Las dimensiones de la relación de pareja

Esta entrada es deudora en su totalidad de Leslie S. Greenberg y Rhonda N. Goldman, Emotion-Focused Couples Therapy. The dynamics of emotion, love and Power. American Psycological Assotiation, Washington DC, 2008.

La relación emocional de una pareja se mueve siguiendo 3 ejes: identidad, vínculo y deseo. 19803722_sPrimero necesitamos ser quienes somos, segundo necesitamos personas a las que sentir cercanas, tercero necesitamos sentir la fuerza del deseo sexual.

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Cómo se detecta el amor a nivel emocional

Resumen: nos sentimos amados cuando alguien nos acepta como somos, nos respeta como persona. No sentirse aceptados genera un fuerte malestar. Ese malestar marca una distancia con la persona y el vínculo con esta se debilita. Cuando nos sentimos aceptados emocionalmente lo que se genera es una relación en la que nos sentimos seguros. Esa seguridad crece con el tiempo llegando a hacer muy sólida la relación. Son relaciones que generan esa amplia perspectiva a la que llamamos amor.15174392_s

La Gestalt habla de 3 necesidades fundamentales a nivel emocional: amor, libertad y seguridad. La necesidad se detecta por la carencia, porque en realidad es eso una carencia. La carencia es mucho más aguda desde el punto de vista emocional. Detectamos que tenemos la necesidad satisfecha pero de un modo mucho más genérico, con un sentido de satisfacción o tranquilidad o seguridad.

La carencia de amor es detectada por la tristeza o un sentimiento de soledad, pero la tristeza detecta la pérdida de esa relación con alguien al que amábamos o también la no existencia.

Ahora querría centrarme en si hay algún sentimiento o emoción que nos indique si alguien nos quiere de verdad, qué sentimiento nos hace sentirnos amados. Y, de modo sorprendente la respuesta es muy sencilla: nos sentimos amados cuando alguien nos acepta como somos, nos respeta como persona. Tenemos este sencillo y agudo detector de la calidad del vínculo con cada persona con la que nos relacionamos.

Voy a poner un ejemplo muy sencillo, pero significativo. Estás en la cocina y equivocas el 15844251_scafé con los cereales del bebé. Hay dos formas de reaccionar al error: (a) «¿por qué no te fijas?», (b) «¡vaya!, el envoltorio de papel de plata es igual, hay que tener cuidado de poner cada cosa en un sitio diferente para no volvernos a equivocar». En el primer caso nos vamos a sentir primero no comprendidos, ni siquiera respetados. No sentimos segura la relación, vemos que tenemos que defendernos o sentirnos culpables. En el segundo nos sentimos comprendidos y al serlo nos sentimos aceptados como persona, y se nos dan las vías para evitar los errores.

Las dos formas son esencialmente muy diferentes. La (a) se dirige a la persona, al sujeto y la carga con el error. La (b) busca el motivo del error en los objetos (no en el sujeto) y busca el modo de evitarlo en lo sucesivo. Esto último es importante, cuando alguien respeta a un sujeto no es que le parezcan bien los errores, busca el modo de solucionarlos. Se hace cargo que el error molesta a la persona que lo comete y le apoya para buscar el modo de no cometerlo en lo sucesivo.

Normalmente las relaciones entran en pautas, es decir, el ejemplo se va a repetir en la misma línea, de forma que configura en nosotros ese sentimiento de que somos o no somos aceptados. No sentirse aceptados genera un fuerte malestar. Ese malestar marca una distancia con la persona y el vínculo con esta se debilita.

Por el contrario cuando nos sentimos aceptados emocionalmente lo que se genera es una relación en la que nos sentimos seguros. Este sentimiento nos permite expandirnos y sacar lo mejor de nosotros mismos y genera un profundo sentimiento de agradecimient16077254_so hacia la persona: haríamos y de hecho hacemos cualquier cosa por ella. Se genera un vínculo muy fuerte y muy libre.

