Etapas personales de una crisis

Apoyado en unas notas de Hernan Fitte, que es un excelente coach y todavía más excelente amigo, quiero traer aquí las etapas de una crisis personal, enfocadas desde el punto de vista emocional.14889369_s

Todas las personas atravesamos crisis a lo largo de nuestra vida. La vida tiene sus ciclos, o mejor sus procesos. Especialmente las emociones se desarrollan por procesos y no podemos considerarlas algo estable, sino en constante evolución. Debido a ello no siempre estamos igual, o mejor dicho, siempre estamos cambiando. El punto importante es aceptar el momento en el que estamos viviendo, la fase del proceso en el que estamos. Aprender a vivir tiene mucho que ver con aceptar la realidad que vivimos, nuestro momento personal, y saber gestionarlo. Esto implica saber aceptar cuando es preciso pasarlo mal, aceptar emociones desagradables, sabiendo precisamente eso: que son una fase necesaria de nuestro proceso personal.

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Consideración positiva y tendencia actualizante

Siguiendo con la publicación de materiales y recursos que ISIE quiere facilitar a todos aquellos que quieren implementar la Educación Emocional en el aula y en las organizaciones educativas en general. Publicamos ahora un nuevo artículo de ese material que llevamos años utilizando en el CURSO DE COACHING EMOCIONAL  y que constituyen la base de las actitudes necesarias para la gestión emocional.

Esas actitudes indicadas por Carl Rogers como necesarias para el establecimiento de una relación sana, son 3: empatía, aceptación positiva y autenticidad. Esta vez se trata de la Aceptación positiva. Es una condición necesaria:  quien ayuda a gestionar las emociones de otra persona debe confiar en la otra persona, no seguir el propio criterio, ni darle consejos, debe confiar en que la otra persona en la situación concreta que tiene y con su capacidad es capaz de encontrar la mejor solución. Quien practica la educación emocional, cuando lo hace, no debe instaurar sus decisiones, su modo de ver las cosas, debe confiar en que el sistema emocional de la persona que tiene delante le proporciona la mejor guía. Debe por tanto huir de dar consejos y de dirigirla.

Os recordamos de nuevo que todo este material es solo para uso personal y que se encuentra bajo licencia creative commons que limita su uso comercial exclusivamente a ISIE.

Consideración positiva y tendencia actualizante

Aceptar

Resumen: la aceptación es un paso de la gestión emocional, un paso necesario, ineludible, que nos pone en disyuntivas vitales, las que van a ir conformando nuestra vida, su trazo biográfico.7491977_s

Aceptar la emoción es uno de los pasos de la gestión emocional. Es un paso que no se puede sortear y de los primeros, pues abre el camino a la gestión. Es el paso que introduce a la persona en su experiencia y da la posibilidad de convertir a esta en positiva. Sin esta aceptación las experiencias siguen siendo algo que nos ha pasado, que incluso nos ha golpeado, que podemos llegar a sentir que incluso nos ha destruido, pero no podemos manejar lo que nos pasa. La aceptación nos introduce en la realidad, nos indica el camino hacia ella, y no podemos vivir fuera de la realidad.

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Sistema apetitivo, sistema evitativo

Tras una explicación sobre que el sistema emocional en su fondo nos sitúa frente a aceptación o rechazo, se indica una dinámica para “darse cuenta” emocionalmente de cómo actuamos. Es una dinámica muy adecuada para adolescentes.

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Allá en nuestro fondo emocional funcionamos con un doble sistema que es polar. Hay un fondo emocional que consiste en aceptar, incluir en nuestro mundo o en rechazar, sacar de nuestro mundo. Un sistema apetitivo que nos dirige a aquello que queremos y un sistema evitativo, que nos lleva a evitar lo que no queremos. Un residuo de nuestras proto-emociones: aceptación o rechazo. Ambos sistemas no funcionan a la vez, sino que en cada situación uno de ellos predomina: o nos dirigimos a aquello que buscamos o evitamos aquello que no queremos.

