Resumen: Para que el alumno sea protagonista de su proceso tiene que tener capacidad real de decisión sobre su aprendizaje. Si el docente sigue decidiendo las tareas del aprendizaje, cualquier intento de declarar al alumno protagonista resultará sencillamente maquillaje de un estilo autoritario o, peor aún, paternalista. Solo llegar hasta el estilo empático posibilita realmente que el alumno sea protagonista de su proceso.
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Estilo manipulador de relación profesor- alumno. «Te mando que hagas esto por tu bien»
Resumen: El modo de actuar es meter a quien obedece en una tarea que no ha decidido, convenciéndole de que es lo bueno para él. Este estilo se llama también paternalista. La tarea es lo que importa y no la persona. La ejecución de la tarea dura mientras dura la ilusión de que se es importante para quien manda. Cuando se descubre la manipulación la emoción es rechazo. Si no respeta la libertad, se podría llegar a pensar que todo el sistema educativo es una gran máquina manipuladora que lleva a los alumnos donde ha decidido, sin contar con los alumnos. El profesor no puede decidir cómo va a ser la libertad de sus alumnos. Si perciben el sistema y/o a profesores concretos como manipuladores, su rechazo va a surgir de modo natural.
Primero la referencia a la entrada sobre los estilos de relación: http://wp.me/p2KddV-2A la sugerencia de leer también, para tener una visión completa, las entradas de cada uno de demás estilos de relación.
Quien habla lo hace con su decisión tomada, y se orienta hacia la persona de quien le escucha, normalmente pensando que lo hace por su bien. El modo de actuar es meter a quien obedece en una tarea que no ha decidido, convenciéndole de que es lo bueno para él. Este estilo se llama también paternalista, porque es muy utilizado por los padres cuando buscan el bien del hij@, pero sin que el hij@ decida.
La persona que recibe la orden percibe que es importante, porque recibe atención por parte de quien manda. Sin embargo, cuando descubre que la atención está en función de cumplir la tarea, es decir que la tarea es lo que importa y no su persona, su decepción va a ser grande y el rechazo hacia quien manda también.
Es decir, en el estilo manipulador la ejecución de la tarea dura mientras dura la ilusión en la persona que obedece, de que es importante para quien manda. Cuando se descubre la manipulación normalmente la obediencia cesa.
Las emociones o el estilo emocional en quien está bajo un estilo manipulador es sumisión, que se mueve en la familia del miedo. Cuando descubre la manipulación la emoción es rechazo, de la familia del asco y cuya función es excluir a esa persona, en este caso el manipulador, de la propia vida.
Parece que estoy hablando de un estilo raro, pero la realidad es que lo utilizamos con frecuencia y en la educación se hacen más cosas de las que parece para el alumno, pero sin el alumno. Es más, se podría llegar a pensar que todo el sistema educativo es una gran máquina manipuladora que lleva a los alumnos donde ha decidido, sin contar con los alumnos. Esta es una reflexión importante, que introduce en la educación la finalidad de respetar la libertad de los alumnos. Crear alumnos libres debe ser una de las finalidades del sistema y desde luego eso pasa porque las decisiones sobre los alumnos se tomen contando con ellos en toda la medida, que es mucha, en que esto es posible en cada etapa. La minoría de edad de los alumnos no implica que no tienen libertad, sino que su libertad está creciendo. El punto importante es que la persona debe poder decidir cómo es su libertad y no verse sometido a la voluntad del profesor.
El profesor no puede decidir cómo va a ser la libertad de sus alumnos. Me parece que la realidad es que, siendo más o menos consciente, se decide por los alumnos lo que a estos les corresponde como personas, desde lo más pequeño, a lo grande. Esto es a mi entender el punto más delicado del ser profesor, pues necesariamente se convierte en figura significativa para sus alumnos. Esta es su responsabilidad. Su peso en sus alumnos es determinante y no puede eludir hacerse consciente.
La reflexión sobre el rechazo de los alumnos al sistema educativo debería hacerse incluyendo la reflexión sobre el estilo que se está utilizando con ellos. Si perciben el sistema y/o a profesores concretos como manipuladores, su rechazo va a surgir de modo natural y a mi entender sano.
Desde este punto de vista la elección de estilo de relación es clave para facilitar entornos de crecimiento o de sumisión. El estilo de la relación profesor-alumno es una de las aportaciones más importantes de la educación emocional a la educación a secas, haciendo consciente, enseñando a actuar y proporcionando herramientas al profesor para establecer relaciones saludables con sus alumnos.
Los estilos de relación profesor-alumno
Resumen: Nuestra comunicación es el prisma con el que el alumno nos ve. La imagen que damos La relación es la clave del aprendizaje del alumno. Hay dos ejes sobre los que construimos nuestra comunicación Los dos ejes constituyen 4 estilos de relación, que son 4 formas diferentes en el modo en que nuestra comunicación es recibida Los estilos que aparecen son: autoritario, democrático, manipulador o paternalista y empático.
A veces nos somos muy conscientes de cómo son los mensajes que emitimos, cómo los recibe el alumno, y tenemos que tener en cuenta que nuestra comunicación es el prisma con el que el alumno nos ve. La imagen que damos.
La relación es la clave del aprendizaje del alumno. Hay una relación muy directa entre relación y aprendizaje. La relación establece un vínculo y sobre ese vinculo se fundamenta la apertura del alumno a lo que procede del profesor (ver la entrada: El quinto nivel de comunicación: sentimientos, amistad y vínculo http://wp.me/p2KddV-2k).
Según configuramos nuestra comunicación, algo que está en nuestro poder, se dibuja un estilo de relación. Es decir, las relaciones que establecemos se configuran de formas diferentes, a estas configuraciones les llamo estilos de relación. El estilo de relación que un profesor establece con sus alumnos es una clave de su eficacia profesional.
Hay dos ejes sobre los que construimos la comunicación y que constituyen como una brújula que orienta los mensajes. En la intercesión de los ejes estamos nosotros como emisores de nuestra comunicación y como detentadores del poder. El poder es la palabra, nuestra palabra, que es un poder mas grande que poseemos como profesores.
El primer eje, de arriba-abajo, tiene en un extremo la situación de expresar voluntad: expresar lo que se quiere que el alumno haga. En el otro extremo es la situación de pedir opinión, es decir, nos interesa y aceptamos, no solo la opinión, sino también la voluntad del alumno, lo que quiere o desea.
El segundo eje, de izquierda a derecha, se constituye según que la comunicación tiene como objetivo el objeto que nos interesa o el sujeto que nos escucha. Ambas cosas están siempre, un objeto que interesa y un sujeto con quien nos comunicamos, y nuestra intención se dirige a uno o a otro.
Los dos ejes constituyen 4 estilos de relación, que son 4 formas diferentes en el modo en que nuestra comunicación es recibida, y en realidad también la autoridad de nuestra palabra ejercida: la imagen que produce nuestra comunicación.
Los estilos que aparecen son: autoritario, democrático, manipulador o paternalista y empático. Vamos a ir desglosando cada uno de ellos en las siguientes entradas y sus consecuencias en el vínculo que se establece entre profesor y alumno.