Esa seguridad crece con el tiempo llegando a hacer muy sólida la relación. La relación establecida por una mutua aceptación y respeto son sólidas. Son relaciones que generan esa amplia perspectiva a la que llamamos amor.

La doula: Un coach emocional del embarazo, parto y puerperio

Entrada elaborada a la par con Teresa Escudero, médico de familia, doula y coach emocional. He decidido mantener la primera persona con la que me ha enviado sus anotaciones e ideas.dos mujeres

Resumen: Doula viene del griego: la esclava que atendía a las mujeres en los partos. El simple acompañamiento de una doula, reduce la necesidad de analgesia en el parto, disminuye las complicaciones y la medicalización. Acompaña en el viaje emocional y de sensibilidad que supone el embarazo. La doula puede servir de canal de comunicación en la pareja. Recuperar el espacio del hombre en el nacimiento del hijo: la paternidad. Las herramientas del coaching emocional, son un plus para cualquier doula.

Hoy en día, si no sabes lo que significa una palabra, la buscas en la Wikipedia. Allí se define a las doulas como: «una asistente sin titulación oficial que proporciona información, apoyo físico y emocional a las mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto».

Y supongo que es eso… y, desde luego, mucho más.

Doula viene del griego, y es el término que se utilizaba para designar a la esclava que atendía a las mujeres en los partos. En Grecia es un término peyorativo, por lo que allí prefieren llamarse asistentes de parto. Aquí tenemos los términos “comadrona” y “comadre”, que a mí personalmente me gustan porque apuntan en directo a lo que sucede entre la doula y la mujer embarazada. Con una comadre puedes reír y llorar, puedes compartir desde lo profundo y bromear, puedes quitarte las máscaras y ser tú misma.

Desde el punto de vista científico, se ha demostrado que el simple acompañamiento de una doula, reduce la necesidad de analgesia en el parto, disminuye las complicaciones y la medicalización del mismo, en resumen, le hace recuperar ese carácter natural que el parto tiene en la biología y las emociones femeninas. Sólo por esto ya merecería la pena que toda mujer embarazada pudiera beneficiarse del acompañamiento de una doula.

¿Por qué sucede esto? Pues sobre todo depende de la oxitocina. La oxitocina se ha dado en llamar la «hormona del amor», pero yo prefiero llamarla la «hormona de los orgasmos». Todo lo que tiene que ver con el placer está bañado en oxitocina, por supuesto los orgasmos sexuales, pero también el placer de tener una charla con buenas amigas, el placer de conversar y compartir con otras personas, el placer de amamantar… y el placer de dar a luz.

Sé que el último «placer» ha hecho removerse a más de una mujer en la silla. ¿Placer? ¿Pariendo? Pues sí, la hormona que nuestro cuerpo produce en todos estos casos es la misma, la oxitocina, así que realmente el parto, por naturaleza, está preparado para ser un proceso PLACENTERO.

Comprendo que en la sociedad actual a menudo no es así… por eso me parece necesaria la figura de la doula.

La doula favorece las emociones positivas en la mujer embarazada: La acompaña en el embarazada1viaje emocional y de sensibilidad que supone el embarazo, con todas las memorias que aparecen, los antiguos dolores de la infancia, del propio nacimiento de la mujer embarazada, la acompaña en los miedos al dolor y a la muerte, que son inherentes al parto. Ocasionalmente la doula resuelve dudas que no se atreve a consultar con los médicos, aunque nunca sustituya su consejo, sino que lo refuerza.

La doula acompaña durante el parto, ESTÁ, en el mejor sentido de la palabra. Está callada cuando la parturienta necesita silencio, da ánimos si es lo que se requiere, acaricia, acoge, canta, acuna… Cada doula ESTÁ a su manera, con su estilo, con su SER, su presencia.

La doula también vive el puerperio al lado de la nueva madre y de su pareja, acompaña en las primeras decisiones de crianza: Tipo de lactancia, creación del vínculo… en fin, acompaña también en el nacimiento de la nueva familia, pues con cada nuevo niño nace una nueva familia.