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Cómo se detecta el amor a nivel emocional

Resumen: nos sentimos amados cuando alguien nos acepta como somos, nos respeta como persona. No sentirse aceptados genera un fuerte malestar. Ese malestar marca una distancia con la persona y el vínculo con esta se debilita. Cuando nos sentimos aceptados emocionalmente lo que se genera es una relación en la que nos sentimos seguros. Esa seguridad crece con el tiempo llegando a hacer muy sólida la relación. Son relaciones que generan esa amplia perspectiva a la que llamamos amor.15174392_s

La Gestalt habla de 3 necesidades fundamentales a nivel emocional: amor, libertad y seguridad. La necesidad se detecta por la carencia, porque en realidad es eso una carencia. La carencia es mucho más aguda desde el punto de vista emocional. Detectamos que tenemos la necesidad satisfecha pero de un modo mucho más genérico, con un sentido de satisfacción o tranquilidad o seguridad.

La carencia de amor es detectada por la tristeza o un sentimiento de soledad, pero la tristeza detecta la pérdida de esa relación con alguien al que amábamos o también la no existencia.

Ahora querría centrarme en si hay algún sentimiento o emoción que nos indique si alguien nos quiere de verdad, qué sentimiento nos hace sentirnos amados. Y, de modo sorprendente la respuesta es muy sencilla: nos sentimos amados cuando alguien nos acepta como somos, nos respeta como persona. Tenemos este sencillo y agudo detector de la calidad del vínculo con cada persona con la que nos relacionamos.

Voy a poner un ejemplo muy sencillo, pero significativo. Estás en la cocina y equivocas el 15844251_scafé con los cereales del bebé. Hay dos formas de reaccionar al error: (a) «¿por qué no te fijas?», (b) «¡vaya!, el envoltorio de papel de plata es igual, hay que tener cuidado de poner cada cosa en un sitio diferente para no volvernos a equivocar». En el primer caso nos vamos a sentir primero no comprendidos, ni siquiera respetados. No sentimos segura la relación, vemos que tenemos que defendernos o sentirnos culpables. En el segundo nos sentimos comprendidos y al serlo nos sentimos aceptados como persona, y se nos dan las vías para evitar los errores.

Las dos formas son esencialmente muy diferentes. La (a) se dirige a la persona, al sujeto y la carga con el error. La (b) busca el motivo del error en los objetos (no en el sujeto) y busca el modo de evitarlo en lo sucesivo. Esto último es importante, cuando alguien respeta a un sujeto no es que le parezcan bien los errores, busca el modo de solucionarlos. Se hace cargo que el error molesta a la persona que lo comete y le apoya para buscar el modo de no cometerlo en lo sucesivo.

Normalmente las relaciones entran en pautas, es decir, el ejemplo se va a repetir en la misma línea, de forma que configura en nosotros ese sentimiento de que somos o no somos aceptados. No sentirse aceptados genera un fuerte malestar. Ese malestar marca una distancia con la persona y el vínculo con esta se debilita.

Por el contrario cuando nos sentimos aceptados emocionalmente lo que se genera es una relación en la que nos sentimos seguros. Este sentimiento nos permite expandirnos y sacar lo mejor de nosotros mismos y genera un profundo sentimiento de agradecimient16077254_so hacia la persona: haríamos y de hecho hacemos cualquier cosa por ella. Se genera un vínculo muy fuerte y muy libre.

Esa seguridad crece con el tiempo llegando a hacer muy sólida la relación. La relación establecida por una mutua aceptación y respeto son sólidas. Son relaciones que generan esa amplia perspectiva a la que llamamos amor.

La 2ª clave para un aprendizaje significativo: aceptación

Resumen: No vemos todo lo que hay, no somos observadores externos de la realidad, nuestra mirada va ligada a intereses y necesidades. El sistema emocional organiza la realidad de un modo axiológico, no objetivo: hay cosas que no queremos ver y otras que si queremos ver. Amar la realidad es una clave de la inteligencia emocional. Amar y aceptar la realidad, no tenerle miedo. Esta clave no está en las manos del profesor, sino del alumno.

La segunda clave es aceptación.

No vemos todo lo que hay, no somos observadores externos de la realidad, objetivos, que lo ven todo. Muchas veces he comentado que si dos personas dan la misma vuelta por una calle, al regresar no comentarían las mismas cosas, se habrían fijado en objetos diferentes. No digamos ya si se tratase de un hombre y una mujer, entonces hasta podríamos pensar que se han paseado por calles diferentes. La pregunta es qué nos interesa, qué nos lleva a poner nuestra atención en unas cosas si y en otras no.

