«Este colegio inculca conocimientos, los niños vendrán educados de casa»

Resumen: Se trata del texto de una viñeta recogido en internet. Primero se exponen las raíces ideológicas que tiene. Mi argumento es que no hay impartición de conocimientos sin educación, especialmente cuando se trata de menores de edad. Se pide serenidad y la no politización del debate sobre educación para afrontarlo con la serenidad y profundidad necesarias para que dé el fruto de un acuerdo, que pueda ser un acuerdo de Estado para la educación.

312363_606142176073837_93642776_nEste texto, que es de una viñeta que me ha llegado por internet, resume una postura que se expresa con frecuencia en los debates sobre la educación. Su raíz, al menos en España, tiene un sesgo ideológico, y surge del debate sobre la LOGSE, ley sacada por la izquierda, que, por resumir de algún modo, entre los dos elementos del título, inculcar conocimientos y educar, pone el énfasis en educar. La educación se concibe como atención a la persona, a su itinerario personal y busca atender a su situación especial. Impartir conocimientos es ahora la posición de la derecha y es también el origen que impulsó a la escuela en el siglo XIX, sacar a la población en general del analfabetismo, enseñarles a leer y las cuentas fue su primer y fundamental objetivo, es decir, lo que siguen siendo las troncales hoy: lengua y matemáticas.

Educar es de izquierdas, y en ese caso se plantea una escuela que busca la igualdad de oportunidades entre la ciudadanía, como tal ciudadanía, es decir orientada a suplir las diferencias sociales y atender a las situaciones diversas, es decir una escuela con finalidad básicamente social. Impartir conocimientos es de derechas y la escuela adquiere el sesgo de excelencia y competitividad: cuantos más conocimientos se adquieran mejor y se privilegia a quien mejor los adquiere. Una escuela de excelencia, está orientada a las salidas laborales, es decir, una escuela orientada al mundo económico y laboral. Esta es la idea de la derecha, agudizada en este momento por la galopante crisis laboral que sufre España. Resumen caricatura, tal como de hecho son las viñetas y tal como de hecho se vuelven los debates cuando la ideología de los partidos entra en ellos: inculcar conocimientos: la derecha, educar de izquierdas.

Mi opinión ha sido siempre que la educación tiene que salirse de las ideologías y formar parte de un pacto de Estado que la saque de la lucha partidista y le dé estabilidad de trabajo sobre unas líneas comunes, es decir que la educación no dependa de las veleidades políticas del gobierno de turno.

Por ello, primero, quiero expresar en esta entrada que lo que dice la  viñeta: «Este colegio inculca conocimientos, los niños vendrán educados de casa», es sencillamente imposible. Ambos elementos son inseparables, la escuela educa a través de la transmisión de conocimientos. Ni puede inculcar conocimientos sin educar, ni puede educar sin apoyarse en los conocimientos.

Primer argumento: No se pueden impartir conocimientos sin educar. El sencillo resumen realizado antes sobre las posiciones ideológicas lo debería dejar claro, pues pone en evidencia que detrás de cada postura hay una escala de valores, unas elecciones y prioridades, que hace el profesor, tanto sea que eduque, como que inculque conocimientos, va a transmitir esas prioridades a los alumnos, y este va a ser el principal elemento que van a recibir los alumnos. Por lo tanto cualquiera de las dos posturas es un modo de educar. Es decir, un profesor educa siempre, aun cuando elija no hacerlo.

Además, y este es el segundo argumento, la persona humana es de tal modo que absorbe esa escala de valores y la absorbe a través de su sistema emocional, de modo que todo aprendizaje incide y pasa a través del sistema emocional del alumno. Sugerir, como parece hacer la viñeta, que se inculcan conocimientos, como si estos fueran neutros y dejar veladamente indicado que no se tiene en cuenta al alumno, a su sistema emocional, a sus emociones, en resumen, a su situación personal, es una terrible falacia.

Tercer argumento, por si lo demás fuera poco, nos estamos refiriendo a niños, que el derecho ya sabe distinguir y califica como menores de edad, lo que significa que estamos ante personas que se están precisamente formando como tales personas, constituyendo todos sus sistemas de funcionamiento, biológico, psicológico, racional y social y de relación. La educación no puede sencillamente decir que da conocimientos a sujetos que van a saber cómo organizarlos, sino que precisamente lo que hace al inculcar esos conocimientos es organizar a la persona que los está recibiendo en todas sus dimensiones. Esta es la tarea principal de la educación, lo que se llama educación integral. No tenerlo en cuenta y sencillamente inculcar conocimientos es no tener una noción de lo que es un niño, no saber lo que es una persona humana en formación, que no ha alcanzado su madurez, su edad adulta. Trabajar con niños implica educar, ambas cosas van ligadas y olvidarlo me parece francamente peligroso, peligroso precisamente para los niños.

Última idea, si lo que se quiere decir en la viñeta es que hay un fuerte déficit de educación en las familias, que el colegio, las instituciones educativas en general, se están viendo sometidas a una presión excesiva de exigencias por parte de la sociedad y las familias, que las ha puesto en medio de un montón de problemas para los que no tienen armas, ni herramientas y ante los que se ven francamente desbordados, entonces, yo también estoy de acuerdo. Y con todo esto apuntamos a las mayores dificultades de la escuela: atender toda una serie de demandas que parecen salirse de su tarea original y que si no se atienden la desvían de ella, y para las que no tienen los medios y últimamente, al menos en España, han visto fuertemente recortados los presupuestos que permitían al menos afrontar alguno de los problemas.

Luego lo que yo quiero con la entrada es hacer una llamada de atención para no simplificar el debate de la educación, alimentándolo con simplificaciones ideológicas que no contribuyen a crear las soluciones necesarias y, en vez de buscar esas soluciones comunes, polarizan el debate en posiciones que se convierten en irreconciliables. Solo un debate sereno con la confianza de que es posible encontrar una posición común va a sacar la educación de la crisis en que se encuentra metida.