El enfado y el futbol

Entrenadora de futbol

Entrenadora de fútbol

Primero aclarar que hablo del futbol pero se puede aplicar igualmente a los deportes donde un equipo o una persona individual vence a otro en un juego, por ejemplo baloncesto, rugby, tenis. El futbol es especialmente indicado porque es un juego de contacto donde además la victoria se logra atravesando el terreno del contrario, arrebatando el balón.

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Soy una gritona… ¿qué puedo hacer?

30786337_sHe visto recientemente un artículo de la revista SER PADRES que trata este tema y en la búsqueda que he realizado por la web he encontrado también algunas referencias que se centran específicamente en este tema. La más conocida es la página de El Rinoceronte Naranja. Quiero hablar del tema porque no he encontrado ningún tratamiento que sea verdaderamente emocional y pienso que en este caso el enfoque emocional es el que puede resolver la dificultad.

Este es un problema que afecta a madres y padres principalmente pero en mi opinión también es muy importante en la escuela, donde los docentes tienen que trabajar precisamente para establecer relaciones de confianza con los alumnos. Y, para ser sinceros, los gritos, las salidas de tono, los enfados mal expresados no ayudan nada a esa confianza. Así que lo hago extensivo a los docentes.

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El enfado no es la conducta

Efectivamente el enfado tiene mala prensa, muy mala aceptación social y genera muchos rechazos. Sin embargo el enfado es una emoción básica que aparece desde muy pequeños en los niños. Emociones básicas hay solo 6 y el enfado es una de ella. Después del enfado sale toda una familia de sentimientos que en su núcleo nos traen la información de la misma necesidad con matices diferentes. Los matices son importantes. Algunos de esos sentimientos son: ira, cabreo, furia, rabia, cólera, enojo, disgusto, desagrado, irritación, arrebato, contrariedad, etc. Todos aportan matices diversos a una información central: hay algo que es nuestro, que hemos perdido de algún modo o quizá aún nunca hemos poseído, y que nuestro sistema emocional evalúa que lo podemos recuperar. Si se da ese algo, ese objeto al que se dirige el enfado, por perdido de modo definitivo entonces la emoción que surge no es enfado, es tristeza.

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El parapeto que construye el enfado

Resumen: el enfado construye un parapeto hecho de miedo, desigualdad, energía y concentración en el obstáculo. Todo ello aísla al enfadado. Los demás sienten miedo y se alejan. La gestión del enfado tiene una primera fase de drenaje de la energía, pero no se puede detener en esto sino llegar a un compromiso de acción que satisfaga la necesidad de quien está enfadado.

En esta entrada me refiero al enfado como emoción básica, es decir sirve también para las 14861688_semociones de la familia del enfado: rabia, indignación, cabreo, ira,

En mi experiencia he encontrado que el enfado genera miedo y ese miedo al enfado es a la postre su mejor defensa. Las personas que se refugian detrás del enfado, es decir aquellas en las que el enfado es una emoción instrumental, la que dibuja su perfil emocional, consiguen que los demás les tengan miedo y que, por ejemplo, no pidan aquello que de otro modo le pedirían. Es decir un perfil de enfado construye con los miedos que provoca un parapeto detrás del que la persona se refugia.

Ya hemos comentado que el enfado es una emoción que no permite relaciones de igualdad. El enfado sitúa a la persona como dueño de su terreno, de aquello que considera suyo. El sujeto con el que se relaciona la persona enfadada solo puede aceptar (o no, aunque en la intención del enfadado es que acepte) lo que el enfadado le plantea. Es decir el entramado de relaciones dibujado por el enfado es de desigualdad. Esto hace también que quien está enfadado se encuentre solo. La única manera de que dos personas se admitan mutuamente es estableciendo relaciones de igualdad, pero esto es precisamente lo que el enfado impide.

Se comprende ahora que el enfadado construye un parapeto. Por un lado genera miedo en los demás y por otro no permite relaciones de igualdad. En la percepción de los demás,  aparentemente el enfadado está «contento» en su posición aislada y con malas relaciones. Este parapeto hace que los demás le dejen solo tarde o temprano, es decir, los demás se cansan de hacer el gasto de superar el miedo y vencer la desigualdad para hablar con el enfadado. El parapeto del enfadado es una defensa eficaz.

A la vez quien decide saltar el parapeto tiene que superar dos obstáculos más. El primero es que el enfado es una emoción que acumula mucha energía. De hecho el lenguaje recoge que quien está enfadado es enérgico. Esa energía la emoción enfado la utiliza para poder derribar el obstáculo que ha detectado. El segundo que el enfado concentra la atención en ese mismo obstáculo que se detecta. Quien ha decidido saltar el parapeto tiene que superar esos dos impedimentos: la cantidad de energía acumulada por quien está enfadado y la concentración en el obstáculo, solo habla de eso, lo ve como lo más importante y su atención vuelve a él constantemente.

La energía llega a ser tanta que no es posible hablar con el enfadado sin percibir una fuerte 9995751_sagresividad, seguramente es esta agresividad la que genera el miedo en los demás. Así que puede llegar un momento en que no se pueda abordar el enfado, ni al enfadado, sin bajar este nivel de energía, de agresividad. Todas las técnicas de manejo del enfado pasan por este momento, buscar un modo de sacar fuera la energía. En algunos casos es lo único que se hace. Cuando el enfado comienza a expresarse lo hace de un modo altamente irracional e irrespetuoso de los demás, desde la desigualdad que hablamos, desde el punto de vista que le parece fundamental al enfadado. El enfadado habla desde la agresividad.

