Empatía y simpatía

Resumen: hay una cierta confusión entre las dos nociones. Empatía es la capacidad o habilidad que lleva a sintonizar con el sentimiento del otro, permaneciendo conscientes de que se trata de un sentimiento de otro. Por simpatía se entiende: «vivencia positiva del mundo emocional de otra persona, que lleva a un cierto contagio o conexión en los mismos sentimientos». Confundir empatía y simpatía lleva a algunas dificultades. Por un lado sobre-implicación y por otro negación del mundo de los sentimientos de los alumnos. Adquirir de una manera práctica la capacidad de la empatía es una urgencia para los profesores y para todo el sistema educativo, es una de las claves del sistema.huellas3

A lo largo de muchos cursos a docentes de la educación, desde infantil a bachillerato, he visto que hay una cierta confusión entre las dos nociones y me gustaría aportar mi personal idea del tema porque es algo que me parece central para los docentes en la educación.

Empatía es la capacidad o habilidad que lleva a sintonizar con el sentimiento del otro, permaneciendo conscientes de que se trata de un sentimiento de otro. Esta es una clave, en la empatía no nos identificamos emocionalmente con el sentimiento, sencillamente lo detectamos. Por ejemplo, detectamos que la persona con la que hablamos se ha enfadado, pero nosotros no nos hemos enfadado, sencillamente hemos detectado ese enfado y lo aceptamos. Desde esta postura podemos gestionar de una manera constructiva ese enfado. El diccionario de María Moliner recoge lacónicamente este significado: «capacidad de una persona de participar afectivamente en la realidad de otra.

huellas4Se puede entender con facilidad que esta capacidad es una de las más importantes para los docentes, ya que la educación, en realidad la comunicación misma, necesita de esta conexión y aceptación de los sentimientos de la otra persona. Se trata de una de los elementos del respeto a cada persona: el respeto a sus sentimientos. Debo añadir que aceptar un sentimiento no es aceptar una conducta, los sentimientos siempre son aceptables, la conductas depende.

En nuestra definición, por simpatía se entiende: «vivencia positiva del mundo emocional de otra persona, que lleva a un cierto contagio o conexión en los mismos sentimientos». Por su parte simpatía en el diccionario de la RAE, es: «inclinación afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua». Etimológicamente procede del griego (sym-pathos) y significa: comunidad de sentimientos.

Confundir empatía y simpatía lleva a algunas dificultades y entiendo también resistencias por parte de los profesores.

Si por empatía se entiende identificación y «simpatía» hacia los sentimientos, quien huellas_thulo haga así entenderá que debe hacerse cargo de esos sentimientos, hacerse cargo es responsabilizarse. Vista así la empatía es una puerta hacia esa sobre-implicación, que hace que los profesores carguen con los problemas y dificultades de sus alumnos, no sepan poner límites y terminen llevándose esos problemas a casa. Esto evidentemente genera mucho estrés. No olvidemos que la profesión de docente es una de las que mayor estrés padece.

El modo de evitar esto sería un cerrarse a los sentimientos de los alumnos, poner barreras. Es decir, limitarse a una actitud que solo está atenta a los aspectos objetivos y no a los afectivos de las relaciones. Profesores que afirman que ellos enseñan inglés, o matemáticas, o… Algo que evidentemente choca con la realidad de los alumnos día a día. Implica además obviar el mundo de las emociones y sentimientos de los alumnos, es decir actuar solo en las conductas. Esto a mi entender conlleva muchas dificultades.

En tal caso los profesores se encontrarían en dos posiciones en las que una les lleva a la sobre-implicación y la segunda les lleva a poner límites un tanto arbitrarios. En mi percepción la mayor parte de los profesores se sitúa en el lado de la sobre-implicación, pero esto tampoco es una vHuellas5entaja, sino una sobrecarga de estrés.

Adquirir de una manera práctica la capacidad de la empatía se convierte de este modo en una urgencia para los profesores y para todo el sistema educativo, es una de las claves del sistema. La empatía es una capacidad y una habilidad y necesita tiempo y mucha práctica para adquirirse. Ese tiempo y esa práctica actualmente no está incluida de forma íntegra en la formación de los docentes.

Desde luego si queremos impartir una educación integral, si queremos que la educación emocional forme parte central de la educación, de la escuela, nos encontramos con esta prioridad: formar en la capacidad de la empatía dedicándole todo el tiempo y esfuerzos necesarios.

