Experiencias de Educación Emocional: Colegio FEM, Madrid.

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(fotografía de uno de los chalets donde se ubica el colegio)

Hace unos días he visitado el Colegio FEM, un colegio privado de Madrid situado en la zona de Moncloa que tiene un programa de formación en Educación Emocional que lleva adelante con gran entusiasmo y dedicación Mayte Morán.

Una vez al mes cada aula tiene una actividad dedicada a la Educación Emocional o, como respondieron los alumnos, a aprender “respeto”. Estuve con Mayte en un aula de 8 años, 3º de Primaria para una actividad que en este caso consistía en el relato del cuento “Por 4 esquinitas de nada” que tiene como moraleja el aprendizaje de la empatía.

Primero me impresionó el cariño y la ilusión con que los alumnos recibieron a Mayte y su bullicio al enterarse que tenían Educación Emocional. Dejando la situación de pupitres habitual los alumnos acercaron sus sillas hacia la pizarra. En el lío que se formó una alumna, enfadada desistió de su intento de poner su silla precisamente en la primera línea trayéndola por encima de las cabezas desde la última, y se sentó en el suelo al fondo. Mayte se acercó a ella, la recogió, pero dejó que tomase la decisión de incorporarse al grupo, algo que hizo a los pocos minutos. También me impresionó que Mayte conocía a cada alumno y los llamaba por su nombre, siendo así que se recorre todo el colegio y cada día está en un aula diversa. Un  importante esfuerzo por su parte de personalización.

Primero Mayte planteó a la clase: ¿qué es un problema? Y surgió un haz de respuestas que fueron recogidas en lo posible. Después Mayte hizo de cuentacuentos y ayudándose de unas cartulinas con eficaces dibujos de círculos y un cuadrado les relató el cuento entablando a la vez un diálogo con ellos. Al llegar al momento clave volvió a conectar con la clase: ¿cómo solucionaríais este problema? (que un cuadrado pase por una puerta redonda). El jaleo de la clase se hizo indescriptible, todos querían cooperar a la respuesta aunque algunos era sencillamente tener un momento de protagonismo en el que toda la clase le miraba. Para facilitar el turno de palabra, Mayte utilizó un peluche que debía tener en la mano quien hablaba.

Las soluciones iban desde la cirugía o cortar las esquinas a cambiar la casa a cambiar la puerta. Todas las soluciones posibles en un verdadero alarde de imaginación porque se estableció una competencia soterrada de dar la solución novedosa.

La realidad es que fue una hora muy bulliciosa en la que los niños no paraban de intervenir a destiempo interrumpiendo la dinámica. Mayte estaba sorprendida y se pregunta el motivo de tanta ebullición y en algún momento enfadada por las continuas interrupciones. Los niños son vida y cada día es diferente y lo que te has propuesto puede que salga o puede que no. Esta había sido la reflexión que premonitoriamente me había hecho antes de entrar y la que, con algo de vergüenza por el jaleo de los chavales, me volvió a hacer al salir, explicando que no tiene sentido entrar con medidas disciplinarias con los díscolos porque no se consigue nada con los chavales.

El aprendizaje de Mayte ha sido que tiene que cambiar de técnica si una no funciona; algo que suele practicar, ya que en ocasiones se acierta con la alternativa elegida y a veces no. También que el cuento del cuadradito no funciona bien hasta 4º de primaria; era la primera vez que lo hacía con 3º y no parecen estar preparados para él; en 4º ha funcionado fenomenal.

Me fui muy contento viendo los esfuerzos por introducir la Educación Emocional y cómo con programas y soluciones diversas se va extendiendo por los colegios y alcanzando a los niños. Los padres apoyan el programa y solicitan más, y el colegio se esfuerza dentro de la evidente limitación de calendario.

Evidentemente es poco para un programa que realmente no es solo una asignatura sino un elemento transversal que debe impregnar todas las relaciones y actividades, pero me fui muy optimista al ver que efectivamente la Educación Emocional es una necesidad para la formación de los alumnos, algo que seguirá impulsando su aplicación.

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(La fotografía no es del aula).