Sin embargo es un paso imprescindible, ya que solo con ese drenaje de energía se puede empezar a manejar el enfado, solo con ese drenaje se puede llegar a esa necesidad tan clave para quien está enfadado. A la vez solo el drenaje no basta, en realidad el manejo consciente del enfado empieza precisamente después del drenaje, cuando la persona puede tomar conciencia de cómo se siente realmente, puede ampliar su visión, hasta ese momento bloqueada y fija.

En muchas explicaciones que he visto sobre gestión del enfado todo se reduce al bajar ese nivel de activación. Sus efectos son ya por si mismos tan evidentes que parece suficiente, ya que parece convertir de pronto a la persona en razonable, en capaz de escuchar y de ponerse en el nivel de los demás. Sin embargo hay que ir más adelante y conseguir que la persona se dé cuenta de lo que siente, detecte con claridad cuál es su necesidad y llegue a un compromiso de acción para conseguir satisfacerla. Es decir hay que llegar hasta un plan de acción que pueda resolver a fondo ese obstáculo que ha estado generando el enfado y toda esa energía.

Y esto también aunque el enfado concreto del que se trate sea una emoción desadaptativa, es decir recurrente y antigua, incrustada en el pasado de la persona. En este caso la necesidad de no quedarse solo en drenar la energía es perentoria.

El llanto, una interpretación

Resumen: las lágrimas son un síntoma de desbordamiento emocional. El desbordamiento del llanto se produce con más facilidad con la tristeza, porque la tristeza es una emoción que nos cierra y por ello tiene la capacidad de concentrar. Es como si la emoción fuese un líquido que llena nuestro cuerpo hasta que llega a desbordar por los lacrimales. La emoción tiene una ubicación somática y se almacena en el cuerpo. La capacidad de almacenamiento de la emoción es limitada. Nuestras emociones están conectadas de un modo muy estrecho con nuestro cuerpo y también con nuestros significados.

Normalmente asociamos las lágrimas a la tristeza, pero no solo la tristeza produce 95753275lágrimas, también la rabia y asimismo la alegría.

En realidad las lágrimas son un síntoma de desbordamiento emocional. Tenemos tanta emoción que esta no nos cabe dentro y se nos desborda, en forma de lágrimas. Había puesto que el desbordamiento es sin poderlo controlar. En realidad esto no es preciso, si que podemos controlar el llanto que pugna por salir, pero siempre que sale es como desbordamiento, un momento en que la emoción prevalece sobre la razón.

Tristeza, rabia y alegría son tres ejemplos de emociones que pueden producir ese desbordamiento que son las lágrimas. No son los únicos.

200152617-001El desbordamiento del llanto se produce con más facilidad con la tristeza, porque la tristeza es una emoción que nos cierra y por ello tiene la capacidad de concentrar. La tristeza se vive para adentro, nos hace vivir para dentro y este cerrar las salidas es precisamente lo que acumula el llanto con facilidad.

Por el contrario, la alegría se vive hacia afuera. Es una emoción que precisamente facilita el contacto y que disipa mucha energía. Por ello es difícil que con ella se logre el desbordamiento en forma de lágrimas. Aunque también se produce.

La rabia es el tipo de enfado (emoción básica a cuya familia pertenece la rabia). La rabia es el enfado reconcentrado. La rabia es un sentimiento que junta el enfado con la impotencia. Un enfado que tiene difícil su expresión por el motivo que sea. Por ello se trata del enfado que mayor facilidad produce lágrimas.

Es curioso que el desbordamiento emocional tenga una expresión física tan clara como son las lágrimas. Es como si la emoción fuese un líquido que llena nuestro cuerpo hasta que llega a desbordar por los lacrimales.

La conexión cuerpo-emoción es más fuerte de lo que pensamos. La emoción tiene una ubicación somática y se almacena en el cuerpo. Estamos muy acostumbrados a fijarnos en la conexión de significado y menos a esta conexión somática. Y la emoción es tanto significado cognitivo como conexión somática.

También, como vemos, una gran cantidad de emoción no puede ser almacenada en ese mismo cuerpo y por eso se desborda. Esto nos lleva al punto que la capacidad de almacenamiento de la emoción es limitada, y está limitada por el cuerpo. No carece de importancia este descubrimiento. También esta el hecho que llevamos mal que se descubra esta limitación y tendemos a esconder las lágrimas a no dejar que los demás las vean.

En el caso de la tristeza resulta claro que el llanto es expresar algo que nos desborda, algo 81849543que no tiene cabida en nosotros. La pena es tan grande que expresa que el mundo ha dejado de ser comprensible para nosotros. En la rabia pugnamos con los límites de ese mundo que se ha hecho estrecho para nosotros. La alegría está hecha en si misma de desbordamiento: ampliar límites, conectar más y más.

Termino aquí nuestra interpretación del llanto, una expresión emocional de gran importancia, donde de nuevo se pone de relieve que nuestras emociones están conectadas de un modo muy estrecho con nuestro cuerpo y también con nuestros significados, los significados que asignamos a las cosas.