Sincronización emocional

Una investigación reciente del laboratorio Louis Schmidt de la universidad McMaster de Canadá prueba que en los primeros meses de desarrollo el bebe humano se sincroniza emocionalmente con su madre. El experimento es muy sencillo, teniendo al bebe encima se pone a ambos músicas de diferentes tipos. Sucede lo siguiente.

mama y bebé

mama y bebé

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Las dimensiones de la relación de pareja

Esta entrada es deudora en su totalidad de Leslie S. Greenberg y Rhonda N. Goldman, Emotion-Focused Couples Therapy. The dynamics of emotion, love and Power. American Psycological Assotiation, Washington DC, 2008.

La relación emocional de una pareja se mueve siguiendo 3 ejes: identidad, vínculo y deseo. 19803722_sPrimero necesitamos ser quienes somos, segundo necesitamos personas a las que sentir cercanas, tercero necesitamos sentir la fuerza del deseo sexual.

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Paul Ekman, «El rostro de las emociones»

Paul Ekman, El rostro de las emociones, Signos que revelan significado más allá de las palabras. Ed. RBA, Barcelona 2004.ekman el-rostro-de-las-emociones-

Estamos ante un libro fundamental para todo aquel que quiera trabajar las emociones y entender cuál es su función y cómo pueden reconocerse. En la historia de la investigación sobre las emociones Paul Ekman constituye un hito fundamental. Sus investigaciones sobre el reconocimiento de las emociones básicas en diferentes culturas, trabajo realizado desde 1965, ha establecido definitivamente que la expresión facial de las emociones es un rasgo intercultural, es decir, un niño de cualquier cultura es capaz de descubrirla en el rostro de cualquier otro niño perteneciente a una cultura diversa. El que sea un niño es importante, ya que a lo largo de la vida el rostro va variando debido a las diversas experiencias que vivimos, de modo que la nitidez que la expresión espontánea de las emociones se va difuminando con el paso del tiempo.

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El tacto y la caricia, la comunicación y la persona

Resumen: la caricia no es simplemente un contacto físico, es un contacto humano y tiene un significado. La caricia o el abrazo dice al otro que le considero como alguien semejante a mí. El tacto, la caricia, el beso y el abrazo, comienzan por ser una necesidad en la persona. El contacto físico introduce en el mundo personal y por tanto humano. Sigue leyendo

La importancia del tacto: con las caricias se vive

Resumen: ¿A qué paisaje nos abre esa ventana que es el tacto? El punto fundamental de toda esta  cuestión está en como se concibe la conexión entre razón y las emociones y sentimientos. El tacto nos hace real y cercano el mundo de lo particular. Es el sentido de lo singular, lo concreto, lo irrepetible. El tacto hace vivir al situarnos en el aquí y el ahora. Nuestra referencia espacio-temporal procede del tacto.

Hace ya un tiempo me llevaron a pensar en el tacto las palabras de un enfermo de sida que no quería morir solo, sino en el albergue donde le habían atendido. Su motivo era: «sé que cuando este muriendo estaréis ahí cogiéndome la mano». ¿Por qué es tan importante la caricia? ¿Qué significado tiene el tacto, que nos parece lo que necesitamos en un momento tan clave como la muerte?

Sin embargo el tacto es un sentido bastante ignorado por la reflexión intelectual desde los clásicos griegos, al menos en mi trayectoria he encontrado muy pocas cosas escritas alrededor del tacto. Incluso se podría decir que es un sentido vilipendiado frente a la vista o el oído, que han sido considerados los sentidos nobles, los importantes para vida la hombre, los que se considera que conectan con la vida racional o intelectual. Vista y oído se podrían concebir como la base sobre la que se desarrolla una cultura. Sobre el oído se desarrolla la Edad Media. La vista comienza a tomar preminencia desde el Renacimiento. Esto es al menos lo que afirman los autores clásicos. Nosotros ahora podemos decir que esa preminencia de la vista ha pegado un salto fuerte en el siglo XX: estamos en la civilización de la imagen. Sin embargo los dos planteamientos, el clásico y el actual, se refieren a la relación de los sentidos con la razón, con mayor precisión con el lenguaje: las palabras son consideradas el modo universal de comunicación humana; el pensamiento humano se basa en ellas y los sentidos adquieren importancia por su relación con la adquisición de las palabras.