Deseos y miedos: una dinámica

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La dinámica de la emoción temida y la emoción querida

Es una estupenda dinámica, especialmente para adolescentes, secundaria y bachillerato. Su objetivo es el conocimiento propio a través de darse cuenta de cómo nuestra posición en una situación es tendencial, está dirigida hacia un objetivo decidido por el sistema emocional y las repercusiones que eso tiene en la conducta. También lleva a la aceptación positiva de las propias emociones y deseos.

Realización de la dinámica

La dinámica es bastante sencilla de realizar. Se entrega a los alumnos unas cartulinas resultado de cortar un folio en 4, o una cuartilla en 2 en sentido longitudinal. Si son de colores mejor. Se explica a los alumnos que deben escoger su emoción más temida y su emoción más querida con una sola palabra para cada una. Es importante darles un momento de relajación para que puedan escoger habiendo introducido un interruptor con la situación del comienzo de la dinámica. El profesor que hace de facilitador puede enfocarles hacia una situación concreta: en el colegio, con sus padres, o dejarlo enteramente abierto: que escojan lo que aman y lo que temen sin más.

Después se les invita a escribir todo lo grande que puedan cada una de esas palabra en una cartulina del color que piensen mejor se adapta. Cada alumno tiene así dos cartulinas. El facilitador previamente ha escogido dos espacios de la pared, lo ideal es que sean opuestos para pegar en uno de ellos las emociones queridas y en el otro opuesto las emociones temidas.

Van saliendo uno a uno indicando en alto cuál es su emoción más temida y la fijan en la pared que corresponda y después lo mismo con la emoción más querida. Al finalizar de pasar todos queda en cada pared una nube de emociones temidas y otra de emociones queridas. El facilitador recoge lo que parezca mejor de lo expresado e invita también a participar.

Fundamentación de la dinámica

Allá en nuestro fondo emocional hay un doble sistema que es polar: sistema apetitivo y sistema evitativo. Hay un fondo emocional que consiste en aceptar o en rechazar, incluir o sacar de nuestro mundo. El sistema apetitivo nos dirige a aquello que queremos o deseamos y el sistema evitativo, que nos lleva a evitar o alejarnos lo que no queremos. Un residuo de nuestras proto-emociones: aceptación o rechazo. En cada situación predomina uno de los dos sistemas: o nos dirigimos a aquello que buscamos o evitamos aquello que no queremos.

Estos sistemas nos hacen optar: aceptar o rechazar, desear o evitar, amar o temer. Es importante darse cuenta de que cada sistema lleva por un camino diverso. Si evitamos optamos por lo seguro, con un fondo emocional de miedo. El miedo predomina sobre la libertad y el deseo de conseguir metas. El miedo es conservador. Evitar es alejarse de los peligros que sentimos o presentimos.

El sistema apetitivo o desiderativo deja emerger el deseo y arriesga. Prevalecen las ganas de abrirse de hacer entrar aquello en nuestro mundo. Nos gusta, y este gusto prevalece sobre el miedo.

Ante cada decisión de la vida hay que optar en su raíz por amar y aceptar o por rechazar. Como resumen funcionamos por amor o por miedo. Por amor si básicamente nos dirigimos hacia aquello que queremos, por miedo si básicamente evitamos lo que tememos. El amor nos mete en los descubrimientos de la libertad y el miedo que nos encierra en los terrenos de la seguridad.

Llegados a este punto tenemos un elemento de análisis poderoso sobre la situación de cada persona o del grupo. Porque podemos centrar la pregunta de qué deseas y que temes sobre el grupo, por ejemplo un equipo que tiene un objetivo. Que ama y hacia que se dirige del objetivo del grupo, que teme y qué evita en el grupo o del objetivo.

Cuando las cartulinas están ya el pared, el grupo situado en medio, mira sus deseos y sus miedos.

Sistema apetitivo, sistema evitativo

Tras una explicación sobre que el sistema emocional en su fondo nos sitúa frente a aceptación o rechazo, se indica una dinámica para “darse cuenta” emocionalmente de cómo actuamos. Es una dinámica muy adecuada para adolescentes.

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Allá en nuestro fondo emocional funcionamos con un doble sistema que es polar. Hay un fondo emocional que consiste en aceptar, incluir en nuestro mundo o en rechazar, sacar de nuestro mundo. Un sistema apetitivo que nos dirige a aquello que queremos y un sistema evitativo, que nos lleva a evitar lo que no queremos. Un residuo de nuestras proto-emociones: aceptación o rechazo. Ambos sistemas no funcionan a la vez, sino que en cada situación uno de ellos predomina: o nos dirigimos a aquello que buscamos o evitamos aquello que no queremos.

