¿Cómo trabajar la Inteligencia Emocional con adolescentes?


15174088_sMarta Bermudez. Licenciada en psicología con formación en Orientación Educativa, Inteligencia Emocional, Psicoterapias y Coaching.
EMOTIVA Centro para el Cambio. www.emotivacpc.es

La adolescencia es un periodo en el que el trabajo con actividades orientadas al desarrollo de la Inteligencia Emocional cobra una especial importancia debido a las características propias de la etapa, marcada por grandes cambios físicos, psíquicos y sociales. Por ello, queremos compartir con vosotros algunas actividades para poder trabajar los siguientes aspectos de la inteligencia emocional: autoconocimiento, autorregulación, automotivación, empatía y asertividad. Sigue leyendo

El/la adolescente: una interpretación

Resumen: El sistema emocional tiene mucho que ver con la actual supremacía de la especie humana en el conjunto de la biosfera. El egocentrismo de la adolescencia produce una depresión de la empatía. El cerrarse a las otras edades y la simpatía por los iguales hace que se constituya de una manera compacta el grupo de coetáneos. El enfado les va a servir para tener energía para abordar esas nuevas tareas. Es una época de experimentación. Las huellas que deja está época van a durar toda la vida.

La visión de ISIE es una visión positiva de las emociones. Estas existen en los mamíferos adolescencia1superiores, y especialmente en el hombre, porque proporcionan una ventaja adaptativa, ventaja que ha sido clave para la supervivencia de esas especies, y de modo señalado la humana. De tal modo que el sistema emocional tiene mucho que ver con la actual supremacía de la especie humana en el conjunto de la biosfera. Este es un punto sobre el que ya escribió Charles Darwin (En 1873 publica: La expresión de las emociones en los animales y en el hombre).

Desde esta perspectiva las emociones deberían proporcionar también una ventaja adaptativa, no solo como una afirmación general, sino algo que se pudiese comprobar en cada una de las etapas del desarrollo de la especie humana, y por tanto también en la adolescencia.

La adolescencia es, tal como hemos indicado ya y resumimos ahora, una época egocéntrica (la segunda después de la que se produce en la primera infancia). Este egocentrismo produce una depresión de la empatía, que ya estaba comenzando a desarrollarse en etapas anteriores. El adolescente conecta mal con las otras edades diferentes de la suya, tanto niños, como adultos. A la vez genera una simpatía hacia sus coetáneos, una conexión e identificación con sus iguales.

Además se produce una depresión del sentido del riesgo, que hace que el adolescente posea una peculiar relación con el miedo. Además se trata de un período en el que el enfado está a flor de piel, debido a que el adolescente debe establecer su territorio de autonomía.

¿En que sentido todas estas emociones proporcionan a la especie una ventaja adapatativa?

El cerrarse a las otras edades y la simpatía por los iguales hace que se sans-titre-180constituya de una manera compacta el grupo de coetáneos que está llegando a la edad adulta. Esta fuerte cohesión de grupo se establece por vínculos con aquellos (la misma generación) con la que se va a compartir la edad adulta. El grupo podrá realizar así tareas más grandes y durante toda la existencia se contará con apoyos para realizar esas tareas.

Si, además, tenemos en cuenta que se ha deprimido la sensación de riesgo, vemos que esto va precisamente a permitir afrontar esas tareas de un modo nuevo, diferente a las generaciones anteriores, modos en que no se había afrontado todavía. Luego tenemos un grupo cohesionado que puede afrontar de un modo nuevo las dificultades. Esto constituye realmente una generación nueva.

El enfado les va a servir para tener energía para abordar esas nuevas tareas, y también para hacerse un espacio entre las generaciones previas: reivindica su derecho a un espacio.

Todo esto configura una nueva escala de valores: elecciones que se realizan con una valoración nueva, que hasta ese momento no se han  realizado. Esto es algo que los adolescentes tiene claro: es una época de experimentación.

Las huellas que deja está época van a durar toda la vida. Lo que hicimos en la adolescencia, la música que oímos, las experiencias que vivimos, el modo que en que nos relacionamos, las personas con las compartimos esa época, van a quedar indeleblemente grabadas en la memoria.

7175740-groupe-de-quatre-filles-adolescentes-se-prendre-en-photo-avec-camera-assis-sur-le-banc-en-automne-paEs una época de vaivenes emocionales, pero esos vaivenes van a contribuir precisamente a ese impactar la memoria y van a constituir los límites dentro de los que se va a vivir el resto de la vida adulta.

Por esto vivir la adolescencia como tal es clave, es algo muy importante para las personas y una carencia enorme cuando no han podido hacerlo, experimentaran esos vaivenes más adelante, pero ya en momentos en que se esperan los resultados y sobre todo sin el acompañamiento emocional que las hace verdaderamente posibles durante la adolescencia.

Adolescencia: emociones predominantes

Resumen: Todos los cambios biológicos meten emocionalmente al adolescente hacia dentro. El adolescente conecta bien con sus iguales y mal con los de edad diferente. Aparecen criterios “nuevos” de comportamiento. Esos criterios son un absoluto para el adolescente. El adolescente necesita enfadarse porque necesita que se respete su nueva forma de actuar. Los adolescentes tienen muy poca sensación de riesgo. Esta depresión del sentido del riesgo, que les lleva a comportamientos claramente fuera de lo que los adultos consideran prudente.