En ese recorrido imaginario podemos habernos encontrado con una panadería, si es ya casi la hora de comer y tenemos hambre, el aroma del pan recién hecho es seguro que ha captado nuestra atención. Nuestra necesidad es la que ha despertado nuestro interés. La primera respuesta es por tanto: nos interesa aquello que captamos como susceptible de llenar nuestras necesidades. Y nuestras necesidades son muchas si tenemos en cuenta a Maslow. Un ejemplo clásico de variación de intereses y por tanto de la mirada y la observación, se produce cuando una mujer se queda embarazada. Entonces de pronto aparecen las tiendas que se dedican a los bebes, antes estaban ahí pero no se veían. Igualmente, de pronto, aparecen embarazadas por todos lados.

Esto quiere decir que nuestra mirada va ligada a intereses y necesidades, no es objetiva, sino subjetiva, conectada con nosotros mismos como organismo con muchas necesidades. Detrás de nuestra mirada está nuestro sistema emocional. Y este sistema emocional organiza la realidad de un modo axiológico: las cosas nos caen bien o mal, nos interesan más o menos. Los objetos que observamos los deseamos o los rechazamos. Nos hacemos un centro de observación axiológico en función de necesidades.

Por ello hay cosas que no queremos ver y otras que si queremos ver, porque se ajustan o no a nuestras necesidades e intereses. Y lo que no queremos ver tenemos muchas probabilidades de no verlo efectivamente y lo que queremos ver, lo que nos interesa ver, tenemos probabilidades de verlo.

Por eso nuestra mirada necesita la aceptación para ver la realidad y no sencillamente plegar la realidad a nuestros deseos. La madre de una hija, algo que me ha pasado más de una vez, no ve que su hija está haciendo el tonto con la comida durante más de un año. Y para un padre su hijo es normal, mientras que para el profesor tiene un comportamiento disruptivo.

Para mi esta observación axiológica y no objetiva de la realidad es necesaria y tenemos que aprender a vivir en ella, a conocernos, a aceptarla. Eso es lo grande del ser humano: poder ir siempre más allá, saltar los límites en los que vive como ser biológico que es. También implica que nuestro mundo es nuestro, con lo que nosotros hemos aceptado y carente de aquello que no aceptamos ver. Amar la realidad es una clave de la inteligencia emocional. Amar y aceptar la realidad, no tenerle miedo.

Esta clave no está en las manos del profesor, sino del alumno. Si el alumno no acepta, está atascado, siente miedo de la asignatura y se queda parado, el profesor puede hacer muchas cosas menos prestar su aceptación en lugar del alumno. El aprendizaje es algo personal y cada uno debe dar su aceptación, sin ella no hay nada que hacer, nuestro ciclo del aprendizaje se detiene.

En esta entrada, cuando digo ver, vale tanto como oír, sentir… en realidad me refiero a percibir en su más amplio sentido.

Qué significa un beso

Resumen: Un beso significa pertenencia al propio mundo. El afecto indica vinculación. La falta de besos indica distancia. Hay una diferencia entre darlo y recibirlo el rechazo del beso tiene un aspecto muy fuerte.

Esta entrada continúa la que se llama: Cuál es el valor de un beso: http://wp.me/p2KddV-4e

¿Qué significa dar un beso? Pienso que algo así como: ‘estoy dispuesto a protegerte’, ‘puedes confiar en mí’ o bien ‘puedes contar conmigo’. Este es claramente un componente fenomenológico del beso dado a los niños, cuanto más pequeños más. Con cada beso la madre les dice: ‘no te preocupes’, ‘estate seguro’, ‘velo por ti’. El afecto indica vinculación, compromiso, pertenencia al propio mundo personal. Por ello la falta de besos indica distancia, distancia afectiva. ¡Que clarísimo es esto en muchas ocasiones! Cuando escasean los besos, o mejor cuando se dan con dificultad empieza a faltar la confianza, aparece una grieta en la vinculación con esa persona, en su pertenencia al propio mundo. La persona siente algo así como: «no siento necesidad de ti» o «me eres cosa ajena».