No se sale de ese planteamiento cuando se pondera la importancia del tacto como vehículo de la lectura en los invidentes, como soporte del lenguaje braille. Es el mismo esquema, ya que la importancia del tacto se considera ligada al lenguaje; sin embargo, su valor para la persona no puede proceder simplemente de que pueda ser desarrollado para cubrir esferas de relación externa no cubierta por otros sentidos, ya que en tal caso quedaría reducido a un papel meramente supletorio. ¿La influencia del tacto (dejamos por ahora a los otros sentidos: gusto y olfato) es solamente marginal? Como se puede entrever, en el fondo la pregunta apunta hacia la esencia del conocimiento humano y del cómo este se conecta con el exterior; ya que las puertas de ese contacto son los sentidos. En los últimos tiempos he ido descubriendo una importancia al tacto como sentido fundamental en la relación humana, con  posibilidades que es difícil exagerar. Por eso mi pregunta es muy concreta: ¿a qué paisaje nos abre esa ventana que es el tacto? ¿con que nos relaciona? ¿qué aspectos de nuestras relaciones resalta el tacto?

Creo que el punto fundamental de toda esta  cuestión está en como se concibe la conexión entre razón y las emociones y sentimientos. Si la razón es concebida como enfrentada a los sentimientos, estos son vistos en modo negativo y vista y oído son considerados los sentidos fundamentales: son los sentidos de la abstracción, ya que son los que facilitan el material (las palabras, el lenguaje) para que la razón funcione. En este caso, la razón es el instrumento de lo general, de lo objetivo y la verdad es concebida solamente como universal. Si, por el contrario, razón y sentimientos no se oponen, entonces los sentimientos son vistos en modo positivo, y tenemos la posibilidad de adentrarnos en el mundo de lo subjetivo, de lo personal. Los sentimientos nos dan precisamente ese mundo de la intimidad personal. En este caso lo subjetivo es también verdadero. Desde este punto de vista el tacto adquiere una gran importancia. Tacto, olfato y gusto son sentidos de lo concreto, no de lo general. Especialmente el tacto nos hace real y cercano el mundo de lo particular; es el sentido de lo singular, concreto, irrepetible.

El tacto es un sentido que personaliza, baja a lo concreto, no trabaja con la abstracción. Alimenta nuestros afectos, nuestro vínculo con las cosas, nuestro conocimiento concreto de la ubicación, de las personas concretas, de las experiencias… nuestras vivencias son siempre algo concreto. El tacto es un sentido que nos indica el aquí real, por ejemplo, esta persona me protege, me valora como alguien concreto, singular, irrepetible. Luego, el tacto nos hace vivir aquí, nos sitúa en el espacio concreto en el que estamos.

El tacto no sólo señala un aquí, señala también un ahora. La caricia es un lenguaje de presente, es decir se refiere al presente en directo. El lenguaje hablado se refiere al pasado para recordarlo o al futuro para proyectarlo y sólo indirectamente al presente, es decir sólo en la medida que recordar el pasado o tener un futuro es necesario para el presente. No se puede hablar del presente, sino cuando ya ha pasado, por ejemplo para recordarlo, mientras se vive no se habla de él, simplemente se vive. La caricia por el contrario se dirige al presente y solo indirectamente al pasado o al futuro: al dar seguridad en el presente, pone la base de confianza que nos puede permitir realmente afrontar ese futuro, o conjurar ese pasado de soledad que nos oprime. Por eso con la caricia se vive. El tacto hace vivir al situarnos en el aquí y el ahora.

Luego es el tacto el que nos hace vivir aquí y ahora y sin él difícilmente podríamos ubicarnos. Nuestra referencia espacio-temporal procede del tacto. El aquí y el ahora nos dan el presente. Y el presente es donde realmente vivimos. El futuro es proyecto, el pasado es recuerdo. El aquí y el ahora es lo que realmente tenemos, y sin saber estar en ellos no vivimos. Toda la experiencia, toda la vivencia es aquí y ahora.