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Motivación de logro en educación infantil

Entrada elaborada por Begoña Morales López, profesora de infantil

Otra  de las Competencias Emocionales que trabajamos en ISIE es la Regulación- Conducta y dentro de ella se encuentra La motivación de logro: Tiene un gran sentido de consecución de objetivos.

En el libro de  BISQUERRA, R (Coord) Educación Emocional. Propuestas para educadores y familias. Aprender a ser Educación en valores. Ed Desclée  de  Brouwer. 2011 Bilbao. En el capítulo 7  “Inspirar la Felicidad” Mireia Cabero Jounou, propone la actividad de “La ranita Si, la Ranita No” que yo he adaptado para mis niños de infantil.

“La ranita Si, la Ranita No”

Objetivos

1.       Mejorar la capacidad de superación.

2.       Pedir ayuda.

Material

1.       Papeles

2.       Cartulina

3.       Baúl de las frases (caja de cartón, madera o  metal, decorada con el título)

4.       El cuento de las dos ranitas

“Érase una vez dos ranitas que estaban paseando por las orillas de uno de los ríos más grandes del pueblo donde vivían. En la otra orilla unas ranitas amigas estaban celebrando una fiesta; ellas querían cruzar el río, pero este era tan grande que era evidente que les costaría mucho trabajo hacerlo solas. De repente vieron una tortuga que estaba en medio del río, y le preguntaron si las podía llevar. La tortuga dijo que sí, pero que ellas tenían que llegar hasta donde estaba ella, porque su cansancio no le permitía ir y volver.

la ranita siLa ranita SÍ no se lo pensó dos veces, se lanzó al agua y se esforzó para nadar hasta donde estaba la tortuga, se iba diciendo: que llegaría, que ella podía, que tenía fuerzas y energía, que no estaba tan lejos, que merecía la pena, y que después del esfuerzo se lo pasaría fenomenal en la fiesta. Y llegó hasta la tortuga.

La ranita NO  se pasó  un rato preguntándose si podría, si no se cansaría, si sería capaz, si el agua no estaría muy fría, qué pasaría si no podía aguantar más el cansancio, si la fiesta merecía la pena, se acordó de las veces que intentó cruzar el río y no lo consiguió… Mientras, la  tortuga y la ranita SÍ habían llegado a la fiesta y estaban disfrutando con sus amiguitas. Y ella no llegó…”logro bego ml2

Una vez contado el cuento se invita a los niños a que recuerden qué frases se iba diciendo la ranita Si, para llegar a su meta, primero hasta la tortuga y después a la fiesta.

La maestra las va anotando en la pizarra. Después se entrega a cada niño un trozo de cartulina y en él copiarán la frase que más les guste, y por detrás harán un dibujo. Para los más pequeños ellos lo copiarán a su manera y después la maestra escribirá la frase como los adultos.

ranita bego mlSe les presenta la caja de la “Ranita Si”, previamente realizada por la maestra, en ella vamos a poner nuestras frases. Cada vez que sintamos que una tarea nos cuesta trabajo conseguirla iremos a la caja de la “Ranita Si” cogeremos una tarjeta para ver qué nos dice, la dejaremos a nuestro lado y la devolveremos a la caja una vez hayamos conseguido nuestro objetivo. Al principio era yo la que les animaba a ir a la Cajita de la Ranita Si, pero poco a poco ellos toman la iniciativa se dirigen a ella y cogen su tarjeta y realizan su tarea. Algunos incluso se dirigen a ella antes de empezar, leen una tarjeta y la devuelven, ya solo necesitan un pequeño recuerdo de que son capaces de conseguir todo lo que se propongan. También les ha servido para darse cuenta sí pueden realizar solos o no la actividad que se les proponen y necesitan pedir ayuda, algo que en general a estas edades les cuesta mucho, ya que se consideran  muy “mayores” para pedir ayuda. Conseguir esto les hace sentirse mucho más autónomos y darse cuenta de que pedir ayuda es necesario para poder conseguir nuestro objetivo.

