Focalizar la emoción en 6 sencillos pasos

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Esta es la habilidad básica necesaria para una adecuada gestión emocional individual. destreza que todo docente del siglo XXI debe poseer.

Esta es también la herramienta central para el coaching emocional

Está basada en Leslie Greenberg (Terapia Focalizada en la Emoción) y en Eugene T. Gendlin (Focusing) y es el modo de acceder a la emoción para utilizarla como guía, tanto para fijar un objetivo al alumno como para fomentar su motivación.

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«¿Quién soy?», presentaciones en los cursos de Educación Emocional

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En todas las formaciones en Educación Emocional comienzo con unas preguntas que sirven de presentación para los asistentes. Esas preguntas no siguen la idea habitual de presentarse que, en un ambiente profesional, suele apuntar a la posición que se ocupa, en general a la tarea que se desempeña.

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El silencio (interno) para la escucha

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En la escucha, si queremos atender también a las emociones, el silencio ocupa una posición destacada. El silencio es una herramienta importante en la gestión emocional y quiero destacar su importancia. Desde luego el silencio es una incisiva herramienta de comunicación.

En primer lugar si estamos muy activados, tanto sea emocionalmente porque hay acontecimientos que nos están afectando o porque estamos inmersos en una dinámica de prisa, por ejemplo debido al trabajo, es casi imposible escuchar.

En segundo lugar porque el procesamiento emocional es más lento que el racional, se necesita pausa para darse cuenta de qué es lo que estamos sintiendo. Por eso hacemos silencios cuando hablamos conectados con nosotros mismos, si ese silencio se interrumpe el proceso y nuestra atención se va hacia la interrupción. Es decir la otra persona necesita que no la interrumpamos cuando está elaborando sus emociones.

Hay un tercer elemento: Normalmente estamos educados a intervenir, nos parece casi un elemento de educación acudir en auxilio de alguien que parece haberse quedado sin palabras. Nos ponemos nerviosos ante el silencio. Hay que conocerse y trabajarse esos nervios, esa intranquilidad para dejar su espacio a los demás, que no se sientan urgidos a contestar, que puedan tomarse su tiempo para contestar. Esto solo redundará en que la conversación se hará más profunda.

Por eso desde el punto de vista práctico me atrevo a dar 3 indicaciones para hacer el silencio dentro de nosotros y poder escuchar a otra persona:

  1. Antes de comenzar una conversación en la que queremos escuchar de verdad, dedicar un momento de tiempo a relajarnos, a parar nuestra propia actividad, tanto interna como externa, como una pequeña cámara de descompresión emocional. Normalmente basta con tomar unas cuantas respiraciones tomando conciencia de la respiración.
  2. Dejar hablar… no anticiparnos y poner nuestras palabras. En este caso nuestros pensamientos se anticipan al otro y no escuchamos. Sencillamente no estar pendiente de contestar, de rebuscar en nuestra cabeza la respuesta o el consejo. La escucha es el momento del otro, no de nuestros consejos, ni de nuestras ideas, ya llegará ese momento si es necesario.
  3. Esperar, aguantar el silencio, cuando la persona no contesta inmediatamente, otorgar un tiempo de silencio reprimiendo la propia necesidad de una respuesta. El silencio pone ante la necesidad de contestar. Es necesario entrenar este punto.

El enfoque de las necesidades especiales: NECESPORT

Entrada escrita por Daniel Sancho Tos, entrenador deportivo emocional y fundador de NECESPORT y por Antonio Esquivias

Hasta hoy la forma habitual de ayudar a los  niños con Necesidades Educativas Especiales es sacarlos del aula para darles un apoyo más personalizado, pero siempre ubicándolos en otra aula y trabajando con la misma metodología aunque reduciendo los contenidos y exigencias de la materia.

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El miedo a los 6 años

Entrada escrita por Daniel Sancho Tos, entrenador deportivo emocional y por Antonio Esquivias

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lucas con 12 años

Es sorprendente cuán diferente es cada niño en su gestión del miedo, voy a contar el caso de mi hijo que fue para mí una gran sorpresa.  El miedo sirve para delimitar nuestra zona de seguridad y decirnos que experiencias hemos hecho y cuáles no, y por tanto en que situaciones nos sentimos seguros y las dominamos y en cuáles no. Cuando mi hijo Lucas tenía 6 años, le regalaron unos patines. En aquel entonces Lucas ni siquiera sabía para que servían, ni siquiera era capaz de ponerse el solo los patines en el pie correcto. Aún así una tarde quiso bajar a la calle a probar sus patines nuevos y con esa intención y gran determinación, yo le observaba muy ilusionado con sus patines, nos dispusimos a ello. Cuando por fin consiguió ponerse los patines de la manera correcta, inició la maniobra para ponerse en pié, lo cual fue complicado y como es lógico termino cayendo rápidamente y de forma grotesca al suelo. A los 6 años el niño se encuentra plenamente en la etapa de los aprendizajes, de la exploración del mundo, de las tareas. Hasta un poco antes de esa edad el niño está concentrado en la construcción de sí mismo, en su identidad y en el cuidado de sus relaciones de confianza y seguridad fundamentales. El niño quiere saber quién es. Ahora, sobre la seguridad de su relación de seguridad, quiere explorar el mundo, y se lanza a tumba abierta a por ello.

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La empatía necesaria en la etapa infantil/inicial

Esta entrada se produce en el contexto de una intervención para gestión emocional en infantil/inicial y quiero establecer dos principios de una forma clara: el miedo se gestiona desde la seguridad y la seguridad la proporciona el vínculo.

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El alumno protagonista de su aprendizaje

Resumen: Para que el alumno sea protagonista de su proceso tiene que tener capacidad real de decisión sobre su aprendizaje. Si el docente sigue decidiendo las tareas del aprendizaje, cualquier intento de declarar al alumno protagonista resultará sencillamente maquillaje de un estilo autoritario o, peor aún, paternalista. Solo llegar hasta el estilo empático posibilita realmente que el alumno sea protagonista de su proceso.

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