Aunque la doula se ha considerado una figura acompañante de la madre, quiero reivindicar también el acompañamiento de la pareja. Siento que en la nueva maternidad por venir, habrá que incluir mucho más a los padres de las criaturas. Siento que los hombres necesitan recuperar su espacio en la maternidad y que esta sea de nuevo un espacio de maternidad/paternidad, y creo que las doulas podemos ayudar a que eso ocurra. La doula puede servir de canal de comunicación en la pareja, en este momento en que tantas cosas están cambiando. De nuevo vuelvo a la biología, al cuerpo. Se ha comprobado que tanto el cerebro de las madres como el de los padres, cambia después del nacimiento de su hijo. Se crean nuevas conexiones y aprenden a funcionar de otra manera. Si fuera informática podría decir que de algún modo se pasa del «modo pareja» al «modo papá y mamá». Este cambio biológico proporciona las mejores condiciones para un trabajo emocional intenso y constructivo.

Creo que una doula que esté atenta a todos estos cambios, puede convertirse en coach emocional para la pareja durante el proceso del embarazo, parto y puerperio. Para mí, las herramientas del coaching emocional, con las que trabajo desde hace años, son un plus para cualquier doula. Precisamente la atención hacia la sensibilidad y las emociones de esta corriente del coaching, es lo que la convierte en tan adecuada a esta actividad, que también se basa en aceptar y seguir la sensibilidad y las emociones del cuerpo.

Ya se ve que me pongo en la línea de la necesidad de renovar todas nuestras ideas sobre el embarazo, el parto y la crianza. Desde luego las doulas van a ser uno de los agentes de ese cambio.

(cuadro: Dos mujeres. Víctor Manuel García. Propiedad Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana)

El asco y el sexo

Resumen: El sexo es un inhibidor del asco. El asco es una emoción que pone límites. Es universal en la raza humana que den asco los productos corporales en general, tanto fluidos: sudor, saliva, sangre, orina y, por supuesto, también los sexuales, como sólidos: mocos y heces. Estas “prohibiciones” emocionales quedan inhibidas en el interior de la familia. En la relación sexual se contacta precisamente con todos esos elementos que de modo universal producen asco. Es más pasan a formar parte de la atracción sexual. El vocabulario popular y común alrededor del sexo tiene que ver también con el asco

El sexo es un inhibidor del asco. La emoción del asco queda inhibida por la sensación bebe_vomitandodel sexo. Esta es mi constatación que me parece puede servir para el trabajo con las emociones.

Voy a explicarme. El asco es una emoción que pone límites, limites insalvables: lo que nos da asco queda fuera de lo experimentable, es lo que no hay que tocar o con las personas que no hay que contactar: el rechazo es otra emoción de la familia del asco.

Voy a bajar a lo concreto poniendo ejemplos. Así es universal en la raza humana que den asco los productos corporales en general, tanto fluidos: sudor, saliva, sangre, orina y, por supuesto, también los sexuales, como sólidos: mocos y heces. Si alguien escupe en un vaso, ya no lo bebemos. Evidentemente hay una conexión con elementos higiénicos. Algo que debe constituir la justificación a nivel biológico de la respuesta emocional del asco.

Sin embargo estas “prohibiciones” emocionales quedan inhibidas en el interior de la familia: pareja y sus retoños. Inhibición que parte de la pareja. La relación sexual entre ellos inhibe el asco y eso se extiende a sus retoños. Son ellos los que no sienten asco, o lo superan, en relación con sus hijos. Así quitan pises, limpian cacas, heridas, contactan con la saliva sin dificultades. Los hijos entran como sujetos pasivos y con algo de dificultad como activos.

Esta inhibición constituye a la familia en una unidad a nivel biológico, porque la higiene es común. A nivel emocional el asco constituye la barrera que resulta inhibida en el interior. Esto como se puede comprender proporciona también una ventaja evolutiva a la cohesión de la familia. La familia queda muy bien definida por los límites del asco, que dejan de ser personales para pertenecer al grupo.