Los profesores y el trabajo en equipo

Resumen: En una sencilla dinámica de equipo los participantes deben apretarse, los de empresa lo hacen con facilidad, los de escuela con bastante mayor dificultad. Parece estar dentro de la mentalidad organizativa de la escuela disponer de un espacio propio inviolable. Cambiar esta mentalidad tan arraigada resulta complicado.

En el ISIE tenemos la experiencia de trabajo en clima y cohesión de equipo en los claustros de los 18421778_scolegios. Me gustaría reseñar una observación simplemente para ponerla en el debate. Se trata de una percepción realizada tras bastantes veces de realización de una misma dinámica, dinámica que he visto realizar múltiples veces tanto por equipos de profesores como por equipos de empresa.

La dinámica es muy sencilla y su dificultad estriba sencillamente en que, para resolverla, los participantes deben físicamente apretarse, sin este requisito no es posible resolver el ejercicio. Lo significativo, y esta es mi observación es que en empresa los participantes se agrupan rápidamente, y se aprietan mucho más que los equipos de escuela, y por tanto resuelven con mucha más rapidez y eficacia el ejercicio.

La percepción es que, hablando en general, a los profesores les cuesta mucho más ceder el espacio de alrededor, incluso en un contexto de trabajo en equipo. Parece parte integrante de la mentalidad del profesor el ser poseedor y dueño de un espacio propio, espacio del que disponen según les parece y encuentran fuera de sitio que los demás se lo ocupen. Para resolver la dinámica, por así decir, entablan conversaciones cuando se percatan que hay que apretarse y poco a poco se ponen de acuerdo, no sin resistencias y bromas, en ceder ese espacio.

El reflejo del facilitador en esta dinámica proyectiva es: «¿Qué os impide ceder el propio espacio?». La percepción es que lo tienen interiormente asimilado como propio. Mi explicación es que durante mucho tiempo el profesor ha sido el dueño de un aula, de una clase, y ese espacio era su responsabilidad, las demás instancias del colegio estaban para ayudarle a atender mejor su clase, pero no podían interferir. Es decir durante muchos años, llegando hasta las raíces mismas de la constitución de la escuela, los profesores se han organizado como pequeños reinos independientes cada uno en su aula. A esa cultura de trabajo se incorporan aún hoy, es algo que está metido muy hondo en la escuela.

En muchas ocasiones, tanto por parte de comunidades educativas, como de profesores singulares, ya se ha llegado a la conclusión de que hay que cambiar, que no se puede seguir enseñando con culturas organizativas del siglo XIX. Sin embargo, cambiar mentalidades, y máxime cuando están tan arraigadas, resulta difícil, y encuentra muchas resistencias, que los profesores no saben ni siquiera de donde proceden.

Debido a esto los caminos de la innovación de la escuela resultan complicados. Este que señalo es solamente una de las dificultades. Por indicar alguna más, puedo decir que la comparación que establezco en la entrada entre escuela y empresa es otro punto que genera resistencias. La escuela se concibe como un espacio muy diferente a la empresa y la simple comparación parece que lleva a una asimilación, que es explícitamente rechazada en muchos casos. Pero bueno, esto debería ser ya el tema de otra entrada diferente: ¿en qué se parecen escuela y empresa y en qué puede ayudar a la escuela la mentalidad organizativa de la empresa?

Autoconciencia emocional: el emocionómetro

Entrada escrita por Begoña Morales López, profesora de educación infantil.

Resumen: dinámica emocional para infantil. Se sitúa en la competencia emocional de autoconocimiento. Aprender a identificar y poner nombre a las emociones.

emocionometro begoUna de las áreas de las Competencias Emocionales según la clasificación que utilizamos en ISIE es el Autoconocimiento y dentro de ella la primera competencia que se trabaja es la Autoconciencia Emocional

Nosotros como adultos tenemos una asignatura pendiente la autoconciencia emocional, ya que no tuvimos la suerte de que nos enseñaran a darnos cuenta de lo que estábamos sintiendo, a ponerle nombre, en definitiva a tener en cuenta nuestras emociones y escuchar lo que nos dicen.

La educación emocional desde la más temprana edad es una tarea importante que debemos realizar como padres y como maestros. Todas las emociones nos dan una información aunque sean emociones desagradables de sentir, pero, sí las escucho con atención podré sacar una información muy valiosa, que me ayudarán a crecer como persona y a desarrollar todo mi potencial, y ese precisamente es el objetivo de la educación.

