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La intensidad y la gestión de la emoción
Cuando nos acercamos a una emoción hay 3 dimensiones que se pueden distinguir fácilmente: energía, agrado-desagrado, agresión-igualdad-sumisión. Estas 3 dimensiones nos permiten una clasificación de las emociones.
ABC de cómo gestionar cada emoción básica
La violencia, el conflicto y la gestión del enfado.
Nuestras aulas parecen estar llenas de conflicto y de violencia y este es un problema que parece incrementarse con fenómenos como el bullying y el acoso escolar. Desde muy pequeños parece que los seres humanos establecen grados que nos parecen inaceptables de violencia, tanto física como verbal, y de agresividad en las relaciones. Los grupos humanos tienen un elemento desestructurador central precisamente en ese uso de la violencia y de la agresión. He puesto estructurador, porque de ese modo se estructuran grupos, bandas, y se establecen relacione de superioridad y de sumisión que realmente son patológicas en un grupo bien estructurado.
El enfado cuando se complica
Normalmente en Educación Emocional utilizamos las emociones como guía para descubrir nuestras necesidades. Pero no todas las emociones son un buen guía para la acción. Indica la necesidad solo la emoción primaria, la que está en el fondo de nuestro sentir conectado directamente con nuestras tripas, con el hondo de nuestro ser.
Especialmente en el enfado es importante distinguir si es una emoción primaria. El enfado tiene una buena capacidad de ser una emoción secundaria y tapar otras emociones.
Es el caso de un enfado que tapa una tristeza. En realidad nos sentimos tristes, pero nos cuesta mostrarnos como tristes y mostramos de forma casi automática un enfado para alejar a los que pretendan acercarse para consolar nuestra tristeza. Es muy posible que en nuestra consideración de nosotros mismos estar tristes sea igualado a ser débil.
Estas son las situaciones que propician la aparición de un enfado secundario. Hay que darse cuenta que el enfado secundario aparece casi como un rasgo de la personalidad. Se siente porque hemos entrado por así decir en modo enfado, pero no es un enfado espontáneo provocado por la situación, y sin embargo envía las señales de enfado para que los demás tomen nota. Es un enfado que se juega en la relación, en nuestra imagen social en contraste con nuestra propia imagen del yo. El enfado protege un yo que no nos gusta que se vea.
El enfado instrumental es algo más frecuente de lo que parece. Es también un enfado no provocado por la situación, aunque aparentemente para los demás si. Es la persona que se enfada mucho y parece estar cargada de razón. Posee agresividad en el trato y de ese modo protege y evita los acercamientos, las peticiones, en realidad las previene, y tiene un fondo manipulativo para conseguir que los demás, asustados, se comporten como nos parece.
El modo en qué podemos detectar el enfado instrumental es siguiendo las preguntas del gráfico. Lá última va precisamente en sentido contrario y dibuja el comportamiento sumiso, que es el opuesto del enfadado.
La persona que actúa habitualmente con enfado instrumental genera distancia con los demás que en un primer momento le hacen caso,pero no establecen relaciones duraderas: es muy difícil hacerlo con alguien que te grita con frecuencia para salirse con la suya.
Espero que os haya gustado esta clarificación sobre el enfado muy importante cuando hay que gestionarlo ya que no es lo mismo que sea primario, en cuyo caso hay que utilizarlo como guía, que si es secundario o instrumental. En cualquiera de los casos necesita un trabajo personal y una aceptación. Sin conocerse, sin aceptar nuestros límites no será posible la gestión del enfado.
Amenazar a los niños
En el lenguaje que utilizamos con los niños está presente de un modo continuo la amenaza: “si no te portas bien, no sales a jugar al parque”, “si no recoges la ropa no me acompañas esta tarde (algo que sabemos hace ilusión al niño)”. Esto no solo lo hacen padre y madre, sino en general todas las figuras con edad superior al niño y que se relacionan con él. Es tan habitual que ni siquiera se percibe en muchas ocasiones la grave incidencia que tiene en el mundo del niño y se utiliza como un modo de amplificar la fuerza de nuestra comunicación.
El enfado y el futbol

Entrenadora de fútbol
Primero aclarar que hablo del futbol pero se puede aplicar igualmente a los deportes donde un equipo o una persona individual vence a otro en un juego, por ejemplo baloncesto, rugby, tenis. El futbol es especialmente indicado porque es un juego de contacto donde además la victoria se logra atravesando el terreno del contrario, arrebatando el balón.
Las necesidades del ser humano y el sistema emocional
Las necesidades del ser humano son variadas y complejas, formando todo un sistema que interacciona. Abraham Maslow lo dejo reflejado en la pirámide que lleva su nombre. Lo que no aparece en la pirámide es el detector emocional de cada necesidad. Y sin embargo debajo de cada emoción hay una necesidad. La clave de la gestión en Educación Emocional es llegar a descubrir precisamente cuál es la necesidad que se encuentra debajo de cada emoción.
El enfado que esconde un miedo
Hace años me sucedió y me impacto. Se trataba de un padre de una hija adolescente que iba muy mal con los estudios. El padre se había apuntado a un curso de enfado para poder manejar las pérdidas de autocontrol que tenía con su hija, a la que controlaba el horario, le controlaba lo que estudiaba, le controlaba las salidas,… con el resultado de frecuentes gritos y salidas de tono por parte suya y una distancia y desafección crecientes con la hija. Su relación se había hecho violenta y conflictiva. Acudió al curso ya medio desesperado para encontrar un medio de no perderla definitivamente. Sigue leyendo
Soy una gritona… ¿qué puedo hacer?
He visto recientemente un artículo de la revista SER PADRES que trata este tema y en la búsqueda que he realizado por la web he encontrado también algunas referencias que se centran específicamente en este tema. La más conocida es la página de El Rinoceronte Naranja. Quiero hablar del tema porque no he encontrado ningún tratamiento que sea verdaderamente emocional y pienso que en este caso el enfoque emocional es el que puede resolver la dificultad.
Este es un problema que afecta a madres y padres principalmente pero en mi opinión también es muy importante en la escuela, donde los docentes tienen que trabajar precisamente para establecer relaciones de confianza con los alumnos. Y, para ser sinceros, los gritos, las salidas de tono, los enfados mal expresados no ayudan nada a esa confianza. Así que lo hago extensivo a los docentes.