Es el sexo el que inhibe el asco. En la relación sexual se contacta precisamente con todos esos elementos que de modo universal producen asco. Es más pasan a formar parte de la atracción sexual. El sexo revierte el asco en atracción. La saliva es elemento importante de la relación, y por supuesto la relación se focaliza en los órganos sexuales, que son también los órganos de defecación y eliminación. Es decir reúnen las dos funciones: ser el foco del asco y del sexo.

De algún modo por eso el vocabulario popular y común alrededor del sexo tiene que ver también con el asco. Es común el: «eres un guarro o una guarra», aludiendo en directo a esto elementos del asco. Claro que la expresión tiene el doble valor de constituir rechazo o atracción: «soy tu guarrilla». Es evidente que este lenguaje tiene una fuerte dosis de atracción. El rechazo convertido en atracción, el asco inhibido. «El rechazo o asco no es una forma de renuncia al objeto, sino una fuerte vinculación con él» (Castilla del Pino, Teoría de los sentimientos).

careto de ascoTambién resulta una constatación de que todos los temas sexuales generan rechazo, fuertes rechazos sociales, que poseen una gran carga emocional y que en su expresión a veces también se pretende fundamentar en motivos higiénicos y de salud (transmisión de enfermedades). Este fenómeno contribuiría también en la misma línea cohesión de la familia, en este caso a través de buscar limitar la sexualidad en su interior. Algo que no está escrito que consiga.

Quedan elementos que explicitar, esto es solo un apunte para plantear una hipótesis, que ya ha sido estudiada y que puede dar lugar a una mejor comprensión de las emociones básicas y su función en nuestra vida cotidiana.

El tacto y la caricia, la comunicación y la persona

Resumen: la caricia no es simplemente un contacto físico, es un contacto humano y tiene un significado. La caricia o el abrazo dice al otro que le considero como alguien semejante a mí. El tacto, la caricia, el beso y el abrazo, comienzan por ser una necesidad en la persona. El contacto físico introduce en el mundo personal y por tanto humano. Sigue leyendo

La importancia del tacto: con las caricias se vive

Resumen: ¿A qué paisaje nos abre esa ventana que es el tacto? El punto fundamental de toda esta  cuestión está en como se concibe la conexión entre razón y las emociones y sentimientos. El tacto nos hace real y cercano el mundo de lo particular. Es el sentido de lo singular, lo concreto, lo irrepetible. El tacto hace vivir al situarnos en el aquí y el ahora. Nuestra referencia espacio-temporal procede del tacto.

Hace ya un tiempo me llevaron a pensar en el tacto las palabras de un enfermo de sida que no quería morir solo, sino en el albergue donde le habían atendido. Su motivo era: «sé que cuando este muriendo estaréis ahí cogiéndome la mano». ¿Por qué es tan importante la caricia? ¿Qué significado tiene el tacto, que nos parece lo que necesitamos en un momento tan clave como la muerte?

Sin embargo el tacto es un sentido bastante ignorado por la reflexión intelectual desde los clásicos griegos, al menos en mi trayectoria he encontrado muy pocas cosas escritas alrededor del tacto. Incluso se podría decir que es un sentido vilipendiado frente a la vista o el oído, que han sido considerados los sentidos nobles, los importantes para vida la hombre, los que se considera que conectan con la vida racional o intelectual. Vista y oído se podrían concebir como la base sobre la que se desarrolla una cultura. Sobre el oído se desarrolla la Edad Media. La vista comienza a tomar preminencia desde el Renacimiento. Esto es al menos lo que afirman los autores clásicos. Nosotros ahora podemos decir que esa preminencia de la vista ha pegado un salto fuerte en el siglo XX: estamos en la civilización de la imagen. Sin embargo los dos planteamientos, el clásico y el actual, se refieren a la relación de los sentidos con la razón, con mayor precisión con el lenguaje: las palabras son consideradas el modo universal de comunicación humana; el pensamiento humano se basa en ellas y los sentidos adquieren importancia por su relación con la adquisición de las palabras.

