios económicos, sino poder. La utilización que hace la mafia del regalo es típica: recibir un regalo compromete con aquel que lo envía. Esto lo descubre a primera vista el receptor en la desproporción entre regalo y amistad o intimidad con quien lo envía. En realidad no es un regalo, sino un modo de comprometer al receptor en la actividad del que lo envía: una compra de favores, el silencio en algo que se conoce, hacer circular un expediente con más rapidez, etc.: no es un regalo, es un pago, en una situación, donde un pago legalmente no se puede hacer. Es evidente que se trata de corrupciones en el uso del regalo. El regalo no se deja introducir en la esfera del poder, de la política: se corrompe y corrompe. Así constatamos que el regalo no entra ni en la esfera económica, no sería regalo, sino publicidad; ni en la política, genera corrupción.

papa noelEn cualquier caso el regalo no se mueve en el terreno de lo útil. Si, por ejemplo se regala una plancha a la pareja, no se sabe si se la aprecia a ella/él o queremos que planche su ropa, porque no lo hace. Por ello se regalan muchas veces cosas «inútiles» o superfluas, que se mueven más bien en el terreno de lo bello: el regalo por excelencia son unas flores (o unos bombones: una exquisitez). Unas flores dicen: es bonito que tu existas, la belleza nace contigo. La belleza es algo indisolu­blemen­te legado al regalo: no se regalan sacos de cemento, ni ladrillos, a no ser que entren en el recuerdo de algo valioso para la persona: un ladrillo de la pared donde estaba sentada cuando se conocieron.

Nos queda la esfera personal, la de la intimidad, la de la amistad, o más ampliamente la de las relaciones sociales: en esos campos es donde el regalo actúa, sin alterar su esencia. Algo social, que hace referencia a contacto personal.

Por tanto el regalo se mueve en el mundo personal, de la intimidad: en suma, en el terreno de los afectos. Los afectos marcan lo que me es querido. Un regalo tiene esa función: en una despedida se necesita dar regalos «para que te acuerdes de mi, de nuestra amistad, del tiempo que hemos vivido juntos». No se puede decir: «toma el dinero, cómprate lo que quieras», porque el regalo significa: he pensado en ti, te conozco, sé cómo eres. Por eso es tan importante ver el efecto del regalo, si hemos acertado o no con el corazón del otro, aunque a veces el que lo recibe tenga que pasar por alto la torpeza: lo que cuenta es la buena intención, así miran siempre las madres los regalos de sus hijos pequeños.

Luego podemos decir que el regalo no va a conseguir «algo», sino «alguien». Significa te regalos-a-niños-que-no-son-tus-hijosvaloro a tí, a tu persona; con el regalo estoy indicando lo valioso que eres para mí. Por eso el valor del regalo no necesariamente está ligado al valor que tiene en dinero, es más parece que lo repugna algo, aunque, como es evidente que el dinero es algo valioso, el que un regalo sea muy caro, significa también: valoro mucho.

Por eso podemos decir que el regalo no se mide ni por el dinero ni por la utilidad, se mide por el agrado que nos produce: si alguien me acierta, me hace feliz. El sentirnos valorados, el saberse valioso para alguien, supone un incremento de la propia estima. En sentido radical es la base de la autoestima, esta puede existir porque alguien (nuestra madre y/o nuestro padre, generalmente) nos quiso (y nos regaló todo lo que necesitába­mos), si nadie nos hubiese querido, la autoestima no aparece, la persona no se constituye. Antes hemos dicho que hacer un regalo es decirle a alguien: «es bonito que tú existas». Saber que somos algo «bonito» para alguien es importante, no hay cosa más dura que no sentirse querido, que no ser bonito «para alguien».

