Imaginación y comprobación

Las fiestas de navidad que acaban de terminar tienen en España un colofón que son los reyes magos que traen regalos a los niños. Habitualmente los niños creen que los reyes magos existen hasta una edad bastante avanzada, superior a los 10 años de edad. En el caso de mi hija Noor pensaba que ese tiempo se había acabado a los 5 años porque en unas clases extraescolares que recibe alguien le dijo que los reyes magos no existían. Noor me lo dijo enseguida muy convencida de esa no existencia.

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Sorpresa, curiosidad e interés en el aprendizaje

La sorpresa es la emoción básica que nos abre a la novedad a las nuevas percepciones. En la familia de la sorpresa se encuentran la curiosidad y el interés. Son emociones claves para el aprendizaje. La lectura de la curiosidad la realizo siguiendo a David Beswick.

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Noor y las marcas de coches. Sorpresa e interés como motor del aprendizaje

Este verano, Noor tenía 3 años y medio, se ha fijado en el logo de la marca de nuestro coche. Un Citro2014-04-20 15.40.59ën. Desde ahí comienza a identificar no solo los coches de nuestro modelo, como pasaba hasta ese momento, sino todos los de la marca Citroën. De la marca Citroën pasamos a ir identificando por el logo todas las demás marcas comunes en nuestra zona, Ford, Audi, Mercedes, Renault, Toyota, Kia, etc. Noor no lee el nombre de la marca, identifica los logos. Entiendo que el logo es una forma de identificación que se adapta muy bien al cerebro infantil. En menos de un mes identifica con facilidad todas marcas más comunes y las va señalando por la calle o reconociendo cada coche aparcado a lo largo de la acera: “mira papá, un citroen como el nuestro”. Su afán por conocer le lleva a tratar de identificar todos los coches y van apareciendo marcas no tan comunes: Range Rover, Mitshubischi, Fiat,…

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Aprendizaje, juego y emociones

Recojo la idea fundamental de esta entrada de Samer Soufi: http://samersoufi.blogspot.com.es/2014/04/principios-esenciales-del-aprendizaje-y.html

Samer Soufi se plantea el éxito de los videojuegos en muy pocos años para conseguir enganchar a millones y millones de jugadores, partiendo de cero, es decir de su no existencia. Indica 4 leyes de la gamificación (aprendizaje a través del juego) por las que los juegos enganchan, leyes que yo voy a interpretar aquí desde el punto de vista emocional. Así que es interesante leer la entrada de Samer Soufi. Las citas entre comillas son siempre de esa entrada.

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Las emociones en la tercera edad: un apunte

Mi amiga Kenia Navarro me ha pedido algo sobre emociones en la tercera edad y he descubierto una laguna importante de este blog: no hay nada escrito sobre ese tema en el blog. Ciertamente nos hemos centrado en la etapa educativa, pero no deja de ser importante. Yo desde luego no tengo experiencia salvo la personal en el tema, pero me voy a atrever a hacer un apunte esperando que si alguien me lee y es especialista y tiene experiencia en el tema se anime a colabora conmigo en el blog.

Primera idea: es una época en la que la inseguridad va creciendo, esto hace que la 14719154_spersona vaya progresivamente viendo crecer el miedo (como emoción básica): a la pérdida de salud, a la pérdida de habilidades, a la seguridad con que antes hacía las cosas, etc. Con el dinero, en vez de funcionar, como podría pensarse, teniendo en cuenta, objetivamente de sus posibilidades y, por ejemplo, en un caso en que una persona tenga un buen patrimonio y una buena pensión, y cualquier observador externos juzgaría que tiene de sobra y que gaste para vivir bien, el anciano no, se hace conservador, si no lo justifica para sí mismo lo hace “para garantizar el futuro de los hijos”, en resumen, no quiere gastar aunque pueda. Su sentimiento le hace juzgar desde su vida (ese es el papel de las emociones) y en su vida ha crecido el miedo, la preocupación, la inseguridad, ha perdido facultades y siente que no domina la situación y el futuro como antes.