No se sale de ese planteamiento cuando se pondera la importancia del tacto como vehículo de la lectura en los invidentes, como soporte del lenguaje braille. Es el mismo esquema, ya que la importancia del tacto se considera ligada al lenguaje; sin embargo, su valor para la persona no puede proceder simplemente de que pueda ser desarrollado para cubrir esferas de relación externa no cubierta por otros sentidos, ya que en tal caso quedaría reducido a un papel meramente supletorio. ¿La influencia del tacto (dejamos por ahora a los otros sentidos: gusto y olfato) es solamente marginal? Como se puede entrever, en el fondo la pregunta apunta hacia la esencia del conocimiento humano y del cómo este se conecta con el exterior; ya que las puertas de ese contacto son los sentidos. En los últimos tiempos he ido descubriendo una importancia al tacto como sentido fundamental en la relación humana, con  posibilidades que es difícil exagerar. Por eso mi pregunta es muy concreta: ¿a qué paisaje nos abre esa ventana que es el tacto? ¿con que nos relaciona? ¿qué aspectos de nuestras relaciones resalta el tacto?

Creo que el punto fundamental de toda esta  cuestión está en como se concibe la conexión entre razón y las emociones y sentimientos. Si la razón es concebida como enfrentada a los sentimientos, estos son vistos en modo negativo y vista y oído son considerados los sentidos fundamentales: son los sentidos de la abstracción, ya que son los que facilitan el material (las palabras, el lenguaje) para que la razón funcione. En este caso, la razón es el instrumento de lo general, de lo objetivo y la verdad es concebida solamente como universal. Si, por el contrario, razón y sentimientos no se oponen, entonces los sentimientos son vistos en modo positivo, y tenemos la posibilidad de adentrarnos en el mundo de lo subjetivo, de lo personal. Los sentimientos nos dan precisamente ese mundo de la intimidad personal. En este caso lo subjetivo es también verdadero. Desde este punto de vista el tacto adquiere una gran importancia. Tacto, olfato y gusto son sentidos de lo concreto, no de lo general. Especialmente el tacto nos hace real y cercano el mundo de lo particular; es el sentido de lo singular, concreto, irrepetible.

El tacto es un sentido que personaliza, baja a lo concreto, no trabaja con la abstracción. Alimenta nuestros afectos, nuestro vínculo con las cosas, nuestro conocimiento concreto de la ubicación, de las personas concretas, de las experiencias… nuestras vivencias son siempre algo concreto. El tacto es un sentido que nos indica el aquí real, por ejemplo, esta persona me protege, me valora como alguien concreto, singular, irrepetible. Luego, el tacto nos hace vivir aquí, nos sitúa en el espacio concreto en el que estamos.

El tacto no sólo señala un aquí, señala también un ahora. La caricia es un lenguaje de presente, es decir se refiere al presente en directo. El lenguaje hablado se refiere al pasado para recordarlo o al futuro para proyectarlo y sólo indirectamente al presente, es decir sólo en la medida que recordar el pasado o tener un futuro es necesario para el presente. No se puede hablar del presente, sino cuando ya ha pasado, por ejemplo para recordarlo, mientras se vive no se habla de él, simplemente se vive. La caricia por el contrario se dirige al presente y solo indirectamente al pasado o al futuro: al dar seguridad en el presente, pone la base de confianza que nos puede permitir realmente afrontar ese futuro, o conjurar ese pasado de soledad que nos oprime. Por eso con la caricia se vive. El tacto hace vivir al situarnos en el aquí y el ahora.

Luego es el tacto el que nos hace vivir aquí y ahora y sin él difícilmente podríamos ubicarnos. Nuestra referencia espacio-temporal procede del tacto. El aquí y el ahora nos dan el presente. Y el presente es donde realmente vivimos. El futuro es proyecto, el pasado es recuerdo. El aquí y el ahora es lo que realmente tenemos, y sin saber estar en ellos no vivimos. Toda la experiencia, toda la vivencia es aquí y ahora.

