Las necesidades se detectan por la carencia

Resumen: las necesidades se detectan por la carencia. Esto tiene una correspondencia en que las emociones desagradables tienen un fuerte carácter tendencial y son muy específicas. Las agradables no tienen ese carácter tendencial tan agudo y pertenecen a la familia de la alegría.

Hay un hecho importante en la dinámica de la gestión emocional que quiero poner de 14349772_srelieve en esta entrada. Cuando hablamos de gestión emocional no hablamos sencillamente de gestionar las emociones, sino satisfacer las necesidades que esas emociones detectan. Detrás de cada emoción primaria hay una necesidad. Una buena gestión emocional satisface las necesidades.

Ahora bien las necesidades se detectan por la carencia. Es más necesidad significa precisamente eso: carencia de algo importante, algo que se necesita. Esto implica que la carencia es agudamente detectada por el sistema sensitivo-emocional y la presencia, es decir la necesidad satisfecha no tiene ese mismo aspecto agudo, tendencial que tiene la carencia. Esto es sencillo de ver, tenemos muy claro cuando tenemos hambre y cuando hemos comido en realidad nos quedamos tranquilos y podríamos detectar ese sentimiento de satisfacción-tranquilidad, aunque muchas veces nos va a pasar desapercibido. Hasta que de nuevo la sensación de hambre nos movilice. Igual que con el hambre sucede con las demás necesidades, desde las básicas a todas las demás. Por eso somos bien conscientes si necesitamos beber, o respirar o movernos y también cuando sentimos miedo (carencia de seguridad) o enfado (al algo o alguien que sentimos ocupa nuestro territorio o nuestros derechos).

Seguramente esta característica está en la base del ser intranquilo que es el hombre, siempre en busca de lo que no tiene, con dificultad satisfecho. Algo que podemos entender bien si consideramos todo ese conjunto estructurado de necesidades que Maslow propone en su famosa pirámide. En cuanto hemos satisfecho unas necesidades otras aparecen y nos movilizan. Esto se incremente si tenemos en cuenta además los vaivenes de la vida y lo que ya habíamos conseguido aparece una crisis y de nuevo inquietos asegurando necesidades que ya parecían seguras.

Esto apunta también a una característica curiosa que llama mucho la atención en la gestión emocional: las emociones desagradables son variadas y específicas. Las emociones desagradables lo son, precisamente para movilizarnos, para decirnos que no estamos bien donde estamos, que tenemos que buscar llenar nuestra necesidad. Son necesidades con un aspecto tendencial marcado. Estamos hablando de las siguientes emociones básicas: miedo, enfado, tristeza, asco

Las emociones agradables no son tan variadas, pertenecen todas a la familia de la alegría (como emoción básica): estar contento, ilusionado, encantado, satisfecho… y pierden ese aspecto específico tendencial de las desagradables: inspiran tranquilidad, paz, serenidad, etc. estados emocionales que no tienen ese aspecto tendencial dirigido a conductas específicas.

Entre las emociones básicas solo hay una, la sorpresa que puede ser agradable o desagradable, aunque en mi percepción cuando se vuelve agradable es que ha derivado hacia la alegría (u otra emoción de la familia de la alegría) y cuando se vuelve desagradable es que ha derivado las mayor parte de las veces al miedo, y sino al enfado (o a sus respectivas familias)

Bueno, espero haber contribuido positivamente a una mejor comprensión de las emociones y de su estructuración y función y especialmente a la constatación de que las necesidades se detectan por la carencia, algo que debemos tener muy presente en cualquier gestión emocional.

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