Esto es válido también para los besos de saludo. El saludo, aunque tiene un carácter convencional, tiene que ver con el reconocimiento de la otra persona (http://wp.me/p2KddV-1y) y el beso de saludo sitúa en esa dirección: «te reconozco como capaz de pertenecer a mi mundo, te doy la muestra de afecto como entrada».

Es interesante fijarse en la dificultad que de pronto los adolescentes encuentran en dar besos; ellos están en el momento de la formación de una intimidad propia (que se inicia a la vez que la esfera sexual irrumpe en lo biológico y lo comportamental, es importante esta idea que sexo e intimidad irrumpen a la vez), por eso tienen que empezar a escoger quién pertenece y quién no a su mundo personal. El niño da besos a quién le dice su madre, el adolescente reivindica esa autonomía («mi mundo voy a delimitarlo yo») y por eso aparece un tiempo de incertidumbre del beso, para decidir qué personas serán confirmadas y pasarán a pertenecer a su mundo afectivo de adulto.

¿Qué significa recibir un beso? Hay una diferencia entre darlo y recibirlo, aunque sólo sea porque el que lo da tiene un rol activo y el que lo recibe pasivo. Solo el beso en la boca permite la igualdad total y confunde los papeles del que da y del que recibe: es el beso recíproco, que apunta a un mundo común, a compartir mundos. En los demás casos, quien recibe el beso confirma con su aceptación del beso su pertenencia al mundo personal de quien lo da, pero su rol es pasivo, de simple aceptación.

Esta aceptación del beso es importante ya que el rechazo del beso tiene un aspecto muy fuerte: es difícil rechazar un beso, se percibe como rechazo del otro, ya que se rechaza que pertenezca al propio mundo. Por esta misma dificultad del rechazo (aunque sea simplemente saludo), cabe obligar con los besos cuando hay una fuerte vinculación. La dependencia afectiva, la que marcan los besos, es muy fuerte, seguramente la más fuerte en el ser humano.

Continuará…

Cuál es el valor de un beso

Resumen: ¿Cuánto cuesta un beso? ¿Cuál es el valor económico de un beso? el beso es el símbolo de lo gratis, de lo que no se puede comprar con dinero ¿Cuanto vale un beso? nadie tiene «derecho» a un beso, siempre es regalo. Con el beso delimito el territorio de lo que me es personal, íntimo.

 

Cualquier pregunta sobre el beso me parece una pregunta importante porque toda la dinámica afectiva tiene en el beso su expresión central. Así que me planteo muchas preguntas, la primera es: ¿Cuanto cuesta un beso? ¿Cuál es el valor económico de un beso? La respuesta es directa, todo el mundo diría lo mismo: nada, es gratis. Esto es tan claro que se podría decir que el beso es el símbolo de lo gratis, de lo que no se puede comprar con dinero, es el símbolo del regalo. Un beso es el regalo por excelencia, es más simboliza y acompaña cualquier regalo. Por eso lo doy si quiero y a quien quiero. Es algo que esta totalmente en mi dar o no. Muy importante también esto: si lo doy a quien quiero y es gratis, nadie tiene «derecho» a un beso, siempre es regalo.

Segunda pregunta: ¿Cuanto vale un beso? Esta pregunta por el valor del beso es interesante. La anterior dice ‘cuanto cuesta’, y hemos dicho que es gratis, se podría concluir, por tanto, que su valor es cero. Sin embargo, y aquí esta la sorpresa, es gratis, pero no porque no valga nada, sino porque no se puede pagar. Vamos a pensarlo como receptor: ¿Cuanto te daría por un beso? Aquí aparece el recuerdo de Becquer: «Por una mirada un mundo/ Por una sonrisa un cielo/ Por un beso …/ Yo no se lo que te daría por un beso». La respuesta del poeta es clara: no te lo puedo pagar o me lo regalas o yo no tengo dinero para pagarlo.