El beso y la mujer y el hombre

Resumen: Lo importante hoy es el aprendizaje y la potenciación del nivel afectivo, más allá de los estereotipos de sexo. «Como es el día debe ser la noche». El  beso cumple una misión como lubrificante de la vida cotidiana, la vida se hace fácil, suave, si el afecto está presente.

 

Hay una primera aproximación al tema: todos los actos humanos son sexuados, están hechos por personas que son hombre o mujer y no es lo mismo que lo haga uno o el otro, el beso responde por tanto a esas características y de una forma muy clara. Los hombres y las mujeres no tienen la misma dinámica afectiva, ni tampoco por tanto la referente a los besos. Aunque hay que añadir que el peso de la educación tradicional ha forzado, a mi entender de un modo sesgado, los papeles de ambos, haciendo estereotipos de que las mujeres besan más y los hombres rechazan esas manifestaciones afectivas. A mi entender habría que buscar un camino de liberación de ese peso tradicional y permiten a cada persona que expresase con libertad su afectividad.

Hemos hablado del beso como un elemento clave que integra el nivel afectivo (la ternura), con el  sexual. Recuerdo a este respecto lo que una vez me dijo una mujer: «para la mujer, como es el día es la noche, en cambio el hombre es más capaz de introducir un punto de rotura entre el día y la noche». ¿Qué quería expresar aquella mujer? Pues que una mujer enfadada con el marido o simplemente distanciada por lo que sea, no le encuentra sentido a tener relaciones sexuales con él, ya que estas se deben integrar siempre en el conjunto de su vida, lo que le viene indicado por la situación de sus sentimientos hacia él. En cambio, en su percepción, el hombre es más capaz de olvidarse de las distancias afectivas  y centrar su atención en lo sexual, buscar las  relaciones sexuales sin tener en cuenta como se encuentra su pareja. Lo cierto es que después he encontrado hombres que se han entusiasmado al descubrir la idea, es decir que para ellos también como es el día debe ser la noche, y es que hablando de hombre y mujer es difícil no quedarse en estereotipos. Quizá lo único posible es hablar en términos sociológicos de tantos por ciento que hacen uno u otro comportamiento, porque siempre hay representantes del comportamiento en cada sexo.

Por todo lo visto en mi opinión lo importante hoy es el aprendizaje y la potenciación del nivel afectivo, más allá de los estereotipos de sexo. El beso es un elemento clave de la dinámica afectiva y por ello debe entrar dentro de la educación emocional. Al igual que en una sonrisa, donde parece que la persona sale por los poros, en el beso la persona sale, se expresa: el cuerpo, el beso hace visible esa expresión, hace visible el cariño, el afecto.

El beso tiene la importancia de marcar el aquí y el ahora. El beso es siempre actual: actualiza el cariño; o con más precisión, es su elemento de actualización. Sirve para expresar el hoy; el beso dado ayer no sirve para hoy. Es esta una función muy importante: de la facilidad o de la reluctancia a dar el beso hoy, deduzco como esta la temperatura del cariño… o la distancia. Al actualizar el cariño, el beso cumple una misión como lubrificante de la vida cotidiana, la vida se hace fácil, suave, si el afecto está presente, y el beso nos hace precisamente eso: presente el afecto, sin el, la vida es mucho más áspera, más difícil.

El beso y el sexo

Resumen: el beso está integrado por ternura y sensualidad. Simboliza  la ternura y, por tanto, el afecto, la vinculación y ejerce una función de acercamiento y excitación sexual. El que besa imprime su intencionalidad en el beso. Sin la preparación de los besos y su concordancia con la entrega sexual, se introducirían disonancias en la relación y la persona no podría tener la seguridad de ser acogido. Se podría decir que el acto sexual es el último beso entre dos personas que se quieren, de ese modo se lo dicen todo. E s necesaria una educación en el beso, del contacto físico-afectivo con los demás

He hecho ya dos entradas sobre el beso y seguramente hay una pregunta esta ya aflorando a la mente: «¡Este hombre habla de todo menos de lo obvio!, ¡el beso tiene que ver con el sexo, es una de sus puertas de entrada!».

