Focalizar la emoción en 6 sencillos pasos

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Esta es la habilidad básica necesaria para una adecuada gestión emocional individual. destreza que todo docente del siglo XXI debe poseer.

Esta es también la herramienta central para el coaching emocional

Está basada en Leslie Greenberg (Terapia Focalizada en la Emoción) y en Eugene T. Gendlin (Focusing) y es el modo de acceder a la emoción para utilizarla como guía, tanto para fijar un objetivo al alumno como para fomentar su motivación.

151207 Focalizar la emoción en 6 sencillos pasos

La AUTENTICIDAD en la relación docente

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La autenticidad es una de las 3 actitudes que Carl Rogers establece como condiciones necesarias y suficientes para establecer una relación saludable. Las otros 2 son empatía y aceptación positiva.

Se podría sintetizar como la capacidad de ser uno mismo en la relación, sin máscaras. Rogers lo expresa así: «He descubierto que cuanto más auténtico puedo ser en la relación, más útil me resulta esta última. Esto significa que tengo que tener presentes mis propios sentimientos y no ofrecer una fachada externa, adoptando una actitud distinta de la que surge del nivel más profundo o inconsciente. Ser auténtico implica también la voluntad de ser y expresar, a través de mis palabras y mi conducta, los diversos sentimientos y actitudes que existen en mí. […] Sólo mostrándome tal como soy puedo lograr que la otra persona busque con éxito su propia autenticidad». (Rogers, C., El proceso de convertirse en persona, Paidós, Barcelona, 1987, p. 41).

Como se puede entender fácilmente esta condición se refiere a la persona que en principio es la autoridad de la relación: el docente, el coach, incluso el terapeuta o psicólogo, y digo en principio, porque es precisamente la autenticidad la condición que permite hablar de una relación de iguales. Objetivo que Carl Rogers persiguió para la relación terapéutica durante sus 30 años de relación con Martin Buber. Es precisamente la autenticidad la actitud que introduce a la persona del docente en la relación y le introduce como la persona que realmente es con sus fallos y sus aciertos, con sus sentimientos, sus enfados y sus miedos. Fijémonos bien, solo de este modo la relación es una relación verdaderamente sana.

Rogers llegó a afirmar que la autenticidad era la más fundamental de las tres actitudes. Según él, no significa tener que expresar todos nuestros sentimientos a la otra persona. No es una opción por la total claridad, algo que en la realidad entre personas resulta ingenuo. Lo que significa es que el docente o el coach no se niega a sí mismo ninguno de los sentimientos que está experimentando y que está dispuesto a aceptar cualquier sentimiento persistente que exista en la relación y dejar que éstos sean conocidos por el alumno. Significa evitar la tentación de presentar un rol o esconderse tras una máscara de profesionalismo.

La autenticidad evita que la empatía se convierta solo en un espejo, un reflejo frío de lo que le pasa a la otra persona. Esto se situaría muy lejos de la actitud necesaria para el docente o el coach, porque le pondría como un observador de la situación y un observador objetiviza y diagnostica (estaríamos en la relación YO – ELLO de Martin Buber). La actitud que se busca se sitúa precisamente en las antípodas de esa, el docente-coach debe trabajar en el marco de referencia de su alumno, debe de algún modo ser otro yo con él, no tomar distancia. En este punto estaría la clave de las actitudes del enfoque que defendemos aquí.

La autenticidad tiene dos caras: una interna y otra externa. La interna hace referencia al grado en el que el docente se muestra receptivo, a su propia experiencia interna. Este lado se llama “congruencia”. Se trata de qué el docente sepa realmente lo que le sucede por dentro. Por decirlo de un modo coloquial: que esté conectado con sus tripas.

La cara externa hace referencia a la comunicación verbal explícita del docente-coach de sus percepciones conscientes, actitudes y sus sentimientos. Este aspecto se denomina «transparencia» o “autorrevelación”. Un docente congruente puede ser muy transparente o mínimamente transparente, ya que la transparencia, como hemos dicho ya, tiene grados; un docente transparente puede ser congruente, o no. En este caso se convertiría un docente «peligroso», porque no conoce su propia experiencia interna y eso va a repercutir en su relación con sus alumnos generando problemas de comunicación.