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Sentimientos sociales, una clasificación

Esta entrada es deudora de Leslie S. Greenberg y Rhonda N. Goldman, Emotion-Focused Couples Therapy. The dynamics of emotion, love and Power. American Psycological Assotiation, Washington DC, 2008. Los aciertos hay que imputárselos a ellos, los errores corren de mi cuenta.

Los humanos tenemos una amplia serie de sentimientos de carácter social, es decir que 15174088_sestán diseñados para detectar los vínculos con otros seres humanos y para evaluar dichos vínculos. En esta entrada no vamos a describirlos ni a hacer una valoración de ellos, sino solo a establecer su existencia haciendo una clasificación. Estos sentimientos sociales se dividen en dos grandes grupos: sentimientos de afiliación y sentimientos de dominio.

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Las necesidades se detectan por la carencia

Resumen: las necesidades se detectan por la carencia. Esto tiene una correspondencia en que las emociones desagradables tienen un fuerte carácter tendencial y son muy específicas. Las agradables no tienen ese carácter tendencial tan agudo y pertenecen a la familia de la alegría.

Hay un hecho importante en la dinámica de la gestión emocional que quiero poner de 14349772_srelieve en esta entrada. Cuando hablamos de gestión emocional no hablamos sencillamente de gestionar las emociones, sino satisfacer las necesidades que esas emociones detectan. Detrás de cada emoción primaria hay una necesidad. Una buena gestión emocional satisface las necesidades.

Ahora bien las necesidades se detectan por la carencia. Es más necesidad significa precisamente eso: carencia de algo importante, algo que se necesita. Esto implica que la carencia es agudamente detectada por el sistema sensitivo-emocional y la presencia, es decir la necesidad satisfecha no tiene ese mismo aspecto agudo, tendencial que tiene la carencia. Esto es sencillo de ver, tenemos muy claro cuando tenemos hambre y cuando hemos comido en realidad nos quedamos tranquilos y podríamos detectar ese sentimiento de satisfacción-tranquilidad, aunque muchas veces nos va a pasar desapercibido. Hasta que de nuevo la sensación de hambre nos movilice. Igual que con el hambre sucede con las demás necesidades, desde las básicas a todas las demás. Por eso somos bien conscientes si necesitamos beber, o respirar o movernos y también cuando sentimos miedo (carencia de seguridad) o enfado (al algo o alguien que sentimos ocupa nuestro territorio o nuestros derechos).

Seguramente esta característica está en la base del ser intranquilo que es el hombre, siempre en busca de lo que no tiene, con dificultad satisfecho. Algo que podemos entender bien si consideramos todo ese conjunto estructurado de necesidades que Maslow propone en su famosa pirámide. En cuanto hemos satisfecho unas necesidades otras aparecen y nos movilizan. Esto se incremente si tenemos en cuenta además los vaivenes de la vida y lo que ya habíamos conseguido aparece una crisis y de nuevo inquietos asegurando necesidades que ya parecían seguras.

Esto apunta también a una característica curiosa que llama mucho la atención en la gestión emocional: las emociones desagradables son variadas y específicas. Las emociones desagradables lo son, precisamente para movilizarnos, para decirnos que no estamos bien donde estamos, que tenemos que buscar llenar nuestra necesidad. Son necesidades con un aspecto tendencial marcado. Estamos hablando de las siguientes emociones básicas: miedo, enfado, tristeza, asco

Las emociones agradables no son tan variadas, pertenecen todas a la familia de la alegría (como emoción básica): estar contento, ilusionado, encantado, satisfecho… y pierden ese aspecto específico tendencial de las desagradables: inspiran tranquilidad, paz, serenidad, etc. estados emocionales que no tienen ese aspecto tendencial dirigido a conductas específicas.

Entre las emociones básicas solo hay una, la sorpresa que puede ser agradable o desagradable, aunque en mi percepción cuando se vuelve agradable es que ha derivado hacia la alegría (u otra emoción de la familia de la alegría) y cuando se vuelve desagradable es que ha derivado las mayor parte de las veces al miedo, y sino al enfado (o a sus respectivas familias)

Bueno, espero haber contribuido positivamente a una mejor comprensión de las emociones y de su estructuración y función y especialmente a la constatación de que las necesidades se detectan por la carencia, algo que debemos tener muy presente en cualquier gestión emocional.