Es por ello que desde hace algunos años trabajo en mi aula con mis niños de infantil las emociones. El primer paso que hay que dar es la autoconciencia emocional, esto es, darse cuenta de lo que estoy sintiendo, qué me ha hecho sentir así, y qué información me está dando esa emoción.

El Emocionómetro

emocionometroObjetivos

  • Identificar emociones
  • Identificar la intensidad de la emoción

El emocionómetro es una escala de 7 columnas cada una de un color y con el nombre de cada una de las emociones básicas más la vergüenza. Cada emoción gradúa también la intensidad  de la emoción (más arriba más intensa). Cada niño una vez identificada la emoción que siente, sitúa un cartelito en el lugar adecuado del emocionómetro.

El modo de trabajo que yo sigo es: por las mañanas en la asamblea decimos cómo nos sentimos siguiendo estos pequeños pasos:

  1. ¿Qué sientes?
  2. ¿Dónde lo sientes en tu cuerpo?
  3. ¿Qué ha sucedido para que te sientas así?
  4. ¿Qué te pide tu emoción, qué necesitas?
  5. ¿Puedes hacerlo tú solo o necesitas ayuda?

Vamos colocando nuestro nombre en el Emocionómetro según nos sentimos en el momento de la asamblea. A lo largo del día puedo ir al emocionómetro y cambiar mi nombre según haya cambiado mi emoción.

emocionametro escalaCon los más mayores, los de 5 años, aumentamos también el vocabulario, ya que además nos fijamos en el grado de la emoción que sentimos. Hacía arriba más alegre (feliz, ilusionado, entusiasmado) y hacia abajo menos alegre (contento, tranquilo, a gusto) Las palabras para designar la intensidad de cada emoción han sido consensuadas por todos en la asamblea, y luego la maestra ha elaborado el emocionómetro.

Es maravilloso  ver cómo poco a poco aprenden a expresar lo que sienten, a nombrarlo y a saber calibrar la intensidad que tiene. Desde aquí es fácil pasar a qué les informa la emoción y después a qué necesitan.

Transforma tus miedos con tu imaginación

Entrada escrita por Begoña Morales López, profesora de infantil.

Resumen: Dinámica con niños de infantil deemocionometro preparación 5 años. Trabajo con el miedo. Transformar el miedo utilizando la imaginación, de modo que los niños puedan manejarlo, una vez que han adquirido una distancia de seguridad. Trabajo real en aula

Hoy en mi clase de 5 años hemos leído el cuento de Juan Sin Miedo, una versión de la editorial Edelvives; en la que Juan va transformando las cosas que nos suelen dar miedo, en cosas que no nos lo dan. Una bruja en una abuela, un fantasma en un mantel, un león en un tierno gatito.

Después de leer el cuento les he pedido a mis alumnos que dibujaran algo que les diera miedo, y que por detrás usando su gran imaginación lo transformaran en algo que no les diera miedo. Muchos de los miedos y de las transformaciones se han repetido. Ha quedado más o menos así:

MIEDO A TRANSFORMACIÓN
Fuego En un vestido con los colores del fuego
Oscuridad En una abuela
Fantasma En una manta para la cama
Araña En una mariquita
Araña En una hormiga
Vampiro En un hada buena
Vampiro En una bata para estar en casa
León En un gatito

Ha sido curiosa la reacción del niño que tenía miedo a la oscuridad, ha dicho “Que bien, esta noche cuando esté en mi habitación y venga la oscuridad, le diré que tal abuelita, vienes conmigo a dormir”

Es importante dedicarle tiempo en el aula a que nuestros alumnos expresen sus miedos, en ocasiones algunos niños dicen no tener miedo a nada, pues consideran que el reconocer que tienen miedo a algo es de cobardes. Yo les digo que el cobarde es quien no reconoce que tiene miedo a algo.

No es la primera vez que realizo esta actividad yhasta hoy no han sido capaces de expresar sus miedos. Algunos han preferido “copiar” el miedo de su vecino de mesa, y todavía sienten mucho miedo hacia algo o alguien que les cuesta aceptar. Seguiré trabajando en ello, ya que solo cuando somos capaces de aceptar que sentimos miedo, podemos decidir si nos enfrentamos a ello o no.