Se nos pone delante de este modo otro aspecto siempre presente en el regalo: la existencia de algún grado de intimidad entre las dos personas, la que hace y la que recibe el regalo. Es necesario que exista intimidad, conocimiento mutuo, para poder hacerse un regalo y los regalos se gradúan precisamente en función de esa intimidad: a mayor intimidad mayor posibilidad de regalo. Y también algo más: la hacen crecer. Hacerse regalos es algo que hace crecer la amistad, la intimidad, no solo señala su existencia, no es simplemente pasivo, es un elemento activo de la amistad: el regalo, como hemos visto que bien sabe la mafia, compromete. El regalo comprome­te a la persona que da y a la que recibe. Por eso hay tanto cuidado en si se deben o no aceptar los regalos y los novios cuando rompen se devuelven los regalos: ya no hay compromiso entre ellos.

Por eso el regalo tiene también la dimensión del compromiso con la persona; es, de algún modo, sellar el compromiso. El regalo materializa el amor, la pertenencia del otro a nuestros afectos y en esa medida compromete.

Ya lo dice de manera preciosa y profunda Pedro Salinas:

Regalo, don, entrega

símbolo puro, signo

de que me quiero dar.

Como me gustaría ser eso que yo te doy

y no quien te lo da.

El regalo termina estando en el centro de la relación de persona a persona, en el centro del amor. Esta constituido por los mismos elementos del amor: alegría (el amor es su misma fuente), sorpresa (el amor introduce la novedad en la vida), afectos (el mundo personal, compartir la intimidad), permanencia (irrevocabili­dad) y por fin don y entrega. El regalo hace algo que parece imposible a priori: actualiza y materializa el cariño. Lo actualiza, ya que cada vez que se regala pone de manifiesto que sigue existiendo y lo materializa: va dejando mojones del recorrido del amor (de la amistad) de la vida de dos personas. Porque de amor es de lo que se vive.

Qué significa un beso

Resumen: Un beso significa pertenencia al propio mundo. El afecto indica vinculación. La falta de besos indica distancia. Hay una diferencia entre darlo y recibirlo el rechazo del beso tiene un aspecto muy fuerte.

Esta entrada continúa la que se llama: Cuál es el valor de un beso: http://wp.me/p2KddV-4e

¿Qué significa dar un beso? Pienso que algo así como: ‘estoy dispuesto a protegerte’, ‘puedes confiar en mí’ o bien ‘puedes contar conmigo’. Este es claramente un componente fenomenológico del beso dado a los niños, cuanto más pequeños más. Con cada beso la madre les dice: ‘no te preocupes’, ‘estate seguro’, ‘velo por ti’. El afecto indica vinculación, compromiso, pertenencia al propio mundo personal. Por ello la falta de besos indica distancia, distancia afectiva. ¡Que clarísimo es esto en muchas ocasiones! Cuando escasean los besos, o mejor cuando se dan con dificultad empieza a faltar la confianza, aparece una grieta en la vinculación con esa persona, en su pertenencia al propio mundo. La persona siente algo así como: «no siento necesidad de ti» o «me eres cosa ajena».

Esto es válido también para los besos de saludo. El saludo, aunque tiene un carácter convencional, tiene que ver con el reconocimiento de la otra persona (http://wp.me/p2KddV-1y) y el beso de saludo sitúa en esa dirección: «te reconozco como capaz de pertenecer a mi mundo, te doy la muestra de afecto como entrada».

Es interesante fijarse en la dificultad que de pronto los adolescentes encuentran en dar besos; ellos están en el momento de la formación de una intimidad propia (que se inicia a la vez que la esfera sexual irrumpe en lo biológico y lo comportamental, es importante esta idea que sexo e intimidad irrumpen a la vez), por eso tienen que empezar a escoger quién pertenece y quién no a su mundo personal. El niño da besos a quién le dice su madre, el adolescente reivindica esa autonomía («mi mundo voy a delimitarlo yo») y por eso aparece un tiempo de incertidumbre del beso, para decidir qué personas serán confirmadas y pasarán a pertenecer a su mundo afectivo de adulto.