Para responder específicamente a la pregunta sobre la relación entre beso y sexo, hay que descomponer el beso en sus elementos, y podemos decir que, desde un punto de vista fenomenológico, está integrado por ternura y sensualidad.

La ternura se mueve al nivel afectivo: el beso claramente tiene un componente de ternura, casi se podría decir que simboliza la ternura y, por tanto, el afecto, la vinculación que se siente hacia una determinada persona. Cuando besamos estamos indicando esta vinculación, de quien besa hacia quien recibe el beso. De esto he hablado en: «qué significa un beso» (http://wp.me/p2KddV-4l ).

El beso tiene también un componente de sensualidad: no podría ser reducido a una acción sexual, como sucede con frecuencia, si no tuviese un componente sexual: el beso ejerce una función de acercamiento y excitación sexual. Sin embargo, ambos elementos, afecto y sensualidad, no son alternativos, se dan conjuntamen­te.

Los matices, la entonación que coge cada beso dependen de la intención de la persona. El que besa imprime su intencionalidad en el beso.  Se percibe que hay entonaciones posibles en el beso: con más ternura (más afectivo), más sensual (más sexual). Es una gama de matices que va desde la ternura hasta la sensualidad pura, desde el afecto hasta el sexo, con todas las proporciones posibles.

Por su parte al sexo en el lenguaje y percepción común, o lo llamamos sencillamente sexo o lo llamamos amor. Y esa variación tiene una incidencia clara en los besos. No olvidemos que a las prostitutas les cuesta dar besos, conectan beso y su propia intimidad, mientras que la relación sexual queda fuera. Cuando consideramos que es amor, entonces sexo y besos conviven sin dificultad. En este caso nada más natural que la relación que significa la entrega de dos personas mas completa emocionalmente que conocemos, la relación sexual, venga preparada, por actos (besos) que significan, como hemos visto: ‘yo te protejo’, ‘estoy contigo’, ‘perteneces a mi mundo’; actos que también significan apertura y disponibilidad al otro. Sin la preparación de los besos y su concordancia con la entrega sexual, se introducirían disonancias en la relación y la persona no podría tener la seguridad de ser acogido. Esto es lo que a mi parecer detectan las prostitutas cuando no quieren mezclar sexo y beso.

De la relación sexual, cuando es amor, la persona deduce un claro (o según los casos no tan claro) «no estás solo», «conmigo superas la soledad», «hemos hecho de dos, una unidad». Cuando las dos comunicaciones se hacen simultáneamente llevan como significado el mutuo darse y recibirse, el mutuo saber que se pertenecen recíprocamente. Esto está incluido en el significado del beso en la boca: «te protejo», «me proteges», los dos somos el uno para el otro al mismo nivel. Sin transiciones bruscas, sin estridencias el beso aquí integra dos niveles de la persona el afectivo y el biológico-instintivo, y también  integra a las dos personas entre si. Se podría decir que el acto sexual es el último beso entre dos personas que se quieren, de ese modo se lo dicen todo, todo lo que son como personas, se dan uno al otro.

Me parece que lo dicho se puede resumir en dos ideas: el beso tiene un espesor personal muy grande, que expresa muchísimas cosas, hasta poder abarcar todo el mundo personal. El enamorado  ve cambiar el mundo (realmente «su» mundo) al recibir un beso. La segunda: como todas las cosas humanas ese rico contenido se puede utilizar (y también deformar o reducir) de varios modos, de muchos: se matiza siempre con la intencionalidad que le imprimimos, aunque manteniéndose dentro de su contenido, de lo que puede expresar por sí mismo, que es mucho. Resumiendo: el beso  es uno de los elementos de integración de las diversas esferas del hombre, la sexual, la afectiva y la espiritual, incluyéndolas en la social o de relación, que es donde específicamente se producen los besos. De este modo el beso integra toda la persona en una relación con otra.