De lo dicho hasta ahora podemos establecer una constatación, por otra parte obvia: el coste del beso no es medible, no se mueve en el terreno de lo económico, de lo bienes mensura­bles, de la cantidad, de las matemáticas: todo eso nada tiene que ver con el beso, no nos dice nada sobre él. Por el contrario se puede decir que el beso me introduce en el mundo de lo personal: doy un beso a las personas que considero cercanas a mí.

El beso es un elemento afectivo que sirve para algo así como poner una marca, señalar a aquellas personas que entran en mi terreno personal. Es decir con el beso delimito el territorio de lo que me es personal, íntimo. Es decir, el mundo de los afectos, de los amores de la persona. ¿A quién beso?: a mi pareja, a mis hijos, a mi madre, a mi familia; y también objetos que simbolizan algo que, en general, ha costado mucho, que me son muy caros: el naufrago que besa la tierra al llegar, la copa de ganador, etc. Resumen: el mundo personal, lo que es valioso en «mi mundo». Valga un ejemplo un poco pedestre: el beso marca el terreno de mis afectos, como un perro su territorio levantando la pata, aunque en el caso del beso no se hace desde el punto de vista de advertencia a terceros, sino como el más fuerte indicador afectivo entre las dos personas implicadas.

La 1ª clave para un aprendizaje significativo: observación

Resumen: El aprendizaje comienza con un cambio en la mirada. El profesor debe proporcionar esa mirada nueva a los alumnos. El soporte emocional de la observación es la sorpresa. La sorpresa genera una apertura, abrirse a lo nuevo y se educa a lo largo de la vida. El interés está ligado a la curiosidad y es hermano de la sorpresa.

La clave primera es observación. El aprendizaje, todo aprendizaje, comienza con un cambio en la mirada. Ese cambio que nos hace ver las cosas de un modo diferente, más profundo, más significativo, con mucho mayor contenido.

Ya he comentado que esta es una de las tareas donde la aportación del profesor es fundamental. El profesor debe proporcionar esa mirada nueva a los alumnos, precisamente porque el/ella mism@ la posee. No es posible que de una nueva mirada quien no la tiene, el profesor que no tenga inquietudes, que no siga descubriendo cosas nuevas, que no esté enamorado (utilizo bien a conciencia esta palabra) de su enseñanza y de su docencia, es muy difícil que consiga ofrecer esa mirada nueva a sus alumnos. Y esa nueva mirada es el comienzo de todo aprendizaje. Muchos profesores afirman que encontrar esa mirada en un alumno compensa todos sus esfuerzos.

El soporte emocional de la observación es la sorpresa. La sorpresa es una emoción básica, muy desarrollada en los niños y de forma tópica decimos que poco en los ancianos, porque hay «ancianos» que tienen una grana capacidad de sorpresa, lo que les lleva a seguir interesándose por todo. Desde este punto vista la sorpresa es un indicativo de la edad emocional. Es muy interesante esta conexión entre sorpresa y edad, ya que al final, lo que llamamos edad está ligado a la capacidad de aprendizaje: es joven quien sigue aprendiendo, quien sigue sorprendiéndose cosas, quien tiene una mirada siempre nueva.

La sorpresa genera una apertura, abrirse a lo nuevo. El mismo gesto corporal que conlleva lo indica: ojos y boca abiertos, para que eso descubierto entre. Lo que pasa es que lo nuevo puede ser bueno o malo para quien lo descubre y por eso la sorpresa termina en apertura o cierre. Abrimos o cerramos. Si la sorpresa termina siendo un susto, una emoción entre la sorpresa y el miedo, cerraremos la puerta.

Por esto la sorpresa se educa a lo largo de la vida, el niño empieza abierto y todo despierta su curiosidad. Curiosidad es la actitud que genera la sorpresa. Es la actitud de sorpresa. Las diversas vivencias van a hacer que sigamos abiertos o no, que queramos seguir abriendo nuestro mundo o no.

Esto es una clave muy importante. El aprendizaje comienza en la observación y la observación se apoya en la curiosidad, actitud que se basa en la sorpresa como emoción y el tratamiento que esta haya recibido a lo largo de la propia vida.

Los profesores tienen una gran responsabilidad en este preservar la actitud de curiosidad, estando atentos a cada vez que la sorpresa aparece en sus alumnos. Esto no algo que solamente sirve para la etapa de infantil, sino que debe acompañar al alumno, cualquiera que sea su edad. Si el profesor tiene una enseñanza por la que los alumnos no sienten curiosidad alguna, va a tener muy difícil mantener su interés.