¿Qué significa recibir un beso? Hay una diferencia entre darlo y recibirlo, aunque sólo sea porque el que lo da tiene un rol activo y el que lo recibe pasivo. Solo el beso en la boca permite la igualdad total y confunde los papeles del que da y del que recibe: es el beso recíproco, que apunta a un mundo común, a compartir mundos. En los demás casos, quien recibe el beso confirma con su aceptación del beso su pertenencia al mundo personal de quien lo da, pero su rol es pasivo, de simple aceptación.

Esta aceptación del beso es importante ya que el rechazo del beso tiene un aspecto muy fuerte: es difícil rechazar un beso, se percibe como rechazo del otro, ya que se rechaza que pertenezca al propio mundo. Por esta misma dificultad del rechazo (aunque sea simplemente saludo), cabe obligar con los besos cuando hay una fuerte vinculación. La dependencia afectiva, la que marcan los besos, es muy fuerte, seguramente la más fuerte en el ser humano.

Continuará…

Cuál es el valor de un beso

Resumen: ¿Cuánto cuesta un beso? ¿Cuál es el valor económico de un beso? el beso es el símbolo de lo gratis, de lo que no se puede comprar con dinero ¿Cuanto vale un beso? nadie tiene «derecho» a un beso, siempre es regalo. Con el beso delimito el territorio de lo que me es personal, íntimo.

 

Cualquier pregunta sobre el beso me parece una pregunta importante porque toda la dinámica afectiva tiene en el beso su expresión central. Así que me planteo muchas preguntas, la primera es: ¿Cuanto cuesta un beso? ¿Cuál es el valor económico de un beso? La respuesta es directa, todo el mundo diría lo mismo: nada, es gratis. Esto es tan claro que se podría decir que el beso es el símbolo de lo gratis, de lo que no se puede comprar con dinero, es el símbolo del regalo. Un beso es el regalo por excelencia, es más simboliza y acompaña cualquier regalo. Por eso lo doy si quiero y a quien quiero. Es algo que esta totalmente en mi dar o no. Muy importante también esto: si lo doy a quien quiero y es gratis, nadie tiene «derecho» a un beso, siempre es regalo.

Segunda pregunta: ¿Cuanto vale un beso? Esta pregunta por el valor del beso es interesante. La anterior dice ‘cuanto cuesta’, y hemos dicho que es gratis, se podría concluir, por tanto, que su valor es cero. Sin embargo, y aquí esta la sorpresa, es gratis, pero no porque no valga nada, sino porque no se puede pagar. Vamos a pensarlo como receptor: ¿Cuanto te daría por un beso? Aquí aparece el recuerdo de Becquer: «Por una mirada un mundo/ Por una sonrisa un cielo/ Por un beso …/ Yo no se lo que te daría por un beso». La respuesta del poeta es clara: no te lo puedo pagar o me lo regalas o yo no tengo dinero para pagarlo.

De lo dicho hasta ahora podemos establecer una constatación, por otra parte obvia: el coste del beso no es medible, no se mueve en el terreno de lo económico, de lo bienes mensura­bles, de la cantidad, de las matemáticas: todo eso nada tiene que ver con el beso, no nos dice nada sobre él. Por el contrario se puede decir que el beso me introduce en el mundo de lo personal: doy un beso a las personas que considero cercanas a mí.

El beso es un elemento afectivo que sirve para algo así como poner una marca, señalar a aquellas personas que entran en mi terreno personal. Es decir con el beso delimito el territorio de lo que me es personal, íntimo. Es decir, el mundo de los afectos, de los amores de la persona. ¿A quién beso?: a mi pareja, a mis hijos, a mi madre, a mi familia; y también objetos que simbolizan algo que, en general, ha costado mucho, que me son muy caros: el naufrago que besa la tierra al llegar, la copa de ganador, etc. Resumen: el mundo personal, lo que es valioso en «mi mundo». Valga un ejemplo un poco pedestre: el beso marca el terreno de mis afectos, como un perro su territorio levantando la pata, aunque en el caso del beso no se hace desde el punto de vista de advertencia a terceros, sino como el más fuerte indicador afectivo entre las dos personas implicadas.