Sobre tener un cuerpo (leyendo de nuevo a Gabriel Marcel)

Resumen: El cuerpo es algo que se tiene sin cuerpo no tenemos nada. Es el cuerpo el que posibilita el tener cualquier otra cosa. Tener afecta al yo, al ser, a lo que somos El cuerpo lo somos y lo tenemos El pasado del cuerpo es la historia de nuestra vida acumula los sucesos de nuestra historia. Registra el paso del tiempo. El trabajo sobre las emociones es también salud, porque repara el cuerpo

Hoy día está bastante difundida una noción que llamaré mecánica del cuerpo. El cuerpo es algo que se tiene, se le pueden y se le deben cambiar piezas, mejorar la imagen que da de nosotros, de quienes somos, se le presenta «bonito», etc.

También se puede decir que:

1) sin cuerpo no tenemos nada, es el cuerpo el que posibilita el tener cualquier otra cosa. El cuerpo es así para el hombre el instrumento de todos los instrumentos.

2) todo tener afecta al yo, al ser, a lo que somos. No es lo mismo ser rico que no serlo, tener casa que vivir en la calle. Lo que tenemos afecta al modo en que nos vemos a nosotros mismos y al mismo modo en que nos presentamos a los demás. Además varía también el modo en que los demás nos ven a nosotros.

3) tener cuerpo no es como tener cualquier otra cosa. Las cosas podemos disponer de ellas, abandonarlas. El cuerpo no podemos dejarlo, nos afecta a nosotros mismos, a nuestro yo en directo.

Conclusiones:

1) el cuerpo, por tanto, se encuentra en la frontera entre el ser y el tener. «Ser», nuestro yo es aquello de lo que no podemos disponer, salvo el suicidio (y, el suicidio, ¿dispone del yo?), que en realidad no es disponer, sino eliminar, y además se dirige en directo contra el cuerpo. Lo que eliminamos es el cuerpo, precisamente porque con nuestro cuerpo somos, y sin nuestro cuerpo no somos. Por tanto, el cuerpo lo somos y lo tenemos. Es inseparable de nosotros, no hay un yo y un cuerpo pensables de modo separado. Es una dualidad falsa.

2) el «tener» tiene siempre que ver con el pasado. Algo que tengo viene siempre de haberlo obtenido en algún momento del pasado. Si tenemos el cuerpo es que lo hemos obtenido en algún momento del pasado. El pasado del cuerpo es la historia de nuestra vida, porque todo lo que hemos tenido ha pasado de algún modo por él. El cuerpo es nuestra historia, acumula los sucesos de nuestra historia. Registra el paso del tiempo. El cuerpo es el registro de nuestra historia. El cuerpo almacena las emociones, nuestros sentimientos están en el cuerpo. El cuerpo es el archivo de lo sucedido a lo largo de la vida, lo resuelto y lo no resuelto.

3) Podemos trabajar nuestro cuerpo, realmente es lo que podemos trabajar. No trabajamos en directo sobre el yo, sobre lo que somos, para hacerlo siempre pasamos por el cuerpo.

4) El trabajo sobre las emociones es también salud, porque repara el cuerpo, elimina los conflictos no resueltos que estaban almacenados en el cuerpo.

El cuarto de nivel de comunicación. «Me siento…»: comunicar nuestras emociones. 2

Resumen: el nivel en que afloran las emociones Las emociones son como tan bien expresó Aristóteles, la sensación sentida, la sensación valorada desde el sujeto, y valorada desde sus necesidades. Para el ser humano (y también seguramente para los mamíferos superiores) no existe la situación de no emoción. Las emociones llevan en si mismas el manifestarse. Esta repercusión al nivel emocional de la persona se percibe de modo verbal o se percibe de modo no verbal, es decir, por su repercusión somática. El lenguaje no verbal está mucho más directamente conectado con nuestra sensibilidad, con nuestro cuerpo. La comunicación está siempre impregnada de emoción.