Saco aquí otro término de modo consciente: «interés». El interés está ligado a la curiosidad y es hermano de la sorpresa. Es una sorpresa mantenida, una sorpresa apoyada en la convicción de que lo descubierto es un terreno muy amplio y que merece la pena explorarlo, observarlo. El interés es muchas veces el interés prioritario de los profesores, que ponen el acento en su aspecto de hábito, descuidando su centro en la sorpresa. Y la gasolina, la emoción, que es el impulso, la va a proporcionar la sorpresa. El interés sin sorpresa no es tal.

Dejo aquí el tema por no alargarme, consciente de que queda mucho decir. Espero que signifique una aportación y desde luego una nueva mirada, un nuevo punto de vista.

Las 4 Claves para un aprendizaje significativo.

Resumen: esas claves son 3, aunque en realidad son 4, porque hay una que se desdobla en 2. La clave primera sería observación. Después viene la aceptación. Junto a la aceptación se da el compartir La última clave es acción, que se traduce en un método, una organización de la acción El ciclo del aprendizaje puede avanzar todo lo que se quiera.

Me parece que esas claves son 4, porque hay una que se desdobla en 2. Las claves conforman un ciclo de 3 momentos que puede rodar hacia adelante o bloquearse. Su rodar hacia adelante construye el aprendizaje. Como vemos en el gráfico el ciclo tiene solo 3 momentos porque la 2ª y la 3ª clave se dan a la vez, o mejor al observar la 3ª podemos deducir que la 2ª se ha produce.

La clave primera sería observación. El aprendizaje comienza con un cambio en la mirada. Aquí la función del profesor en central, el profesor debe tener esa mirada diferente de la enseñanza concreta que imparte y transmitirla. Sin ese cambio de mirada, que es en el profesor la vibración real y profunda por lo que se enseña no se iniciará el aprendizaje. El alumno no descubrirá (la mirada es un descubrimiento) el valor de lo que se le enseña y sin este descubrimiento no se interesará.

Después viene la aceptación. La persona que aprende, el alumno debe querer aceptar el aprendizaje. Este es un elemento individual, personal del aprendizaje. Se puede querer aprender o no. La observación hay que querer aceptarla ya que el aprendizaje significativo implica cambios hay que querer los cambios que implica, si no quiere no aprende, o cree que no puede aprender, lo que viene a ser lo mismo, no se aprende. Un profesor puede hacer mucho para que un alumno aprenda, menos poner la aceptación por él.

Junto a la aceptación se da el compartir, el participar en la enseñanza. En realidad este es el punto que el profesor percibe. Cuando se da la aceptación comienza el compartir, el poner en común. El aprendizaje se produce en relación. Y necesita la comunicación, el comunicar los personales descubrimientos y recibir el feedback, que implica también en este momento aceptación por parte del profesor del avance del alumno. Este aspecto social del aprendizaje es muy importante. Se avanza especialmente cuando se puede comunicar lo aprendido.

La última clave es acción, que se traduce en un método, una organización de la acción. El aprendizaje significativo se aplica a la vida de algún modo, hay que integrarlo, hay que variar la conducta en función de lo aprendido.

La acción produce un cambio en las condiciones de observación, y de este modo se realimenta el ciclo. El ciclo del aprendizaje puede avanzar todo lo que se quiera, en un primer término se detendrá el maestro, pero aun así, a un determinado nivel el alumno pude continuar y superar a su maestro. En último término será la aceptación del alumno la que detendrá el ciclo, o no lo detendrá.

Al final el ciclo que se establece: observación, aceptación, compartir, acción se convierte en un ciclo de la armonía en cualquier aprendizaje de la vida. El profesor mismo debe recorrer su propio ciclo de aprendizaje al enseñar: observar, aceptar lo que ve, algo que a veces no resulta fácil, compartir y cambiar su modo de actuación. Este cambio es clave para saber adaptarse a las condiciones concretas de los alumnos que tiene y hacer siempre el mismo método de enseñanza, aunque los alumnos cambien.