El segundo nivel de escucha (en la escuela)

Resumen: En el primer nivel de escucha respondemos desde nuestra propia situación y con nuestras propias emociones, sensaciones, sentimientos, opiniones, intereses. En el segundo nivel escucha al alumno tratando de entender, de comprender la situación personal del alumno (en tanto que tal alumno). Permite un respeto mucho mayor del alumno. 3 puntos necesarios: (1) No confundir empatía con simpatía. (2) Validar: la comunicación de la empatía es siempre bidireccional. (3) Necesita mucha práctica, repetir ejercicios, adquirir habilidades de comunicación.alumno-y-profe-vale

Estamos tan acostumbrados a escuchar desde nuestra propia situación como sujetos interesados en lo que sucede, que se nos olvida que la escucha tiene otros posibles puntos de vista, que abren posibilidades insospechadas.

Por esto voy a explicar lo que en ISIE denominamos segundo nivel de escucha.

El primer nivel es escuchar como el sujeto personal que somos, sujeto al que le afecta lo que le sucede o le interpela. Es decir en el primer nivel de escucha respondemos desde nuestra propia situación y con nuestras propias emociones, sensaciones, sentimientos, opiniones, intereses, sobre todo intereses. No olvidemos que las emociones son tendenciales: apuntan siempre a un objetivo conectado con nuestras necesidades.

Si observamos a un profesor en sus interacciones con los alumnos, la mayor parte de estas se desarrollan con el profesor hablando y respondiendo desde su función de profesor, desde su personal manera de entender ese rol. Se dirige al alumno como tal profesor y le da los consejos, instrucciones, explicaciones, etc., que como profesor considera que debe dar.

Sin embargo esta no es la única forma de interaccionar con el alumno. Puede cambiar el modo de la escucha. Puede escuchar al alumno tratando de entender, de comprender la situación personal del alumno (en tanto que tal alumno). Es decir no responder desde su opinión, sino buscando empatizar con la situación concreta y las dificultades del alumno, sus motivaciones e intereses.profesor-alumno5

Esta segunda forma de escucha abre todo un campo de posibilidades porque descubre el mundo tal como lo percibe el alumno, tal como lo enfrenta o lo huye, las dificultades concretas que le han detenido o bloqueado, cómo se siente en la clase entre sus compañeros, y ante el profesor, y ante la asignatura, y ante las explicaciones.

Esta segunda forma de escucha permite un respeto mucho mayor del alumno al incorporar a las interacciones su punto de vista, su percepción de la realidad. También permite introducir de un modo práctico al alumno como agente activo de su propio proceso de aprendizaje.

Una de las más potentes posibilidades humanas es esta de poder percibir las cosas desde la perspectiva del otro. El profesor puede coger la perspectiva del alumno y, entonces, la división, que le parece tan sencilla, incluso simple, desde su punto de vista de profesor, se agranda de tamaño y se convierte quizá en un obstáculo insuperable. Saber dónde se encuentra Reikiavik, desde el profesor es una bagatela, desde los diez años un galimatías incomprensible, porque el mismo nombre se hace abstruso.

Esta capacidad de escuchar en el segundo nivel, no es solo una posibilidad, es una necesidad de la educación hoy. Sin embargo es algo que no se practica de un modo amplio, porque no hemos aprendido a hacerlo, no hemos adquirido la habilidad. Voy a poner 3 puntos necesarios para adquirirla.

logopedia2Primero: necesita superar un prejuicio: confundir empatía con simpatía. Ante la posibilidad de esta escucha suele surgir la objeción defensiva de que al escuchar así ya se está dando la razón al alumno. Eso es confundir empatía con simpatía. Ser empático no es poner se a favor de alumno que nos cae bien. La simpatía se restringe a algunos alumnos, la empatía es la capacidad de detectar el sentimiento del otro, siguiendo consciente de que es el sentimiento de otro y no nuestro. No tenemos que estar enfadados para saber que el alumno que tenemos delante está enfadado. Que el profesor haya aprendido a distinguir en la práctica empatía de simpatía es el primer paso para poder situarse en este segundo nivel de escucha.

Segundo: necesita mucha validación: escuchar lo que nos vuelve en las interacciones. No hay empatía si el alumno no valida (confirma de algún modo) que realmente quiere eso, o le interesa… la comunicación de la empatía es siempre bidireccional.

Tercero: necesita mucha práctica, repetir ejercicios, adquirir habilidades de comunicación. Esto es así porque tendemos a situarnos en nuestra propia personal situación, a hablar desde el «yo», y no vamos al «tu» sin un esfuerzo personal. Ver las cosas solo desde el «yo», pensar que desde el «yo» tenemos todo el panorama de lo que sucede, es perder gran parte de la información de la situación en la que estamos inmersos, y por tanto no poder ser eficaces en la propia intervención en ella.