Por todo lo dicho se adivina que es necesaria una educación en el beso, del contacto físico-afectivo con los demás, que es indudablemente una parte fundamental en la educación de la afectividad. Se trata de no permitir la banalización del beso ni besos insinceros. Y a las personas a las que se quiere de veras, a esas sí: besarlas y besarlas mucho. Las personas necesitan que se les recuerde con frecuencia el mundo personal al que pertenecen, sino las señales que lo delimitan se tornan desvaídas. Hay que aprender a querer, a decir estoy contigo y a no decirlo rutinariamente. El lenguaje del cuerpo, del que el beso es un elemento central, es más cercano a nuestra sensibilidad, a nuestras tripas, expresa mucho mejor que las palabras esa cercanía y pertenencia, y también por ello pide más sinceridad. Quizás por esto el peor beso sea el indiferente, el dado como costumbre mientras se sigue mirando el partido de fútbol en la televisión: ese es el que más daño hace.

Sobre el miedo y los vínculos afectivos

Resumen: la zona de comodidad es el lugar donde nos sentimos seguros y cómodos. Ir saliendo de la zona de comodidad es ir traspasando barreras de miedo creciente. Yendo hacia afuera encontramos también que la vinculación es decreciente. Presencia no es lo mismo que presencia física. Nuestro espacio está configurado de este modo por nuestros afectos

Desde hace tiempo he utilizado una dinámica bastante conocida y popular, que aporta claridad para poder trabajar el miedo. Se trata de la figura adjunta, donde se ve una serie de círculos concéntricos. Primero una observación: La zona de terror no rodea enteramente la zona de riesgo, sino que son puntos o áreas concretas, situadas donde sea, pero donde nos da terror entrar, no queremos hacerlo de ningún modo.

En el medio de esos círculos se encuentra la zona de comodidad, el lugar donde nos sentimos seguros y cómodos (lugar en sentido amplio porque son diversos sitios, tanto personales, por ejemplo nuestra casa, como de trabajo, como lugares especiales para nosotros, un lugar en la playa o en la montaña donde nos sentimos a gusto, relajados). Es interesante realizar los círculos, en eso consiste el ejercicio, pensando en aspectos concretos, por ejemplo en nuestro trabajo: dónde nos sentimos cómodos, no solo en relación con tareas, sino también con personas.

Siempre había hecho el razonamiento desde el miedo. Ir saliendo de la zona de comodidad es ir traspasando barreras de miedo creciente. Se desde la molestia y el fastidio o la incomodidad, hasta zonas de incursión donde entramos de puntillas, o prevenidos, hasta zonas de riesgo con miedo ya claramente definido.

No había hecho el razonamiento desde la vinculación, que es una de las finalidades del sistema afectivo. Yendo hacia afuera encontramos miedo creciente y vinculación decreciente. De tal modo que cuanto más fuera menos presencia nuestra se encuentra. La vinculación regula también nuestra presencia. Así que donde sentimos miedo no estamos nosotros,  nuestra presencia desaparece y donde estamos vinculados nuestra presencia está.

Presencia no es lo mismo que presencia física. Amina, mi mujer, no está conmigo en este momento, se encuentra a cientos de kilómetros, y sin embargo la tengo presente, no dejo de tenerla presente. Está más presente que muchas cosas y personas que tienen cercanía física y que sin embargo no tienen para mi presencia, como muchas personas que me he encontrado esta mañana en el metro y a las que casi ni siquiera he visto.

Así que presencia y vinculación afectiva correlacionan positivamente. Vínculo afectivo es seguridad de la relación, y desde ahí tranquilidad, comodidad y seguridad para nosotros. Nuestro mundo, nuestro espacio está configurado de este modo por nuestros afectos, nuestros vínculos. El  sistema emocional es el que nos sitúa en el espacio.

El espacio, los lugares no son neutros para nosotros, se organizan según su vinculación afectiva con nosotros. Tienen una relación con nosotros que los organiza.

Voy a dejar aquí estas notas de observación que me parece pueden ser fructíferas sin sacar ahora más consecuencias, es mejor dejar que maduren