Dentro de esta excursión, en la que llevamos ya varias entradas, sobre las etapas del adolescentesdesarrollo, quiero hacer una ya sobre la adolescencia,  ya que seguro que va a proporcionarnos material para varias. Me voy a centrar en el aspecto meramente emocional, desde mi punto de vista y más bien formulando hipótesis (mi opinión de porqué sucede), que proceden de mi observación, pero que necesitan aún comprobaciones.

 La adolescencia es un brusco cierre a la empatía. La niña de diez años empatiza perfectamente con su madre por el fallecimiento de su abuela, mientras que al llegar a los doce (al iniciarse los cambios biológicos de la adolescencia) de pronto la misma niña se torna una extraña a la mirada de la madre porque ya no quiere saber nada de lo que le sucede. La adolescencia es una nueva época egocéntrica (después de la que se produce aproximadamente al año de edad).

el-estrés-en-los-adolescentesTodos los cambios biológicos meten emocionalmente al adolescente hacia dentro, pues necesita la energía para sus propios cambios. Al nivel psíquico y emocional esto provoca una revisión de sus vínculos de relación fundamentales. Esos vínculos establecidos en la primera infancia son ahora puestos en discusión. El adolescente conecta bien con sus iguales y mal con los de edad diferente, tanto si son niños, quiere marcar distancias con esa edad de la que en realidad solo está saliendo, y con los adultos, quiere marcar su independencia con criterios propios y no recibidos de figuras significativas como ha sucedido hasta ahora. Esta conexión ya no es empatía (que lleva a conectar con los demás en el sentimiento del otro), sino simpatía (conexión en un sentimiento común: solo conecto con aquellos que lo tienen).

De este modo se forma un grupo de amigos, y como los criterios de comportamiento social no están afianzados, se va crear un fenómeno imitativo entre ellos. No aceptan los criterios venidos de otras edades, pero aceptan con suma facilidad los que proceden del mismo nivel, del grupo de amigos, y tienden a vestir todos igual, a repetir comportamientos. Esto además tiene otra característica: aparecen criterios “nuevos” de comportamiento, que deben ser nuevos para el grupo de adolescentes, y si descubren que no lo son, los cambiarán, a no ser que pertenezcan a un grupo que revolucione (se enfrente) a la ideología dominante en su ambiente. Además esos criterios de comportamiento, sociales, morales son un absoluto para el adolescente. Por ello quien no está en la onda, está fuera del mundo, no sabe lo que está pasando (lo nuevo).

Búsqueda de criterios nuevos implica rotura con los anteriores. A nivel emocional implica mucho enfado. El enfado es la emoción relacionada con la libertad. La adolescencia es la época de la creación de esa libertad nueva, precisamente apoyada en nuevos criterios y valores. El adolescente necesita enfadarse porque necesita que se respete su nueva forma de actuar.

Revisión de vínculos y revisión de valores. Dentro de esta revisión de valores el adolescente tiene que adoptar nuevos, para ello también tiene que arriesgar porque necesita romper los límites de lo anterior, de lo que se ha encontrado. Por ello los adolescentes tienen muy poca sensación de riesgo.

Esto lleva a que tienen una relación con el miedo especial. Por un lado su nivel de seguridad de la pirámide de Maslow sigue básicamente cubierto por sus padres, sus vínculos significativos, lo que hace que no perciban las necesidades de trabajo, salud, familiar, etc. Por otro tienen esta depresión del sentido del riesgo, que les lleva a comportamientos claramente fuera de lo que los adultos consideran prudente. Como tercera faceta, tienen necesidad de experimentar el miedaodlescente_puenting1o, quieren vivirlo, encontrarse con él y vencerlo. De aquí su predilección hacia las películas de miedo: situaciones extremas de miedo. A esta faceta le llamaría gusto por el miedo.

Consciente de que hay todavía mucho más que decir, recopilo las emociones que han salido, depresión de la empatía (desconexión de los vínculos de la infancia), potenciación de la simpatía (conexión con los iguales), enfado (para lograr el propio espacio de desarrollo), y miedo (que ha perdido sus límites referenciales).

Atención emocional y coaching para educadores de niños y adolescentes

Resumen: ISIE ha desarrollado las jornadas de formación para la atención de niños y adolescentes en situación de riesgo con asistentes de toda España.

Coincidiendo con el día de los derechos del niño proclamados por la ONU, se ha celebrado la XIII Jornadas de Infancia y Adolescencia en riesgo, organizadas por Cáritas, CONFER, y la Conferencia Episcopal Española, donde han acudido participantes de toda España para tratar el tema: Atención emocional y coaching para educadores de niños y adolescentes. El contenido  de las jornadas ha sido llevado a cabo por ISIE.

Los participantes han sido sobre todo educadores de residencias de acogida a la infancia diseminadas por toda España. Una labor callada y profunda, con poco brillo pero que atiende a un número significativo de personas fuera de la educación reglada.

Ha sido día y medio de trabajo intenso donde se ha visto de un modo espectacular la necesidad de incorporar la educación emocional y el coaching al repertorio de habilidades del que deben disponer estos profesionales. El contacto diario con niños y adolescentes que carecen de redes familiares, que se encuentran en situaciones claras de riesgo de exclusión social, les lleva a necesitar nuevos y más eficaces modos de atender y de llegar a las personas para conseguir metas con ellos.

Esta idea de llegar a la consecución de metas es la que ha puesto el coaching como la habilidad más necesaria para estos profesionales. El coaching emocional, tal como se enseña en ISIE, ha demostrado también ser el modo más adecuado para atender a personas con grandes necesidades de autoestima y que crecen en situaciones muy duras.