Luego el docente necesariamente debe ser congruente y conocerse a si mismo y también debe ser transparente, pero debo graduar esta transparencia en bien del alumno: ni es necesario decirlo todo, ni tampoco es oportuno no comunicar nada de la propia experiencia, esto eliminaría la autenticidad de la relación.

Una última idea, es la autenticidad la que permite el docente introducir los límites en la relación, limites que por tanto van a ser auténticos, porque se encuentras basados en sus limitaciones como persona humana, tanto a nivel personal como profesional.

LA EDUCACIÓN EN POSITIVO COMIENZA POR UNO MISMO

Profesor y estudiantes

Carolina Pérez Ruiz. Maestra Audición y Lenguaje, Especialista en Psicología Positiva e Inteligencia Emocional. EMOTIVACPC. www.emotivacpc.es.

La educación en las aulas es responsabilidad del adulto que las habita, en lo que se refiere a  que como maestros presentamos un espejo en el que los alumnos se miran cada día, dentro de un espacio de experiencia de vida, no sólo de aprendizaje de contenidos curriculares. Por ello, cabe destacar como importantísimo que los profesores nos dediquemos la primera mirada hacia nuestro propio modelo, y así poder ser coherente con las expectativas que nos marcamos respecto a los alumnos.

A menudo, se escucha decir en los claustros de profesores que los alumnos están desmotivados, que existe muy poco respeto o que no saben relacionarse entre ellos, ni resolver conflictos de manera autónoma…

Efectivamente, se observan muchos de esos patrones de conducta en los alumnos, pero ¿cómo nos relacionamos los profesores dentro de un mismo equipo educativo? ¿qué modelo comunicativo ejercemos con el alumnado?, o la existencia de una tendencia masiva a juzgar a las familias, sin ser empáticos con las dificultades que entraña la paternidad, la conciliación de la vida familiar y laboral, con el añadido de que alguno de sus hijos presenten dificultades específicas de aprendizaje. Sigue leyendo

Pienso, luego me estreso

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Kenia Navarro. Psicóloga clínica y coach emocional formada en  ISIE. www.alighthouse.es

¿Te identificas con las frases siguientes?

  • La soledad me mata. Si no tengo a alguien cerca siempre, me siento desprotegido/a, no podré conseguir nada.
  • Me siento mal cuando me falta la aprobación y el cariño permanente de todos.
  • Vivo en alerta por los peligros que puedan surgir.
  • Es peor enfrentarse a los problemas porque generas más problemas.
  • El peso de mi pasado me impide mejorar en el presente y en el futuro.
  • Cada vez que me equivoco, me siento muy mal y me cuesta afrontarlo.
  • Me dejo la piel en ser alguien importante en la vida. No puedo soportar el no haberlo conseguido.
  • El resto del mundo goza de más suerte que yo y no tienen que enfrentarse a ese mundo hostil que se ha creado para mí.
  • Necesito sí o sí que los que me rodean actúen de forma agradable, considerada y justa.

¿Con cuántas te has identificado?

Todas estas frases se corresponden con ideas irracionales que aumentan nuestro nivel estrés.

Las ideas irracionales se basan en esquemas mentales que utilizamos como máximas y actúan de filtro negativo de la realidad. Nuestro sistema de creencias y valores, genera nuestras emociones. Las creencias racionales suelen ser más flexibles, más adaptativas y menos exigentes con el entorno y con nosotros mismos.

Albert Ellis señaló que buena parte de los problemas psicológicos se deben a patrones de pensamientos irracionales, centrando su teoría en que “Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos” como decía el filósofo estoico griego Epicteto. Si somos capaces de cambiar esos esquemas mentales, seremos capaces de generar nuevos estados emocionales menos dolorosos y más acordes con la realidad.

Las profesiones de servicios humanos o de ayuda, tales como los profesionales sanitarios y los educadores, sufren la presión de factores estresores diversos (alta exigencia, falta de recursos, mal clima laboral…). Cuando la experiencia de estrés se prolonga en el tiempo, y sin esperanza de solución, puede desencadenar lo que se conoce como burnout, que va acompañado de agotamiento físico, intelectual y emocional.

Además de los estresores externos, podemos encontrar estresores internos que nos ponen trabas para afrontar los problemas con éxito.