Adolescencia: emociones predominantes

Resumen: Todos los cambios biológicos meten emocionalmente al adolescente hacia dentro. El adolescente conecta bien con sus iguales y mal con los de edad diferente. Aparecen criterios “nuevos” de comportamiento. Esos criterios son un absoluto para el adolescente. El adolescente necesita enfadarse porque necesita que se respete su nueva forma de actuar. Los adolescentes tienen muy poca sensación de riesgo. Esta depresión del sentido del riesgo, que les lleva a comportamientos claramente fuera de lo que los adultos consideran prudente.

Dentro de esta excursión, en la que llevamos ya varias entradas, sobre las etapas del adolescentesdesarrollo, quiero hacer una ya sobre la adolescencia,  ya que seguro que va a proporcionarnos material para varias. Me voy a centrar en el aspecto meramente emocional, desde mi punto de vista y más bien formulando hipótesis (mi opinión de porqué sucede), que proceden de mi observación, pero que necesitan aún comprobaciones.

 La adolescencia es un brusco cierre a la empatía. La niña de diez años empatiza perfectamente con su madre por el fallecimiento de su abuela, mientras que al llegar a los doce (al iniciarse los cambios biológicos de la adolescencia) de pronto la misma niña se torna una extraña a la mirada de la madre porque ya no quiere saber nada de lo que le sucede. La adolescencia es una nueva época egocéntrica (después de la que se produce aproximadamente al año de edad).

el-estrés-en-los-adolescentesTodos los cambios biológicos meten emocionalmente al adolescente hacia dentro, pues necesita la energía para sus propios cambios. Al nivel psíquico y emocional esto provoca una revisión de sus vínculos de relación fundamentales. Esos vínculos establecidos en la primera infancia son ahora puestos en discusión. El adolescente conecta bien con sus iguales y mal con los de edad diferente, tanto si son niños, quiere marcar distancias con esa edad de la que en realidad solo está saliendo, y con los adultos, quiere marcar su independencia con criterios propios y no recibidos de figuras significativas como ha sucedido hasta ahora. Esta conexión ya no es empatía (que lleva a conectar con los demás en el sentimiento del otro), sino simpatía (conexión en un sentimiento común: solo conecto con aquellos que lo tienen).

De este modo se forma un grupo de amigos, y como los criterios de comportamiento social no están afianzados, se va crear un fenómeno imitativo entre ellos. No aceptan los criterios venidos de otras edades, pero aceptan con suma facilidad los que proceden del mismo nivel, del grupo de amigos, y tienden a vestir todos igual, a repetir comportamientos. Esto además tiene otra característica: aparecen criterios “nuevos” de comportamiento, que deben ser nuevos para el grupo de adolescentes, y si descubren que no lo son, los cambiarán, a no ser que pertenezcan a un grupo que revolucione (se enfrente) a la ideología dominante en su ambiente. Además esos criterios de comportamiento, sociales, morales son un absoluto para el adolescente. Por ello quien no está en la onda, está fuera del mundo, no sabe lo que está pasando (lo nuevo).

Búsqueda de criterios nuevos implica rotura con los anteriores. A nivel emocional implica mucho enfado. El enfado es la emoción relacionada con la libertad. La adolescencia es la época de la creación de esa libertad nueva, precisamente apoyada en nuevos criterios y valores. El adolescente necesita enfadarse porque necesita que se respete su nueva forma de actuar.

Revisión de vínculos y revisión de valores. Dentro de esta revisión de valores el adolescente tiene que adoptar nuevos, para ello también tiene que arriesgar porque necesita romper los límites de lo anterior, de lo que se ha encontrado. Por ello los adolescentes tienen muy poca sensación de riesgo.

Esto lleva a que tienen una relación con el miedo especial. Por un lado su nivel de seguridad de la pirámide de Maslow sigue básicamente cubierto por sus padres, sus vínculos significativos, lo que hace que no perciban las necesidades de trabajo, salud, familiar, etc. Por otro tienen esta depresión del sentido del riesgo, que les lleva a comportamientos claramente fuera de lo que los adultos consideran prudente. Como tercera faceta, tienen necesidad de experimentar el miedaodlescente_puenting1o, quieren vivirlo, encontrarse con él y vencerlo. De aquí su predilección hacia las películas de miedo: situaciones extremas de miedo. A esta faceta le llamaría gusto por el miedo.

Consciente de que hay todavía mucho más que decir, recopilo las emociones que han salido, depresión de la empatía (desconexión de los vínculos de la infancia), potenciación de la simpatía (conexión con los iguales), enfado (para lograr el propio espacio de desarrollo), y miedo (que ha perdido sus límites referenciales).