 

Estamos en el nivel netamente emocional, en el nivel en que afloran las emociones. Los sentimientos los reservamos para un nivel más profundo, el nivel que es también el de la amistad. En este nivel surgen naturalmente las emociones, porque estas son parte de nuestra sensibilidad natural y se manifiesta en todas las cosas.

Las emociones son como tan bien expresó Aristóteles, la sensación sentida, la sensación valorada desde el sujeto, y valorada desde sus necesidades como ser vivo que es, con necesidades biológicas, afectivas, emocionales, de formación, sociales, de logro, espirituales, etc. La emoción es la conexión de todas las necesidades con la sensación, con lo que se percibe en un momento determinado. Y es una reacción espontanea, rápida, límbica. Nos sale un gran perro inopinadamente por la calle y el miedo que sentimos nos indica que hay un posible peligro presente. El miedo valora la situación, las sensaciones más rápidamente que cualquier elaboración racional.

Pues bien esto mismo sucede en cada conversación, en cada situación y naturalmente surge decir: «me preocupa eso que dices», la frase indica precisamente cómo nos afecta lo que está tratando. Toda conversación que mantenemos nos afecta de algún modo, es decir, siempre hay una repercusión a nivel emocional: nos alegra, nos preocupa, nos entretiene, nos aburre, etc. Para el ser humano (y también seguramente para los mamíferos superiores) no existe la situación de no emoción, una situación a la que no hay reacción emocional alguna (ver, Carlos Castilla del Pino, Teoría de los sentimientos, 2000, p.99).

Y las emociones llevan en si mismas el manifestarse, no existe emoción que no repercuta de alguna manera, que no aflore al exterior, sacando la interioridad a pasear. La educación ha ido en una dirección opuesta a esto y puede ser tremendamente contraria a lo emocional y reprimir su manifestación. De hecho durante mucho tiempo y aún ahora se considera educada precisamente aquella persona que no manifiesta lo que le afecta, que se queda impasible. También nos parece importante esto en determinadas situaciones porque manifestar la emoción es manifestar nuestra interioridad y de algún modo por ello nuestra vulnerabilidad. La persona fuerte no manifiesta emociones ni sentimientos, es una de las máximas con peso en la educación y la cultura. Aunque esto no se hace sin coste alguno. Pugnar por no manifestar las emociones tiene un coste.

Esta repercusión al nivel emocional de la persona se percibe de modo verbal, tal como he indicado en el párrafo anterior, porque la persona utiliza una palabra o expresión que es en si misma emocional o se percibe de modo no verbal, es decir, por su repercusión somática: no lo expresa, pero por el tono o algún gesto advertimos que lo que hemos dicho ha enfadado a la persona o la ha alegrado o sencillamente molestado.

Toda emoción tiene una parte cognitiva y una parte somática. Ambas están indisolublemente ligadas y se influyen mutuamente. Su expresión puede seguir cualquiera de las dos vías o las dos. A través de la parte somática se expresa en lo que se llama lenguaje corporal o no verbal, que también se detecta por ejemplo en la voz. La voz expresa la emoción de una forma increíble.

Luego este cuarto nivel introduce en la comunicación como está afectando lo hablado al sujeto que habla y tenemos dos vías para detectarlo, la verbal y la corporal. Estamos tan acostumbrados y tan educados a seguir los aspectos verbales que los no verbales se nos escapan la mayoría de las veces, sin embargo dan una gran información y también mucho más fiable que la verbal. Las palabras admiten decir cualquier cosa, el lenguaje no verbal está mucho más directamente conectado con nuestra sensibilidad, con nuestro cuerpo, y es más difícil mentir o engañar con él. No digo que no sea imposible, pero normalmente es más difícil pues precisa mucha educación y mucho control y se aprende poco, salvo para las personas cuya imagen pública es muy importante.

Me queda de hablar de las técnicas que detectan las señales emocionales que surgen a este nivel, pero eso queda para su momento específico. Ahora nos quedamos con la comunicación está siempre impregnada de emoción y que esta es inseparable del lenguaje y de cualquier forma de comunicación humana. Queda hablar también de empatía y de escucha activa, que son los pilares de la actitud que es capaz de poner altavoz y así percibir este cuarto nivel de la comunicación.