Por señalar un ejemplo, en España, las investigaciones realizadas con profesorado de Secundaria[1] han señalado tres factores que predisponen al estrés en este perfil profesional:

  • Altas creencias de inadecuación por no ser lo suficientemente bueno, no estar preparado o no estar alineado con los valores del proyecto educativo.
  • Mayor número de actitudes autoritarias hacia los alumnos, con temor a perder el control y a la falta de respeto de sus alumnos.
  • Una baja tolerancia a la frustración cuando las cosas no salen según lo previsto o se cometen errores.

La presencia de estos factores va asociada con situaciones de  agotamiento emocional,  ansiedad, síntomas depresivos, parálisis ante los problemas, desvitalización, somatizaciones… Detrás subyacen ideas irracionales; sostenerlas acaba pasando una factura emocional.

Como señaló Dilts[2], las ideas irracionales son como virus mentales, que generan incapacidad y sufrimiento. Modificando estas ideas, cambiaremos nuestro estado emocional. Si cuestionamos nuestras creencias irracionales, si reflexionamos sobre cómo es nuestro diálogo interno – aquello que nos decimos sobre lo que nos sucede-, ampliaremos nuestra visión de la realidad, pasaremos de estados de frustración e impotencia a sentir la fuerza para actuar y resolver lo que nos angustia.

¿Qué nos ayuda a modificar las ideas irracionales? Empieza por estas 7 claves emocionales:

  1. Reconoce tus emociones en juego y su intensidad. Acéptalas como son.
  2. Preguntarte si lo que te dices/piensas es exacto (adecuado a la situación) o exagerado.
  3. Sé consciente y da a conocer tus necesidades.
  4. Toma conciencia de que eres parte del problema y de la solución.
  5. Predisponte para aprender y adaptarte a los cambios.
  6. Haz memoria de tus logros anteriores.
  7. Concédete un rato para tí en algún momento del día, ponte en alguna situación que te hagan sentir bien.

[1] Villa Sánchez, A., Calvete Zumalde, E. (1999) Estrés y Burnout docente: influencia de variables cognitivas. Revista de Educación, núm. 319 (1999), pp. 291-303.

Prieto Ursúa, M., Bermejo Oro, L. (2005) Creencias irracionales en profesores y su relación con el malestar docente. Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.° 1 – Págs. 45-64. ISSN: 1135-0806

[2] Dilts, R. (2003) El poder de la palabra: PNL Programación Neurolingüística.  Urano.

El vínculo y el miedo al abandono

18523829_sTodas las investigaciones confirman la teoría de Bowlby sobre la importancia del apego en el bebe humano, es decir la formación de un vínculo muy fuerte y especial con una figura significativa, habitualmente su madre. Aquí me voy apoyar especialmente en los trabajos del laboratorio Sara Mangelsdorf de la Universidad de Illinois ha estudiado el apego saludable y sus manifestaciones y tiempos en los bebés. Evidentemente la formación del apego tiene una evidente ventaja evolutivo pues el bebe humano nace ligado a su madre y es en ella donde puede encontrar protección y alimento.

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La plástica como herramienta de expresión emocional

Carolina Pérez Ruiz. Maestra Audición y Lenguaje, Especialista en Psicología Positiva  e Inteligencia Emocional. EMOTIVACPC. www.emotivacpc.es

Desde que somos pequeños, buscamos la forma de comunicarnos con el mundo ya sea a través de gestos, la palabra, la música, el baile, construyendo, dibujando… La expresión artística es un recurso inherente al ser humano.

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Dislexia: Atención en el aula desde un marco positivo.

Carolina Pérez Ruiz. Maestra Audición y Lenguaje, Especialista en Psicología Positiva  e Inteligencia Emocional. www.emotivacpc.es

La dislexia puede definirse como una dificultad de aprendizaje de la lecto-escritura, que afecta a la distinción de letras o grupos de letras, memorización, falta de ritmo, dificultades para su orden y colocación, en la sintáxis… y, por lo tanto, dificultades generalizadas en la integración de todos los aprendizajes en relación directa con los procesos lecto-escritores.5252884_s

Cuando los alumnos potenciales de dislexia llegan a Primaria, sin tener trabajadas habilidades previas y sin diagnosticar, enfrentarse a las tareas propias del ciclo se hace muy dificultoso y también muy frustrante, porque se encuentran sin recursos  y, a menudo, comienzan a aparecer síntomas de afectación emocional.

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